• Menos presión al BCRA.
• Dólar, pesos y “dollar linked”.
La política de desendeudamiento llegó claramente a su fin en este 2015. En lo que va del año, el Tesoro ya emitió bonos por el equivalente a $ 70.000 millones y se estima que hasta fin de año colocará aproximadamente otros $ 30.000 millones. De esta forma, el monto total que habrá colocado casi en su totalidad en el mercado local, pero una porción menor en el internacional, ascenderá a $ 100.000 millones.
Las próximas proyecciones, sin embargo, podrían estar por encima de este nivel, teniendo en cuenta los 780 millones de dólares en Bonar 24 que se acaban de emitir para compensar a las empresas por la aplicación del programa Petróleo Plus. Incluso aún no está totalmente descartada la posibilidad de que el Gobierno intente una ampliación de este mismo título para seducir a los inversores a quedarse en bonos una vez que cobren el Bonar 2015 a principios de octubre.
La cifra de las colocaciones realizadas por el Tesoro cobra mayor dimensión si se las calcula en dólares. Al tipo de cambio oficial, el Tesoro ya colocó en lo que va del año una cifra equivalente a u$s 7.700 millones y superaría los 10.000 millones de dólares para fin de año. Esta deuda no es intrasector público, como otras colocaciones realizadas por el Gobierno en los últimos años tanto a la ANSES como al BCRA. Por lo tanto, sí debe ser considerado como un incremento de la deuda exigible y emitida en su totalidad a un cortísimo plazo, que va de mediados de 2016 a principios de 2018.
La ventaja en este caso es que la mayor parte fue emitida en pesos en el mercado local. Los Bonac, que ajustan de acuerdo con la evolución de la tasa de interés local representan el grueso de las emisiones, a una tasa promedio de entre el 26% y el 27% en moneda local. Luego están las emisiones de Bonar, especialmente la realizada en el mercado internacional en marzo por 1.415 millones de dólares, que es obviamente un plazo más prolongado. Y por último están los títulos que ajustan por la evolución del dólar oficial (es decir los Bonad, bajo el esquema «dollar linked»), que se emitieron durante agosto. Es probable que el Gobierno insista con la colocación de este título en lo que resta del año, por dos razones: la fuerte necesidad de liquidez que tendrá en el último trimestre del año y, al mismo tiempo, el interés de los inversores por este papel, apostando a un ajuste del tipo de cambio oficial.
A lo largo de 2015 hubo un cambio en la estrategia oficial para financiar las necesidades fiscales. Con el aumento del déficit, resultó imposible pedirle al Banco Central que siga emitiendo al ritmo que lo venía haciendo para financiar al Tesoro. Por otra parte, la Carta Orgánica impone límites a los adelantos transitorios. Por lo tanto, parte de esa necesidad de fondos tuvo que cumplirla directamente el Gobierno. El BCRA, de esta forma, también pudo reducir la cantidad de Lebac y Nobac que emite para absorber pesos. La tasa de interés de estos títulos genera un fuerte peso en las cuentas de la entidad monetaria, que se refleja en el denominado resultado cuasi fiscal. Este año no arrojará déficit debido a las ganancias contables que acumuló la entidad en 2014 por $ 78.000 millones, la mayor parte obtenida por la devaluación del peso. Pero el año que viene la historia podría ser distinta, debido a que habrá menores ganancias si es que el tipo de cambio se sigue moviendo en cámara lenta como sucede desde que arrancó el año.
Para el año próximo se estima que el Tesoro deberá buscar aún más financiamiento, sólo que la apuesta será conseguir una parte en el mercado local y otra porción entre inversores internacionales. Pero para eso primero el próximo Gobierno deberá primero negociar con los holdouts y procurar salir del «default técnico» en el que entró en julio del año pasado.
Fuente: http://www.ambito.com/diario/noticia.asp?id=806998