• Son un aterrizaje suave, desdoblamientos o retoques del índice.
• Las expectativas del mercado.
• Tasas negativas.
Los títulos que ajustan su capital por la evolución del dólar oficial se transformaron en el gran producto del momento para los inversores. La gran demanda por el Bonad 2017, el título que emitió el jueves el Tesoro, pero que ya había sido colocado inicialmente en agosto, así lo demuestra.
Lo que hay detrás de esta ola de compras es claramente la expectativa de un salto del dólar oficial con el cambio de Gobierno. Obviamente nadie espera que se produzca inmediatamente después del 10 de diciembre, pero sí en los meses subsiguientes. Esto explica por qué se trata de bonos que cotizan con tasas negativas, de hasta -8% anual en pesos. Sucede que estos rendimientos negativos deberían ser compensados -al menos en la teoría- por un importante incremento del dólar oficial.
El atraso cambiario acumulado, en especial luego de la fuerte devaluación del real efectuada por Dilma Rousseff, lleva a pensar a la mayoría de los inversores que el escenario más factible es que aquí también se produzca un sinceramiento del tipo de cambio. La brecha entre el dólar oficial ($ 9,40) versus el contado con liquidación (arriba de $ 14) y el «blue» también presupone que el atraso del tipo de cambio es poco menos que insostenible.
Pero en paralelo con este tipo de apuesta hay algunos peligros que podrían empañar los cálculos previos que realizan los inversores. Éstos son algunos puntos centrales que conviene saber antes de comprar algún bono de estas características o de entrar en un fondo común de inversión que apunta a este instrumento.
• El nuevo Gobierno encara un «aterrizaje suave»: En este escenario, el ritmo de devaluación se mantendría más o menos en los niveles actuales, pero no superaría la inflación mensual. Mientras tanto, se intentaría con otro tipo de medidas para devolverle la competitividad a algunos sectores, como las economías regionales. La apuesta principal en esta dirección sería la rebaja y en algunos casos la eliminación de las retenciones a las exportaciones. Si se avanza con esta alternativa, obviamente los bonos ajustados al dólar oficial dejan de ser una buena alternativa, ya que al arrancar de una tasa negativa no llegarían ni siquiera a empatarle a la inflación.
• Desdoblamiento cambiario: es quizás el principal peligro para un bono que ajusta por dólar oficial. Aunque ninguno de los candidatos lo propuso, no se puede descartar que se vaya a un esquema de estas características en una transición antes de liberar el mercado cambiario. En ese caso, habría un dólar financiero para la mayoría de las transacciones, incluyendo pago con tarjeta en el exterior o contratación de paquetes turísticos. Este tipo de cambio se parecería a lo que hoy equivale al «contado con liqui», que hoy cotiza por encima de los $ 14. El dólar oficial, en cambio, mantendría un bajo ritmo de devaluación y se alejaría del financiero, lo que incrementaría la brecha cambiaria. Semejante paso tampoco es favorable para los bonos «dollar linked».
• Que se falsee el índice: el dólar de referencia que figura en la cláusula de los bonos que emite el Gobierno con ajuste dólar surge de la comunicación «A» 3.500 del Banco Central, que informa diariamente cuál es el tipo de cambio que debe tomarse para calcular a cuántos pesos equivale un dólar. El Gobierno empezó a manipular el índice de inflación desde 2007 y provocó una subestimación del CER, la cláusula que utilizan los bonos para ajustar de acuerdo con la evolución del índice de precios oficial. También estaría la posibilidad de seguir comunicando un dólar de referencia «trucho» o que no se utilice para ninguna operación, salvo para el cálculo de cómo debería ajustarse el capital de un bono «dollar linked», afectando por supuesto su cotización. El problema es que una decisión de estas características impediría al Tesoro seguir utilizando esta cláusula de ajuste para financiarse, tal como en su momento pasó con los bonos con ajuste CER, por lo que el Gobierno resultaría el principal perjudicado. Un dato no menor es que los Bonad no incluyen cláusulas alternativas al cálculo del dólar de acuerdo con la Comunicación «A» 3.500, por lo que no se puede recurrir a una cotización distinta para el tipo de cambio oficial.
Fuente: http://www.ambito.com/diario/noticia.asp?id=808403