Cualquiera sea el ganador en el ballottage, intentará destrabar el ingreso de capitales. La dificultad se verá en el Congreso porque ni Macri ni Scioli gobernará en mayoría
El final está a la vista. Después de 14 años de aislamiento de los mercados de capitales internacionales ?debido a una extenuante disputa legal con un grupo de hedge funds norteamericanos? ahora hay grandes esperanzas de que Argentina pronto vuelva al ruedo.
Tras ocho años de gobierno de la presidenta Cristina Fernández de Kirchner, los argentinos elegirán un nuevo líder el 22 de noviembre que, casi seguramente, hará un intento por resolver una pelea que privó de dólares a la economía.
Sea el nuevo presidente el alcalde de la ciudad de Buenos Aires Mauricio Macri, o el gobernador de la provincia de Buenos Aires Daniel Scioli, que recibe el respaldo del gobierno actual, ambos se comprometieron a poner fin al largo enfrentamiento legal ?ya sea por convicción ideológica o necesidad.
Macri, considerado por muchos el favorito tras los sólidos resultados que obtuvo en la primera vuelta electoral el mes pasado, se compromete a abrir la economía argentina al mundo, incluyendo el acceso sin trabas a los mercados financieros. «Lo importante es no tener conflictos con el mundo», aseguró Macri en una entrevista en la que prometió resolver el conflicto con los holdouts, quienes en 2012 obtuvieron un fallo de un tribunal norteamericano que impide al gobierno hacer pagos de deuda a menos que simultáneamente les pague a ellos en su totalidad.
Scioli, por su parte, quizás se mueva aún más rápido que Macri para poner fin al problema, según un allegado al candidato ungido por CFK como su sucesor. «Para Scioli, es muy importante resolver el tema de los holdouts porque es la única manera de abrir la puerta al dinero proveniente del extranjero», dijo. Agregó que la reticencia de Scioli a eliminar los controles de capital rápidamente y reducir los costosos subsidios a diferencia de lo que propone Macri implica que tendrá que buscar financiación externa para reducir el déficit fiscal de 8% del PBI.
La negativa de CFK a negociar con lo que ella llama «fondos buitre» obligó al gobierno a imprimir dinero para financiar el déficit. Eso derivó en una de las mayores tasas de interés del mundo.
Si bien el nuevo gobierno estaría dispuesto a resolver la disputa con los holdouts, que están encabezados por Elliot Management del multimillonario norteamericano Paul Singer, eso no quiere decir que lo logren. Quizás llegar a un acuerdo sea más difícil de lo que algunos prevén.
«El acuerdo que funcionó en 2005 no funcionó en 2008, y lo que funcionó el año pasado quizás no funcione hoy o en enero», señaló Marcelo Etchebarne, abogado argentino que reside en Nueva York y sigue de cerca el caso.
Y complicando aún más las cosas, Thomas Griesa, el juez de Nueva York que resolvió aplicar la cláusula «pari passu» a los bonos que ahora ascienden a u$s 1.700 millones? hace poco amplió el alcance de esa orden. Ahora será aplicable a los llamados «me too», que tienen reclamos por al menos u$s 6.100 millones y representan a la mayoría de los holdouts que se negaron a aceptar las reestructuraciones de 2005 y 2010 que ofreció Argentina. «Esto hará que las negociaciones sean aún más complicadas para Argentina y los holdouts», aseguró Etchebarne.
El arreglo al que se llegue debería luego ser aprobado por el Congreso argentino, pero cualquiera sea el ganador de las elecciones no tendrá el control de una mayoría. Eso podría ser problemático para Macri, que probablemente enfrente una feroz oposición de los legisladores de izquierda más extrema.
Otra preocupación es que el acceso de Argentina a los mercados de capitales podría ser complicado por la crisis política y económica en Brasil y la inminente alza de las tasas de interés en Estados Unidos, además del continuo deterioro de la economía argentina, incluyendo el nivel de reservas internacionales, el déficit fiscal y la inflación.
Otro desafío es resolver la situación sin provocar una «aceleración» de los pagos de deuda, a través de la cual los grupos de bonistas con deuda reestructurada y defaulteada por Argentina el año pasado podrían exigir el pago inmediato, lo que efectivamente derivará en un nuevo default.
Sin embargo, Mauro Roca, economista de Goldman Sachs, asegura que Argentina al menos tiene algo de tiempo para resolver el problema debido a que los desequilibrios externos son los menos severos de todos sus desafíos macroeconómicos. El déficit de la cuenta corriente es moderado, mientras que los pagos de deuda del año próximo son relativamente bajos.
«No parece probable que el deterioro de las condiciones macroeconómicas en el corto plazo sea suficiente para forzar a la próxima administración a apresurarse a encontrar una solución rápida con los holdouts», afirmó.