Se debate si parte del traslado a precios ya se realizó por la suba del blue y qué programa inflacionario habrá que aplicar para contener la inflación ante la inevitable devaluación
Resolver el atraso cambiario y unificar los tipos de cambio se volverá inevitable para el nuevo gobierno. Pero el consiguiente aumento de la inflación significará un desafío. Según coinciden los expertos, lograr un traslado menor dependerá del componente transable en la canasta de bienes de consumo, en cuánto el tipo de cambio oriente las expectativas de inflación y del programa monetario que acompañe el ajuste cambiario.
Según un informe de M&S Consultores, de Carlos Melconian y Rodolfo Santángelo, «eludir la corrección para eludir el “pass through” es inviable. La premisa es realizar la corrección cambiaria en el marco de un programa monetario, fiscal, de financiamiento del sector público y salarial que decante en un traslado a precios ?razonable?, inferior al de 2014 de la mano de una devaluación aislada, con alta inflación y sin programa. La política monetaria es el instrumento más efectivo en los primeros meses. Después, la política más efectiva será moderar el déficit fiscal».
Según escribe Eduardo Levy Yeyati en foroeconomico.org, un argumento contra el temor a una devaluación inflacionaria es que «en la medida en que el nuevo gobierno proponga desde el primer día un programa monetario realista con indicaciones de inflación creíbles, la expectativa de inflación se desacoplará de la variación del tipo de cambio». Sucede que el grado de traslado de una devaluación a precios depende del contexto macroeconómico (inflación, nivel de actividad) y sectorial: qué porcentaje de bienes es transable o no transable. Según M&S, la canasta de precios minoristas reúne un 55% de bienes transables -un 27% de exportables (como los alimentos) y 28% de sustitutos de importaciones (como la indumentaria)- y un 45% de no transables -35% de servicios (como educación y salud) y 10% de tarifas públicas-.
Tras la devaluación de 23% de 2014, los transables igualaron el salto cambiario a los seis meses. Hoy el atraso cambiario es mayor, el nivel de actividad es más bajo, el desempleo es un poco más alto y los precios suben menos. «Está claro que una parte de los precios esté fijada a un tipo de cambio más alto que el oficial, pero hay tarifas cuasi congeladas, Precios Cuidados y otras regulaciones. La elevada liquidez (aunque no dramática) es un factor que juega en contra de un bajo ?pass through?. Sectorialmente, una suba en el paralelo de las tarifas públicas alimentará la suba de precios y el ?pass through?», dice M&S.
Quantum Finanzas infiere por el hecho de que la inflación mensual (2%) de este año duplica la devaluación mensual (1%), y pese a la mayor expansión de dinero (3% mensual), «que parte de la corrección de precios puede haber estado anticipando la devaluación del tipo de cambio oficial, en niveles que convergen a medidas alternativas (CCL o blue)». «Si el tipo de cambio convergiese a niveles cercanos al dólar blue cabría esperar menor alza en precios que ya anticiparon (servicios) y mayor en los más rezagados, con alimentos teniendo una incidencia del 15% en el índice de precios minoristas y vivienda (incluye tarifas), con una del 5%», dice la consultora. Según su informe, los precios menos controlados, principalmente de los servicios (19% a 23%), se movieron más en línea con la variación del blue (+28%), mientras que los alimentos y bebidas (+16%) superaron al dólar oficial (+11%) y quedaron por debajo del paralelo.
Levy Yeyati considera que el hecho de que los precios hayan subido menos que el dólar oficial refleja que éste jugó el rol de ancla nominal. «En ausencia de un ancla nominal (un programa monetario) que oriente las expectativas de inflación, el dólar suele ser tomado al menos parcialmente como proxy, generando dolarización real (indexación implícita o explícita al dólar de los precios de bienes y servicios, independientemente de su componente transable)». De ahí el uso y abuso de las anclas cambiarias. «Al pasar de un ancla cambiaria a un ancla de inflación, se elimina el nexo artificial entre dólar y precios, y el traslado cae a su nivel natural, de entre 5% y 10%», concluye.