• La licitación del BCRA dejará mayores costos para créditos y plazos fijos
Será un cambio difícil de digerir para una economía acostumbrada durante muchos años a tener, con algunas excepciones, tasas de interés menores que la inflación. La licitación de deuda del Banco Central será hoy la señal de largada para que los costos de financiamiento de todo el sistema se disparen de un momento a otro a niveles superiores, al menos, del 30% anual. Y será un primer paso necesario, a la vez, para que el Gobierno pueda mover el dólar en las próximas horas con más velocidad y desatar, de a poco, el cepo cambiario.
El presidente del BCRA, Federico Sturzenegger, dio ayer la orden de que el organismo saliera hoy a ofrecer sus Letras sin precios determinados, como lo hicieron todos sus antecesores. Las tasas surgirán de la demanda y oferta del mercado si bien el organismo será el que decida colocar o no esos títulos.
Se sumarán como una novedad, esta vez, Lebac notablemente más cortas, de sólo 35 y 56 días de plazo. El objetivo es poder colocar deuda -y como contrapartida, absorber pesos- sin necesidad de convalidar un repunte de tasas desmedido.
Las Letras se negocian desde hace ya algunas ruedas en el mercado secundario con rendimientos que superan en al menos seis puntos porcentuales a los que dejó Alejandro Vanoli en el final de su gestión: las que vencen a 60 y 90 días, que tuvieron un retorno del 29% anual en la última licitación, cerraron ayer con uno del 35%. Es, lógicamente, el mismo costo que se espera que afronte el Banco Central en la colocación de hoy. Y que terminará por contagiar a buena parte de los activos e instrumentos de toda la economía.
El movimiento que se producirá hoy en las Letras tendrá un efecto directo sobre los costos de todo el sistema financiero. Si bien las tasas de interés de las Lebac son siempre una referencia para todo el mercado, las que son a 90 días fueron fijadas específicamente por el Gobierno anterior para determinar los retornos mínimos que los bancos deben pagar por los plazos fijos minoristas y, con algo más de rezago, las tasas máximas que pueden cobrar por los créditos personales, prendarios y a través de tarjetas de crédito.
El plan del macrismo es hacer más atractivas las alternativas en pesos, desalentar la demanda de dólares y frenar, de este modo, una corrida cambiaria presente desde hace tiempo y sólo contenida por los controles. Por un ahorro pequeño a 30 días las entidades podrían empezar a ofrecer, a partir de esta semana, rendimientos mayores que el 30% anual. El aumento en el costo de fondeo pone un piso a las tasas activas que los bancos deben cobrar por las líneas que prestan a empresas y particulares. Y actuará de esta manera como una medida contractiva sobre la liquidez de la economía: el sector privado tendrá más incentivos para mantener «ocioso» su dinero, depositado en las sucursales a bancarias, y verá menos atractivo el uso de créditos para financiarse. El fenómeno reduce la disponibilidad de pesos en el público y ayuda a desalentar la compra de divisas en el mercado cambiario.
Sturzenegger está dedicado en estas semanas, entre otras cosas, a la tarea de equilibrar la cantidad de pesos y dólares que circulan en la economía. Para esto no sólo debe absorber liquidez en moneda local, como lo hace a través de estas medidas de política monetaria, sino también a aumentar los stock de moneda extranjera. En estos días partieron rumbo a China dos funcionarios de línea del Banco Central: el objetivo es consolidar las negociaciones que se establecieron con el organismo de ese país por el swap de monedas durante la gestión de Vanoli, que permitió engordar en u$s 11.000 millones las reservas brutas y que alcanzó para calmar a los mercados.
Fuente: http://www.ambito.com/diario/noticia.asp?id=819837