El hábito de algunos argentinos parece mantenerse intacto a pesar de las circunstancias. Si bien en las mesas de dinero perciben ahora una fuerte demanda de plazos fijos en pesos -por el aumento de las tasas de interés que resolvió el Banco Central-, la compra de dólares oficiales que hacen algunos ahorristas a principios de cada mes es incluso algo más alta desde que el Gobierno levantó las restricciones. Ayer, en el primer día de operaciones cambiarias y con los sistemas ya funcionando a pleno, los bancos vendieron más de u$s 100 millones en las ventanillas a clientes -según estimaciones privadas- a un precio que se ubicó cercano a los $ 13,25.
El verdadero cambio de tendencia, a partir de la liberación del cepo se ve en otros factores: la colocación cada vez mayor de nuevos depósitos en pesos a plazo y la aparición de una mitad de ahorristas que, en este nuevo escenario, cree que el dólar dejó de ser una inversión atractiva y decide desprenderse de sus billetes al nuevo tipo de cambio oficial. De acuerdo con las mismas estimaciones, ayer se registraron ventas minoristas de divisas en el sistema financiero de unos u$s 50 millones. El pago que obtuvieron estos particulares por vender sus divisas fue ayer un 15% mayor al que hubieran recibido con el cepo vigente, cuando el dólar «ahorro» era de $ 11,60. La oferta de estos billetes ayuda a atenuar el impacto de una demanda que en el mercado cambiario está totalmente compensada y abastecida por una fuerte oferta que acercan las cerealeras, y que se ubica ahora en los u$s 400 millones por día.
Con todo, en las mesas de dinero de los bancos llama todavía la atención el bajo volumen que mantienen las importaciones. El Ministerio de la Producción autorizó a fin de la semana pasada 36.000 declaraciones juradas anticipadas (DJAI) que estaban demoradas por el Gobierno anterior, pero en el mercado la presión no se empezó a sentir. Las compras al exterior tienen por ahora una participación menor en la plaza cambiaria: se ven pocas operaciones y la oferta del agro supera varias veces a la demanda total de los ahorristas e importadores.
Hay un fenómeno detrás de esto: la suba del tipo de cambio oficial ya actúa como un efecto disuasivo para los grandes operadores y es una barrera de contención en el mercado. La mayoría de las declaraciones juradas que fueron aprobadas en los últimos días se pidieron cuando el dólar estaba cercano a los $ 9,80. Realizarlas ahora implicaría asumir un costo en pesos un 30% más alto, en un escenario en el que la actividad no parece todavía ayudar demasiado para colocar nuevos productos.
El mercado cambiario, que el jueves había negociado u$s 125 millones y el viernes otros u$s 261 millones, llegó a mover ayer u$s 284 millones. Todavía no parece haber llegado a su mayor esplendor: el total de las operaciones es prácticamente el mismo que se registraba diariamente cuando regía el cepo cambiario (si bien el volumen en pesos es un 30% mayor). En los bancos esperaban que las ruedas empezaran a concentrar en los próximos días un volumen de entre u$s 400 y u$s 600 millones por jornada.
Las declaraciones juradas recién aprobadas representan importaciones por unos u$s 2.000 millones que deberían desembarcar en el mercado cambiario en las próximas semanas. En el Banco Central, además, hay quienes consideran que un dólar oficial demasiado apreciado, por debajo de los $14, será inflacionario para la economía local, y que convendrá evitar que se estabilice en estos niveles, inferiores ya a los $ 13.
Fuente: http://www.ambito.com/diario/noticia.asp?id=820783