Los bancos empiezan a percibir algunas señales de que el dólar podría estar, a esta altura, por encima de sus valores normales. El tipo de cambio subió ayer por sexto día consecutivo y llegó a tocar un récord de $ 14,20 para los ahorristas. Pero en el mercado mayorista sigue sin fuerza para perforar la barrera de $ 14 y se desinfla cada vez que se acerca a ese nivel. Ayer cerró en los $ 13,90.
En las mesas de dinero reconocen ahora que, en esta zona, la divisa puede estar ya explorando sus máximos. La demanda minorista a estos precios ya es muy baja (cayó de u$s 75 millones a u$s 50 millones diarios según estimaciones privadas) y se cree que el Banco Central se esforzará por evitar la volatilidad. «A estos precios, con una tasa del 30% anual, ya existen vendedores», aclaró ayer a este diario una alta fuente del sistema financiero.
Los ejecutivos enumeran algunos indicios que podrían prenunciar una caída hasta los $ 13,50 en el segmento mayorista. El primero de ellos es el mercado de futuros. Ahí, por ejemplo, los precios de los contratos de la divisa reflejan precios absurdos y tasas implícitas que sugieren una devaluación esperada de sólo 1% anual a lo largo de enero y de apenas 16% anual hasta marzo. Según las cotizaciones que quedaron ayer, el sector privado está previendo que el dólar se mantenga por debajo de los $ 14,50 hasta mediados de abril. Demasiado bajo para una economía con inflación del 25% anual y que sufrirá los efectos de la depreciación de monedas de sus socios comerciales.
Las pantallas muestran que en este mercado de futuros existe un desarbitraje que no tardará en ser reparado por los inversores: la distancia entre el dólar oficial al contado y las cotizaciones a futuro debería ampliarse hasta quedar en sintonía con las tasas de interés de referencia del sistema financiero, que suelen determinar de alguna manera el valor de los contratos y que hoy se ubican por encima del 30% anual. Esto puede suceder a partir de una suba de los precios de estos derivados o de una baja en el dólar spot. En el mercado se inclinaba, ayer, por esta segunda opción: la posibilidad de que esté inflado el tipo de cambio mayorista y de que pueda tender hacia la baja en las próximas semanas.
El segundo indicio de que el dólar oficial puede haber encontrado un techo se ve en el mercado cambiario spot. La aparición de la liquidación de las cerealeras cada vez que el tipo de cambio mayorista amenaza con subir por encima de los $ 14 puede interpretarse como una señal de que hay expectativas de que no tendrá en las próximas semanas mucho mayor recorrido. Esto sucedió, puntualmente, en los últimos dos días: el dólar se disparó en las primeras horas pero se hundió levemente sobre el final. Si los sojeros esperaran un dólar más caro en el corto plazo encontrarían incentivos para mantenerse al margen de los negocios. Pero, por ahora, la plaza cambiaria se regula a sí misma sin necesidad de que el Central intervenga con ventas de billetes.
El tercer indicio se ve en la fuerte absorción de pesos que, aún con baja de tasas de interés, logró hacer el Gobierno mediante distintos instrumentos y el BCRA en sus licitaciones de Lebac. La estrategia oficial fue dejar en claro que existirá un ciclo bajista sobre las tasas de interés. Esto dio incentivos a los bancos a apurarse por comprar letras de deuda desde las primeras ruedas. En sólo tres semanas, la mesa de Federico Sturzenegger retiró $ 65.000 millones del mercado; y contuvo, con esto, uno de los principales insumos que tiene la demanda de dólares: el efectivo en poder del público.
Fuente: http://www.ambito.com/diario/noticia.asp?id=822842