El BCRA informó que la Base Monetaria finalizó el año en $624.000 millones, con lo que la masa de dinero aumentó $161.000 millones en el año, con caída de reservas y magro crecimiento económico
Las necesidades del Gobierno de obtener pesos para financiar el gasto público, en un marco de profundización del déficit fiscal por cuarto año consecutivo, impusieron a la emisión de moneda como casi exclusivo recurso para cerrar las cuentas de 2015.
Según informó el Banco Central, la Base Monetaria aumentó en 2015 un 34,9%, desde los $462.564 millones de fines de 2014 a los $623.890 millones del 31 de diciembre pasado. En este concepto la entidad monetaria computa billetes y monedas en circulación, cheques cancelatorios en pesos y depósitos de entidades financieras en la cuenta corriente del BCRA.
En cuanto a la circulación monetaria, es decir los billetes y monedas en poder del público, ésta se incrementó en 33,4%, de $358.752 millones a $478.777 millones.
Este importante incremento de la masa de dinero en la economía se justificó esencialmente por el apremio del Tesoro nacional para cubrir gastos corrientes. El Banco Central emitió moneda que además no tuvo compensación del lado de las reservas internacionales, que el año pasado cedieron 18,7% o USD 5.580 millones, a 25.563 millones de dólares.
Se amplía el rojo fiscal
Aunque faltan las cifras definitivas del Ministerio de Economía, Argentina redondeó en 2015 el cuarto año consecutivo con déficit fiscal primario (previo al pago de deuda), que estimaciones privadas sitúan en un rango del 7 al 8 por ciento del PBI.
En 2012 el déficit presupuestario primario fue de $4.374,9 millones, en contraste con el superávit de $4.919,7 millones registrado en 2011. Contabilizando el pago de deuda, el déficit financiero de 2012 fue de 55.563 millones de pesos.
En 2013 el resultado primario fue deficitario en $22.479,1 millones, cinco veces más que el año anterior, y el rojo financiero (luego del pago de deuda) se amplió a 78.912 millones de pesos.
Durante 2014, el déficit primario alcanzó los $38.561,9 millones, mientras que el resultado financiero arrojó un saldo negativo de $109.719,9 millones.
En 2015, con datos a octubre el déficit primario alcanzó $70.276,4 millones y el rojo financiero, $157.313,1 millones. Aún falta añadir los datos de noviembre y diciembre, estacionalmente los que mayores erogaciones exigen a las arcas públicas.
No obstante, el déficit público es mucho más grande. En los últimos años de rojo fiscal creciente, el Tesoro nacional apeló para maquillar sus números a un artilugio contable que tomó mayor protagonismo a partir de 2009, con Amado Boudou como ministro de Economía: los fondos contabilizados como «rentas de propiedad», que los organismos estatales autárquicos (BCRA, ANSES, PAMI y otros entes descentralizados) giran a la administración central, a cambio de pagarés.
En 2009 los ingresos de «rentas de propiedad» fueron $15.749 millones, fundamentales para cerrar el ejercicio anual con un superávit primario de $17.285,6 millones, pero insuficientes para evitar el rojo financiero (tras el pago de deuda) de de $7.131 millones, en aquel año signado por la crisis financiera internacional.
En 2010 ese ingreso saltó a $32.133,4 millones. Así, el resultado de las cuentas fiscales del ejercicio 2010 arrojó, en lugar de déficit, un superávit primario de $25.082 millones y un superávit financiero de $3.035 millones.
Las «rentas de propiedad» alcanzaron en 2011 los $23.389,7 millones que posibilitaron el superávit primario ($4.919,7 millones) y atenuaron el déficit financiero (-$30.663,8 millones) aquel año.
Luego las «rentas de propiedad» tuvieron crecimiento exponencial durante el segundo gobierno de Cristina Kirchner: $28.757 millones en 2012; $59.259,2 millones en 2013; $120.749 millones en 2014, y $108.346,2 millones en 2015, sin contar noviembre y diciembre.
Déficit, emisión e inflación
A cambio de los títulos que el Tesoro coloca en el activo de entes descentralizados se toman pesos: puede ser plata de la ANSES (en realidad de los jubilados y actuales aportantes) o lisa y llana emisión de pesos del BCRA, que la autoridad monetaria anota en su activo bajo el nombre de «adelantos transitorios», sin ningún respaldo de reservas, ni consecuente con una mayor producción de bienes y servicios en la economía. Con más pesos y una cantidad de bienes estática, la sobreemisión se traslada a precios y es inflacionaria en el corto plazo.
En su balance del 31 de diciembre de 2015, el Banco Central informó «adelantos transitorios» al Tesoro por $331.800 millones. A pesar de la fuerte devaluación del 17 de diciembre, esta cifra aún equivale al total de las reservas internacionales por USD 25.563 millones (que multiplicados por el tipo de cambio mayorista de $13,005 resultan $332.453,1 millones) y al 18,4% del total del activo de la entidad que preside Federico Sturzenegger.
Con una Base Monetaria de $623.890 millones y reservas por USD 25.563 millones, en la economía hay $24,4 por cada dólar en el activo del BCRA. Si acotamos el cálculo a billetes y monedas en circulación ($478.777 millones), resulta en 18,7 pesos, por cuanto la presión del excedente de pesos no solo puede ser inflacionaria, sino también cambiaria.