El escenario no hubiera podido ser siquiera sospechado para quienes buscaron anticiparse a los efectos de la liberación del cepo cambiario: en el mercado creen ahora que el dólar se mantendrá completamente calmo en el verano, que recién habrá pasado el techo de los $ 14 a fin de febrero, y que en este contexto el Banco Central encontrará aún más espacio para bajar las tasas de interés, como lo viene haciendo desde hace ya tres semanas.
La presunción aparece reflejada en los contratos de dólar a futuro que se operan en el Rofex y en las letras de deuda del Central que cotizan en el mercado secundario. El tipo de cambio esperado para fin de enero quedó ayer en apenas $ 13,82; y para fin de febrero, en $ 14,11. Significa que la devaluación prevista es inexistente para este mes (el dólar de referencia cerró ayer en $ 13,86) e insignificante para el siguiente (cercana al 10% anual). Para el resto de los plazos, más allá de marzo próximo, las tasas implícitas de estos contratos son menores al 26% anual.
El contexto sorprende a muchos, también, en el mercado de pesos. Las tasas de interés más cortas (a fin de enero), que el Banco Central se había esforzado en llevar al 38% anual apenas liberó el cepo, terminaron por derrumbarse ayer al 25% anual. Y las de fin de febrero, que se habían ubicado en el 37,5% anual, cotizaron al 28%.
El fenómeno tendrá impacto en la licitación de deuda de hoy, donde quedarán determinadas las tasas de referencia para toda la economía. El Central viene convalidando menores costos de financiamiento a pesar de las recomendaciones que hicieron saber algunos banqueros de mantener, durante un tiempo, una política monetaria contractiva (de tasas altas) que asegurara los buenos resultados de la liberación del dólar.
Las expectativas de los inversores incluyen una lista de factores que hacen prever un dólar sin sobresaltos: 1) Una liquidación de cerealeras sostenida, similar a la actual, cercana a los u$s 250 millones diarios; 2) La llegada de un aporte de u$s 8.000 millones que harán los bancos extranjeros a las reservas mediante un crédito puente que ya está acordado con el Gobierno pero que está a la espera de la audiencia con el juez Thomas Griesa; 3) El acceso a los mercados internacionales que permitirán los avances hacia un arreglo en la deuda que mantiene la Argentina con los holdouts y, en menor medida, la normalización del Indec. 4) La menor demanda de importaciones que se percibe cada día en el mercado cambiario por los efectos de la devaluación y la menor actividad en la economía local.
Fuente: http://www.ambito.com/diario/noticia.asp?id=823208