En la City señalan que resulta sospechoso el proceder de buena parte de la oferta, que parece haberse arrepentido de haber acordado con el Gobierno la venta de más de u$s 5000 millones a $ 13 en enero. Sostienen que los exportadores aún le deben al Gobierno unos u$s 1000 millones de lo comprometido y que esos recursos deberían llegar antes que las ventas provenientes de la nueva cosecha a fines de marzo
El dólar cruzó ayer los $ 16 y a pesar de la intervención récord de la gestión Sturzenegger, no sólo sembró dudas e incertidumbre: también germinaron brotes de nerviosismo en la City a la par de teorías e hipótesis de lo más variadas que anclaron firmes en la falta de divisas. La principal habla de un fuerte retroceso -casi una desaparición-de la oferta en la plaza cambiaria. Contrariamente a lo que podría pensarse, según los operadores, las ventas por parte de los exportadores y afines parecen haberse detenido a la espera de una definición en el tipo de cambio.
«¿Qué clase de señal esperan para seguir liquidando?», se preguntaba ayer el jefe de una mesa de dinero de un banco de capital nacional. En la City señalan que resulta sospechoso el proceder de buena parte de la oferta, que parece haberse arrepentido de haber acordado con el Gobierno la venta de más de u$s 5000 millones a $ 13 en enero, cuando apenas 30 días después ya ha superado los $ 16. ¿Castigo, revancha o simple indiferencia?
Los números hablan. Las fuentes consultadas sostienen que los exportadores aún le deben al Gobierno unos u$s 1000 millones del universo comprometido y que esos recursos deberían llegar antes que las ventas provenientes de la nueva cosecha a fines de marzo.
A la vez, y ya en clave hipotética, hay quienes aseguran que la fuerte escalada de la cotización del dólar obedece también a la decisión del Banco Central de «marcarle» un tipo de cambio de referencia al agro, que deberá vender unos u$s 25.000 millones en los próximos meses.
El razonamiento implica que el Gobierno «pone» al dólar en niveles de $ 16 o $ 17 ahora y luego lo sostiene allí para que quienes deben vender esos billetes no especulen con futuras subas y liquiden menos de lo que corresponde. «El chacarero sabe que si el dólar está a $ 17, el Gobierno no lo va a subir por varias semanas porque para eso hizo la depreciación, y entonces tiene que vender», dice un broker.
La contracara de estos movimientos bien podría ser el impacto en los precios. Se esperan ajustes en las tarifas (agua, gas, transporte, nafta, telefonía) y ello a su vez se sumaría a la inercia que viene saldando un 4% mensual de inflación. Una fuerte suba del dólar refuerza este movimiento.
Del lado de la demanda hay menos versiones. Apenas la afluencia de pesos que en forma permanente «caen» en el mercado a fuerza de mayor flexibilidad en las importaciones que demandan dólares. La caída del crédito en todos los niveles hace que varias entidades tengan liquidez a pesar de la campaña en la que se ha sumido el Banco Central para secar la plaza vía colocación de letras y bonos: en rigor, muchas entidades, grandes, chicas, medianas, están comprando cheques y esos pesos en la caja de las empresas busca rápidamente al dólar a la espera de definiciones en cuestiones de mercado, ajuste de tarifas y economía.
El dato es éste: para muchos actores de la City financiera, se viene la carrera entre las tasas de interés y el dólar.
En opinión de los ejecutivos, el avance del último mes deja al dólar con escaso margen de suba para los próximos meses, lo que debería despertar el interés por una tasa que tendría que ubicarse por encima del 30% anual. Como los contratos de dólar a futuro registran un cierre para diciembre de este año en $ 18,85, la tasa del 23% anual que marcan puede empujar a los ahorristas hacia el plazo fijo. Esto es así porque según los contratos de Rofex, la expectativa de devaluación para el resto del año es solamente del 17%, casi lo mismo que se devaluó desde comienzos de año hasta hoy.