• Más flexibilidad para comprar divisas.
• Peligro de atraso cambiario por emisión de bonos y la cosecha de soja.
La preocupación de Federico Sturzenegger no pasa ahora por la devaluación, sino por la revaluación del peso. Sucede que la cantidad de dólares que ingresará al mercado local en los próximos 90 días no puede ser absorbida por la actual demanda del mercado local, por lo que el Central apura medidas que permitan mayor flexibilidad a quienes quieren o precisan comprar divisas.
El menú de opciones que baraja por estas horas el directorio del Central apunta a distintas alternativas. Todas ellas apuntan a incrementar la compra de dólares, lo que suena como una rareza luego de varios años de cepo cambiario que, por el contrario, impedía el acceso del público y las empresas al mercado cambiario oficial.
Entre las alternativas figuran algunas de las siguientes opciones:
• Acelerar el cronograma para que los importadores puedan pagar sus deudas. La nueva conducción del Central había establecido la posibilidad de acceder al mercado cambiario en forma gradual a aquellos que habían importado pero que por culpa del cepo no fueron autorizados a adquirir las divisas. Ahora quedaría directamente liberada esa posibilidad, aunque es probable que al menos parte de los que pedían acceder al mercado cambiario opten ahora por no hacerlo.
• También se aceleraría el permiso para que las multinacionales giren utilidades al exterior. Se estima que en los últimos tres años quedaron sin transferirse ganancias por alrededor de 10.000 millones de dólares. En los últimos dos meses el BCRA comenzó a autorizar a empresas y bancos a realizar esos giros atrasados, pero de manera muy gradual, por lo que también se avanzaría con un esquema mucho más dinámico. Ese giro de divisas al exterior compensaría por lo menos parcialmente los dólares que entrarán por distintas colocaciones financieras.
• Una reciente normativa del Central habilitó a los bancos a otorgar más préstamos en dólares, incluyendo a un universo mayor de compañías, siempre que generen divisas directa o indirectamente. De esta forma, la intención es que los bancos también hagan un esfuerzo por captar más divisas del mercado.
• Otra opción, pero que tendría poco efecto prácticamente, es aumentar la Posición General de Cambios que les permiten a los bancos. Justamente, en marzo se iba a poner en marcha un aumento de 5 puntos porcentuales, pero la presión alcista que hubo a fines de febrero sobre el tipo de cambio obligó al Central a dar marcha atrás. De todas maneras, las entidades estaban muy por debajo de aquel límite por lo que no parece como una medida efectiva.
• En cuanto a las importaciones corrientes, los distintos jugadores del mercado reconocen que el acceso a las divisas está prácticamente normalizada, luego de los primeros sesenta días del nuevo Gobierno que la rueda tardó en ponerse en marcha. Ahora sólo deben realizar trámites adicionales quienes queden dentro del sistema de licencias no automáticas, depende del producto que deseen ingresar al país. El resto ya quedó liberado y sin mayores inconvenientes para acceder a las divisas.
• A medida que avance abril y comiencen a «llover» los dólares financieros y de la cosecha de soja se irá calibrando hasta qué punto es necesario flexibilizar aún más el mercado cambiario, según cómo evolucione el dólar. Pero básicamente se terminaría de volver a la situación previa al cepo cambiario, ya que hasta ahora se arrastraban algunas situaciones que obligaban a una normalización gradual del funcionamiento del mercado cambiario.
La colocación de u$s 1.250 millones que efectuó la provincia de Buenos Aires ya provocó dolores de cabeza por la necesidad de ingresar esas divisas a través del mercado cambiario. Al final, se optó por una solución salomónica: una parte -500 millones de dólares- fue adquirida por el Central contra la emisión de 7.200 millones de pesos. La otra parte la provincia la mantuvo en dólares en una cuenta alojada en el propio BCRA, por lo que aumentó las reservas a través del incremento del efectivo mínimo.
El problema es que ahora habrá más ingreso de divisas. YPF acaba de emitir un bono por u$s 1.000 millones, mientras que IRSA completó la colocación de otro título internacional por u$s 360 millones (aunque una parte será a través de canje de deuda vieja por nueva, por lo que las divisas no ingresarán al mercado local).
El arreglo con los «holdouts» acelerará las emisiones internacionales de deuda no sólo del gobierno nacional, sino también de las provincias y empresas. Ante esta situación, las autoridades buscan prevenir las presiones bajistas sobre el tipo de cambio, un fenómeno parecido al que se produjo entre 2004 y 2007.
La gran diferencia es que esta vez el Banco Central tiene serias limitaciones para salir a comprar divisas, ya que la emisión de pesos terminaría desatando una mayor presión inflacionaria, justo cuando el Gobierno está preocupado por bajar los índices al 1% mensual a partir del segundo semestre. Pero si el BCRA sale a comprar todos los dólares que entran como sucedía en el pasado, lo más probable es que esa masa de pesos termine impactando sobre los precios.
Fuente: http://www.ambito.com/diario/noticia.asp?id=832003