El jueves sobre el cierre del mercado se conoció el dato del PBI correspondiente al 2013 que dejó perplejo al mercado. El INDEC publicó que el crecimiento del PBI en 2013 fue del 3%, luego de aplicar una nueva metodología que responde a los cambios solicitados por el FMI.
La nueva metodología va en línea con el renovado índice de inflación, el IPCNu, aunque a diferencia del anterior indicador en este caso no se revelaron muchos detalles de los componentes del cálculo y la conferencia de prensa no fue lo suficientemente explicativa. Ante esta falta de información, resulta imposible analizar la fiabilidad y transparencia del nuevo método de cálculo del PBI, pero se puede afirmar que es consistente con los datos de consultoras privadas.
La mayoría de las estimaciones arrojaban un PBI cercano al 3% y el índice del Congreso había estipulado el crecimiento en un 2,9%. Sin embargo, los datos oficiales indicaban que el crecimiento del PBI en los primeros tres trimestres había sido del 3%, 8,3% y 5,5%. En la misma línea, el Estimador Mensual de la Actividad Económica (EMAE), publicado por el mismo INDEC, había estimado un crecimiento del 4,9% en 2013. Por ello la sorpresa fue tal cuando se conoció que el PBI había crecido 3% en 2013.
¿Pero por qué al mercado le interesa tanto el dato del PBI? Porque existen instrumentos cuyo flujo de fondos está supeditado al crecimiento del PBI. Estos instrumentos se llaman Unidades Vinculadas al Producto, aunque popularmente se los conocen como Cupones PBI. Una de las condiciones requeridas para que los tenedores de estos valores cobraran a fin de año era que el crecimiento del PBI en 2013 fuera superior al 3,22%. Por debajo de dicho umbral no se gatilla ningún pago, por ende es muy sugestivo que el dato del PBI haya sufrido tal modificación hasta caer justo por debajo del límite de pago. El monto a pagar por el Gobierno en caso de gatillarse el pago se estimaba en más de 3.500 millones de dólares, más del 13% de las reservas actuales.
Aquí entonces hay que hacer una distinción muy importante. El fondo de la cuestión no admite discusión alguna: el PBI no creció en 2013 más del 3,22%, y en esto concuerdan los economistas privados, las entidades financieras, el índice del Congreso y ahora también el INDEC. El problema radica en la forma. El abrupto cambio de metodología generó (y continuará generado) mucha polémica, más aún cuando el EMAE también publicado por el INDEC había superado holgadamente el umbral de pago. Obviamente que a la imagen del país no le favorece este cambio de reglas, pero era necesario.
El sinceramiento del dato del PBI es una decisión muy acertada por parte del Gobierno. En un entorno macroeconómico de debilitamiento de reservas, incurrir en un gasto de más de 3.500 millones de dólares debido a un dato del PBI inflado no tenía ninguna lógica. Además de ser un gran ahorro para el conjunto de la economía, paradójicamente también favorece a los tenedores de otros títulos públicos: el ahorro del pago del cupón aumenta el disponible para pagar los demás bonos. Una medida tan discutible, que llevaría a cualquier mercado a entrar en pánico, en este caso favorece ampliamente a los demás títulos de deuda emitidos por el Gobierno Nacional.
En este contexto los bonos en dólares tuvieron un nuevo rally subiendo más de 300 puntos básicos en la bolsa de Nueva York: el Boden 2015 subió 5,5% hasta los 100 U$S (en enero llegó a caer por debajo de 87 U$S) y el Bonar X trepó 4,2%.
¿Quiénes son los únicos perjudicados por esta medida? Solamente aquellos inversores en cupones PBI. El impacto negativo del dato en los cupones es más que evidente: los cupones en pesos se desplomaron casi 60% y aquellos nominados en moneda extranjera descendieron más del 35%. La siguiente tabla resume el colapso de los cupones en las últimas ruedas:
Resulta evidente que el “no pago” de los cupones no estaba priceado en dichos instrumentos. Sin embargo, y tal como dijo el Ministro de Economía Axel Kicillof, aún no hay que descartar futuros cambios en este dato oficial. El INDEC realizará dos revisiones del dato del PBI (la última en septiembre) donde podrá modificar el dato del 3%. No obstante, parece poco probable que el dato sea revisado al alza hasta superar el umbral de pago del 3,22%.
En síntesis, el cambio de metodología de cálculo del PBI por parte del INDEC es una decisión tan correcta como necesaria. Hoy en día cuidar las reservas es una prioridad y el Gobierno ha tomado nota de ello. Aunque el dato del 3% del PBI resulte muy antipático para aquellos inversores en cupones, es una decisión pro-mercado que además de corregir estadísticas distorsionadas favorece al conjunto de la economía argentina al traducirse en un gran ahorro.