Finalmente llegamos al final de un año complicado, con algo más de (aparente) tranquilidad. La realidad es que el año comenzó muy movido, con una fuerte devaluación y lentamente, se fue estabilizando. Pero veamos un poco qué pasó.
Si nos remontamos al inicio del 2014, sufrimos una brusca devaluación de más del 20%. Si bien la situación era (y sigue siendo) bastante complicada, en ese momento se realizó un ajuste bastante agresivo en el tipo de cambio, que mostraba un retraso cambiario marcado. Siempre insistimos con el mismo concepto: si bien el retraso cambiario en cierto modo es atractivo porque, por ejemplo, permite viajar afuera y que no parezca todo tan caro, es sólo una ilusión momentánea. Lo poco que podemos tomar como positivo se contrapone con la gran cantidad de desventajas que tiene a mediano plazo: problemas con importaciones, que al aumentar, complican la balanza comercial + ahogo a las economías regionales + una creciente tensión sobre el tipo de cambio.
En este punto tenemos que tener en cuenta otro concepto muy sencillo, pero no siempre tenido en cuenta. La moneda, cualquiera sea, es un bien más en la economía y por lo tanto, salvo algunas excepciones, se rige por las reglas de oferta y demanda. Y esas reglas determinan su precio.
En nuestro caso, en enero 2014 la presión cambiaria fue insostenible y se realizó una corrección brusca, buscando oxigenar una economía que funcionaba ya en ese momento en una marcha bastante forzada.
Eso lo observamos en los gráficos habituales:
El ajuste fuerte del mes de enero no se mantuvo el resto del año. Fácilmente observamos que el dólar oficial se movió un 6,60% contra un 12,35% del TC de equilibrio desde fines de enero de 2014 hasta el cierre de diciembre. Pero después se cambiaron nuevamente las autoridades tanto del BCRA como del Ministerio de Economía y lo que parecía un giro positivo, volvió al punto de partida.
Realmente, viendo estos números no se puede ser muy optimista con la marcha de la economía. Como dijimos antes, si lo tomamos como un bien más de la economía, el dólar oficial está hoy MUY BARATO y por eso, todos intentan sacárselos al BCRA. Según el INDEC, que volvió a estar fuertemente cuestionado, la inflación fue del 25%. Según el IPC Congreso, cercana al 40%. En el mejor de los casos, si fuera del 25%, ¿no intentarías comprar un bien que subió sólo un 6,60%, que tiene altísima liquidez y que es aceptado en todos lados? Ese bien, justamente, se llama dólar.
La intervención en la cotización del dólar genera lo mismo que por ejemplo, el congelamiento tarifario:
* mal uso del recurso en cuestión: dólar o electricidad, etc.
* incorrecta asignación: hoy es más fácil conseguir dólares para viajar al exterior por turismo que para importar insumos para la industria
* problemas estructurales: en el caso de la electricidad, falta de inversión con cortes en el suministro como consecuencia. En el caso del dólar, escasez en forma constante de divisas.
Lamentablemente no hubo intención de regularizar la cuestión de la deuda en default. Independientemente de la cuestión semántica y que algunos digan que técnicamente es un default selectivo y demás, la realidad concreta es que si al acreedor no le llega el pago estipulado en el plazo y moneda pactada, se concreta un default o cesación de pagos.
Por otro lado, no es un objetivo nuestro analizar la cuestión ética respecto a los fondos buitres. Nadie puede apoyar realmente su accionar pero nuevamente chocamos con la realidad: los bonos están emitidos, son reales, en algún momento se pactaron intereses y plazos y la sentencia en contra también existe. Se especuló durante bastante tiempo con la famosa cláusula RUFO, por la cual no se podía ofrecer a los holdouts condiciones más ventajosas que las del canje inicial, lo cual es muy lógico. Pero hoy la cláusula RUFO venció y el paso de los días nos muestra que no parece haber intenciones serias de negociar una salida.
¿Y por qué insistimos en la importancia de negociar? Porque simplemente, hubiéramos podido con seguridad pasar más fácil este momento.
El 2014 nos mostró un año de economía con marcha muy forzada. Si vos mismo te fijás en tu vida personal, no ya en una empresa, vas a ver que de una u otra manera te afectó la falta de dólares. Desde repuestos para autos (¡y no de alta gama!) o herramientas, hasta insumos hospitalarios.
Como previmos en anteriores informes, la idea principal parece ser estirar esta situación “como sea” hasta el final del 2015. El “como sea” incluye seguir pisando importaciones, seguir complicando economías regionales y sobre todo, tolerar un aumento en la conflictividad social.
Se intenta a través de asistencias y subsidios contener parte de ese descontento. No obstante, a fin de año los gremios presionaron con bastante éxito por un bono extra por ejemplo, para intentar paliar los efectos de la inflación. Y las paritarias de este año seguramente van a ser bastante complicadas y entendemos, por encima del 40%. Si a eso le sumamos el contexto de recesión que estamos atravesando, la cuestión se complica aún más.
Además de estas cuestiones, el dólar se está fortaleciendo en forma sostenida, mientras el real y el euro caen. Eso abre otro frente: si el real se devalúa y el peso se mantiene, perdemos más competitividad todavía. Y respecto al “yuyo” que nos venía empujando, no vemos en el corto plazo una recomposición importante del precio. EEUU tiene una economía en expansión, terminó con su programa de expansión monetaria, el dólar está subiendo y no va a faltar mucho antes que comiencen a mover la tasa de interés en forma ascendente. Si ya podemos apreciar lo que denominamos “fly to quality”, la expectativa es que sea aún más marcado.
Mientras tanto, la película sigue. El 2015 se presenta igual o un poco más complicado que el 2014. Pero no te olvides que el mercado generalmente anticipa los movimientos. Con lo cual, nos parece que si se despegara algún candidato con un equipo de trabajo “market friendly”, quizás no haya que esperar hasta el año próximo para comenzar a ver algún movimiento positivo.
La seguimos el mes próximo.