Es sabido por todos que nuestra economía está muy pero muy ligada a nuestro vecino más grande: Brasil. Vamos a ver cómo están los números en la actualidad.
En primer lugar, tenemos que tener en cuenta la brusca devaluación del real. A principios de año el tipo de cambio REAL/USD era de 2,69 y actualmente, es de 3,12. Por lo tanto observamos una devaluación de 16% en sólo 90 días. La realidad es que en los últimos días se redujo la devaluación, dado que había llegado a tocar un tipo de cambio de casi 3,30. En cambio, el peso argentino sólo se devaluó sólo 1,60%. Es relativamente sencillo darnos cuenta que esta variación en las paridades de la monedas complica a nuestro país. En la medida que el real se devalúe y el peso se mantenga estático o muy por debajo, la conclusión es sencilla: Brasil se “pone barato”. Esto quiere decir que por ejemplo, las vacaciones en Brasil vuelven a ser accesibles. ¿Te acordás cómo termina esta historia?. Es el famoso atraso cambiario, que describimos en distintos informes del dólar en meses anteriores. Primero es atractivo, pero es una trampa con un brusco e indeseable final.
Si hablamos de las monedas, tenemos que hacer una aclaración para ver el panorama más completo.
En estos momentos, en realidad, estamos asistiendo a un escenario global complicado, dado que los países están optando por la denominada “devaluación competitiva”. Siempre hablando del tipo de cambio respecto al dólar, vemos que se depreció no sólo el real. El Euro descendió de 1,35 a cerca de 1,10, llegando incluso a tocar 1,05 en estos días. En Japón, ocurrió algo parecido, dado que en el último año, la devaluación fue del 15%.
En contrapartida, la moneda que parece apreciarse es el dólar. En este caso y como ocurre históricamente, la competitividad no la buscan por el lado de la devaluación de la moneda. Hoy el dólar vuelve a ser una moneda líder en el mundo y la economía de EEUU vuelve a mostrar signos claros de recuperación, después de la crisis de las hipotecas.
Volviendo a la relación de nuestra economía con Brasil, la situación se complica aún más cuando analizamos importaciones y exportaciones. Así como dijimos que ir de vacaciones a Brasil es más accesible, por supuesto, eso implica que importar de Brasil es también, muy tentador.
Durante el mes de marzo, las importaciones aumentaron un 5,8% respecto al 2014, mientras que las exportaciones cayeron un -9,2%. Esto confirma el escenario preocupante que describimos más arriba. En el saldo de la balanza comercial vemos un déficit de USD -145 millones contra un superávit de USD 35 millones en 2014.
Por supuesto, este incremento de importaciones afecta en forma directa las reservas del BCRA. En este caso, seguramente las famosas DJAIs serán un filtro importante para detener la sangría de dólares hacia Brasil. Por su parte, normalmente el BCRA retrasa o directamente impide la transferencia de fondos, generando una deuda en dólares de los importadores que ven así afectada la relación comercial con sus proveedores, lo cual, automáticamente ajusta los movimientos entre los países, dado que la cuenta no puede incrementarse indefinidamente.
Podemos analizar 2 sectores claves como ejemplo:
* si pensamos en un sector muy importante de intercambio como el automotriz, es de esperar que ya no podamos enviar autos a Brasil dados estos tipos de cambio, con lo cual, seguramente afectará más a esta industria en nuestro país.
* por el lado de la soja, el productor brasileño tiene amplias ventajas. Inició el ciclo con un real de 2,50 y lo está cerrando a 3,25. Esto le permite vender inmediatamente. En un contexto de precios bajos de commodities, impide la recuperación de los mismos.
En conclusión, vemos un escenario que complica lo que resta del año. Por un lado, la inconveniencia para el Gobierno de ajustar el tipo de cambio. Las elecciones que están muy cerca impiden una corrección de este tipo. Una devaluación no es buena para lograr votos y por el contrario, el atraso cambiario genera una sensación de bienestar momentáneo que suele ser muy valorada por los políticos.
Por otro lado, los movimientos del resto de las monedas no parecen detenerse. Y todavía queda por ver una futura (y más que probable) suba de tasas en EEUU que va a enrarecer más el clima, dado que el famoso “fly to quality” seguramente será otro impedimento para la recuperación de los precios de commodities y también implicará el fin del dinero “barato”.
Mientras tanto, habrá que seguir esperando para la normalización de la economía, que no se dará sino con una eventual eliminación del cepo cambiario y el ingreso de capitales frescos que permita retomar la senda de crecimiento. Cuanto antes se materialicen estos escenarios, seguramente antes podremos ver chances concretas de mejoras en la economía.