Nos encontramos nuevamente, ahora sí, en el final de un ciclo de gobierno que, en lo referido a la parte económica (como a otras) fue decididamente polémico. Vamos a ver cómo terminó el dólar este momento complejo.
Lo primero que podemos decir es que, con artilugios varios que venimos comentando, el gobierno saliente logró llegar hasta el 10.12.2015. Sin lugar a dudas, esa era la meta a lograr. Llegar como sea, en muchos casos forzando estadísticas e incluso “pateando” para adelante serias inconsistencias macroeconómicas. Pero así y todo, llegó a la meta.
Veamos los gráficos para tener una primera imagen de cómo terminó esta historia:
La primera aclaración que tenemos que hacer es que, desde el cambio de Gobierno, las nuevas autoridades del INDEC informaron que las mediciones del IPCNu eran incorrectas con lo cual, determinaron discontinuar su publicación hasta tanto se normalice la carga de datos y el cálculo respectivo, sugiriendo tomar como alternativas el IPC de la Ciudad de Buenos Aires o el de la Pcia. de San Luis. A los efectos prácticos, nos resultó más sencillo encontrar toda la serie del IPC BA de los últimos 2 años con lo cual, la columna fue reemplazada por este índice. Podemos observar que la inflación acumulada para los últimos 2 años es del 75,32% y si tomamos sólo el 2015, el acumulado es de 27,17%. Esos valores parecen bastante más cercanos a la realidad, dado que la cifra informada por el INDEC para los últimos 2 años era menor al 40,00%.
Hecha esta aclaración, vamos directamente a ver qué pasó con el tipo de cambio.
Lo primero que advertimos es que desde que pegó el salto el dólar de equilibrio o convertibilidad (en 10.2015), hay una fuerte inercia que lo mantiene en niveles muy altos. Ese valor se ubica al 31.12.2015 en 24,41 contra 20,96 del cálculo anterior, lo cual evidencia que las autoridades salientes del BCRA no se preocuparon por emprolijar las variables que iban a dejar a sus sucesores, sino que por el contrario, dejaron el “piloto automático”. Si a esto le sumamos el descalabro producido con la venta de dólar futuro, el resultado es preocupante. Acá vale un comentario: Argentina es un país muy particular y los sucesos son tan vertiginosos que perdemos la noción del tiempo a veces. El problema con el dólar futuro no fue hace 1 año, fue apenas hace 60 días. Sin embargo, parece algo muy viejo.
Retomando el tema del dólar, a partir de las elecciones, el nuevo Gobierno se abocó a desarmar el cepo cambiario.
A pesar de las distintas opiniones que pronosticaban mayores dificultades, el cepo finalmente se liberó. No sin ajustes en los precios (3,90% según el índice) ni tampoco en el tipo de cambio, que lo llevó a $ 13,01. Pero, como era de esperar, se produjo una clara convergencia entre los 2 TC: el oficial y el blue. Eso se observa muy fácilmente en el gráfico y también en la tabla posterior, dado que la brecha es del 10%, cuando normalmente era superior al 50%.
Esta unificación se logró con mayor facilidad a la esperada. Desde ya, el impacto en los precios deberá ser analizado y seguramente traerá aparejada alguna dificultad al momento de las paritarias, dado que provocó aumentos fuertes en diciembre. Sin embargo, esto no es más que la consecuencia de los desequilibrios económicos que reiteradamente venimos describiendo.
Para ello, podemos analizar cómo llegamos a esta situación, aunque eso daría lugar a varios artículos. A modo de resumen, podemos ver el siguiente cuadro:
Estos datos están publicados en los sucesivos balances del BCRA y son datos oficiales.
A modo informativo incluimos los datos del año 2000 y fin de 2001, cuando estaba vigente la Convertibilidad pero para el cálculo de los porcentajes, tomamos como base el año 2003. Tomamos las semanas más cercanas a los últimos 5 cambios de gobiernos, para ver cómo estaban las variables justamente en esos momentos.
Realmente, los números hablan por si solos y es evidente que el mayor desajuste se hizo en los últimos 4 años. Fácilmente podemos ver que el cepo, lejos de contribuir a que no salgan dólares, acentuó la salida en forma muy rápida e impidió que entraran nuevos. Las reservas disminuyeron casi a la mitad y la base monetaria se incrementó en forma muy notable. Y es notable y muy claro como la diferencia entre el dólar oficial y el de equilibrio se marca en este último período.
Viendo el avance de los fríos números es indudable que el manejo de la economía en los últimos años estuvo muy lejos de ser exitoso.
Indudablemente, una falsa sensación de “estado benefactor” que incrementó drásticamente su gasto complicó notablemente la marcha de la economía. Como venimos diciendo en los sucesivos informes, a nuestro entender el mayor perjuicio no está por el lado de los ingresos, sino por el de los gastos. Un gasto descontrolado que creció sin seguir ningún parámetro objetivo y sin tener otra fuente de financiamiento que la emisión agravado por el atraso cambiario (que redujo significativamente las exportaciones) fueron un cóctel letal para las economías regionales y nos ubicaron en el podio de la inflación mundial, junto a otro país que mantiene un “modelo” similar al que teníamos acá pero más radical: Venezuela, que acaba de reconocer una inflación “oficial” de 141% anual.
¿Por qué el dólar blue ya no se pricea con el dólar de equilibrio?
Mes tras mes veíamos viendo que el dólar blue se situaba en niveles muy parecidos al dólar de equilibrio. Esto es porque el mercado veía que este último era el valor que tenía que tener el dólar “libre”. Esto no es una relación técnica ni mucho menos pero el mercado lo uso a falta de otro indicador más preciso.
Esto se rompió definitivamente en octubre 2015 por dos sucesos. El pago del BODEN 2015 y las expectativas de cambio de gobierno. El pago del BODEN con reservas bajo el denominador e hizo que la relación pasara de 15,94 a 20,14. Pero el blue no lo siguió. El mercado “entendió” que el nuevo Gobierno sea cual fuere iba a tener que conseguir dólares porque ya se estaba en un punto límite.
El nuevo Gobierno parece darle la razón. Está trabajando sobre ese indicador en los dos frentes, el numerador y el denominador. Por el lado del numerador, o sea la base monetaria o dinero en manos del público, luego de un diciembre muy caliente donde se hizo necesario imprimir a full para pagar sueldos y aguinaldos, ahora está reduciendo la velocidad de expansión del 45% al 30% vía absorción mediante lebacs. No es sencillo. Esto genera mayores intereses para el Banco Central pero sirve mucho también para reducir la inflación, enemigo mayor a derrotar.
Por el lado del denominador, o sea la cantidad de reservas del Banco Central se está trabajando en un canje de letras intransferibles por BONAR 2022, 2025 y 2027 por cerca de 16.000 millones de USD. Para decirlo de otra manera muy cruda. Se cambian los papelitos de colores que le dio el Gobierno anterior por bonos normales. Esto claramente aumentará las reservas.
Con estas dos medidas este índice va a bajar a niveles mucho más cercanos al dólar –ahora– de mercado y las cosas serán más normales.
¿Qué podemos esperar del dólar?
Evidentemente el ajuste grande se realizó el mes pasado. Tanto desde el Ministerio de Economía como del BCRA se manifestaron a favor de la “flotación administrada”. Con lo cual, es esperable que no dejen que se mueva mucho más allá de $ 14,00. En principio, parece que es un valor con el cual se sienten cómodos la mayoría de los actores económicos y las autoridades. Sin embargo, lo más probable es que ese valor vaya siendo ajustado según pase el año, para darle mayor dinámica a las economías regionales.
Además de esta administración del valor del dólar (o del peso en realidad) se presentó un modelo de metas de inflación, que fue exitosamente utilizado en el 2003 por Prat Gay cuando estaba al frente del BCRA. Estas metas buscan desactivar expectativas y tratar de ver la economía no con la inflación pasada, sino con la futura. En este punto, la intención según se explicitó esta semana es de reducir la inflación gradualmente para llegar al 2019 con un dígito, cercano al 5%. Desde ya, se podría hacer más rápido pero claramente los perjuicios en el ámbito laboral y social serían muy importantes. Para este año, el objetivo es lograr que esté por debajo del 25%.
En este nuevo contexto vemos que hay mayores liquidaciones del agro (beneficiado por la baja de retenciones a la soja y quita en el resto de los productos) aunque son inferiores a las pactadas inicialmente y se espera un crédito puente de entre USD 4.000 y 6.000 millones con un pool de bancos, con lo cual parece aliviarse un poco el tema de la falta de dólares.
Además, hubo una suba muy importante en la tasa de interés, para lograr reducir tanto la inflación como absorber parte de los billetes en circulación. Inicialmente la suba fue mayor y en las últimas emisiones de Lebacs fue disminuyendo paulatinamente. Pero por el momento, es una tasa positiva respecto a la inflación y es realmente donde debe estar la tasa. No hay forma que una tasa de interés sea atractiva si es menor a la inflación.
Un punto de atención es ver el impacto de la caída del precio de los commodities, que por estos días, es muy marcado. A la gran caída del precio del petróleo, que llegó para quedarse según se estima, acompaña la soja.
Y para completar todo este plan, un punto muy importante es que finalmente, se va a encarar una negociación con los holdouts. Como repetimos ya muchas veces, es imposible crecer y desarrollarnos “con lo nuestro”. Y mantenernos caprichosamente fuera del mercado mundial nos trajo muchos más costos que beneficios. Partiendo de la base que los “fondos buitres” buscan ganancias siderales y que no compartimos en absoluto su proceder, es innegable que de alguna manera hay que plantear una discusión seria para poder dejar atrás ese capítulo. Con esto no queremos decir ceder a los reclamos, pero si lograr un acuerdo conveniente. Sin lugar a dudas, la peor opción es seguir “fuera del mundo”.
Si bien este nuevo escenario genera cierta incertidumbre, parece ser el camino más corto para volver a mover una economía que está frenada hace casi 4 años y en franco retroceso. En definitiva, salir del peor escenario económico existente, la ESTANFLACION que no es otra cosa que recesión con inflación.
Una vez más, el desafío es ser un país NORMAL. Esperemos que con un buen plan económico, podamos alcanzar este objetivo.