Es porque las inmobiliarias cobraban el 1,22% del valor para tasarlas, y como se necesitan dos tasaciones, equivalía a la mitad de la multa. Ahora bajaron al 0,36%
Si bien el costo de blanquear un inmueble es del 5%, se le debe agregar lo que cobran las inmobiliarias por tasarlo, ya que se requieren dos cotizaciones y se toma en cuenta la más alta.
La Cámara Inmobiliaria Uruguaya (CIU) cobraba el 1,22% (1% más el IVA, que es del 22%). Por los innumerables pedidos de rebaja de los clientes para el blanqueo, sugirieron bajarla al 0,3% más IVA, según adelantó a El País el presidente de la CIU, Gabriel Conde, mientras para el resto de los casos se mantiene en el 1% más IVA.
Luis Borsari, director de Turismo de la Intendencia de Maldonado, reveló a El Cronista que el 1% es lo máximo que se puede cobrar, pero que los usos y costumbres en Punta del Este es del 0,5%, mientras el 1% es lo que se cobra en Montevideo: «Con una tasa del 1% seguramente muchos no van a trabajar. Actualmente, hay una demanda muy fuerte por las tasaciones para el blanqueo, y todos los clientes piden invariablemente una rebaja, por eso se decidió regularla, ya que el mercado era un despelote y nunca falta el que se baja los pantalones a extremos para lograr una transacción. De todas maneras, es optativo, por lo cual cualquiera puede cobrar hasta el 1% más IVA.»
Borsari conoce el paño por su inmobiliaria, que acaba de cumplir 50 años, y por haber sido presidente de la Cámara Inmobiliaria y de la Cámara Uruguaya de Turismo: «Todas las inmobiliarias están teniendo fuertes movimientos en tasaciones, ya que el argentino se encuentra abocado al blanqueo».
Valores escalonados
Juan Bistiancic, ex presidente de la Cámara Inmobiliaria de Maldonado, informa que establecieron valores escalonados: por propiedades de hasta u$s 300.000 cobran u$s 300 más IVA, de u$s 300.000 a u$s 500.000 cobran u$s 400 más IVA, y desde esa cifra el 0,5% más IVA, aunque se trata de aranceles básicos para no castigar al cliente, pero no obligatorios, sino sugeridos.
Sin embargo, la Asociación de Administradores de Propiedades Inmuebles se niega a bajar los aranceles, ya que aducen que se crearon para ser respetados: «El arancel ayuda a competir en igualdad de condiciones. En casos concretos por diferentes razones es necesario hacer excepciones lógicas por la relación comercial con clientes. No debe de ser una forma de generalizar una situación comercial particular, a un momento especial que es impuesto por motivos totalmente ajenos a nuestra situación empresarial, y menos aún, generalizar sin consultar a los asociados. A todos nos importa el valor de la propiedad, pero no parece necesario correlacionar ni limitar el monto a cobrar sin razón, ya que la tarea a desempeñar es la misma».
Sucede que, según reconoce el propio Borsari, el mercado de real estate esteño se amesetó: «Los precios subieron del 2003 al 2013, cuando el metro llegó a un promedio de u$s 3000, pero el propietario que siguió aumentando el precio, que fue la mayoría, fue en su imaginación, por lo que fue un aumento virtual. Al querer vender el inmueble, el mercado no convalida esos precios inflados, y se debe volver a los valores del 2013, cuando tocó su pico, por lo que deben bajarlos a la realidad».
Pone como ejemplo un departamento de dos dormitorios y dos baños que pedían u$s 420.000 y lo terminaron vendiendo en u$s 300.000: pero no todo cash, sino u$s 100.000 en la mano y u$s 40.000 pagaderos en forma semestral, con financiación en cinco cuotas sin interés. Por otro inmueble, en la zona de El Faro, pedían u$s 1,5 millón y debió alertar al propietario que por esa plata era imposible que lo fuera a vender.