Los títulos, que tienen poco volumen y solían mantener su precio, sintieron el impacto del anuncio realizado por el banco de inversión, que activará una mayor demanda de fondos
Los Bonos del Tesoro (Bontes) que el 28 de febrero entrarán al índice GBI del JPMorgan (que monitorea los títulos soberanos en moneda local de 15 países emergentes) ya tuvieron subas promedio del 5%. Se trata de los títulos en pesos a tasa fija con vencimiento en 2021 (TO21), 2023 (TO23) y 2026 (TO26). «La escalada resulta significativa porque aunque tienen riesgo por estar emitidos en pesos y a largo plazo, son títulos que tienden a ser más estables», explicó Juan Pablo Vera, de Tavelli y Cía.
Desde el anuncio de JPMorgan el pasado 5 de enero el Bonte 2021 pasó de cotizar $107 a $112, lo que significó un alza del 4,67%. Los Bontes a 2023 y 2026, en tanto, se operaban a $102,50 el 5 de enero pero sus últimas operaciones se cerraron en $109 y $107,50, respectivamente. Es decir que los precios se incrementaron un 6,34% en el caso del título a 2023 y un 4,88% para el bono a 2026.
Las marcas actuales, sin embargo, no son los máximos desde el anuncio hasta la fecha. Tanto el Bonte a 2021 como el que vence en 2023 alcanzaron incrementos mayores al 8% desde que se conoció la decisión de JP Morgan hasta ahora. En el caso del título más corto, tocó un máximo de $116, mientras que el bono a 2023 registró su pico al llegar a los $111. En el caso del Bonte 2026, su mejor precio fue $108,75 y representó una variación positiva de más de 6% con respecto a la cotización previa al anuncio del banco norteamericano. «Hubo una suba importante cuando se dio la noticia y luego el mercado se fue estabilizando», dijo Juan Pablo Vera.
Sobre el desempeño de estos bonos, Manuel Terré, analista de inversiones de Delphos Investment, afirmó: «Después de disparada de precio que se dio apenas se conoció la noticia, algunos decidieron irse a Bonos atados a CER o instrumentos a tasa fija pero a más corto plazo». El especialista añadió: «Hoy, se prioriza el carry en pesos, que con Lebac rinde por encima del 20%. Si se hace lo mismo con el Bonte 2026, se obtiene un rendimiento de 15,4%. Es decir que, quien se va a largo plazo en un Bonte 26, renuncia al mayor carry que le ofrece una Lebac».
El impacto de la entrada de los bonos al índice GBI se vio en los precios, aunque no tanto en el volumen porque son títulos con poca liquidez que se operan entre «manos grandes», como las llaman en el mercado. «Tienen poca liquidez porque los compraron inversores del exterior que están haciendo carry con estos bonos. Ellos apuestan a que la tasa de interés que les devenga el bono sea mayor a la tasa de inflación y devaluación», indicó Paula Premrou, CEO de Portfolio Personal.
En ese sentido, Juan Pablo Verá agregó: «Después de la victoria de Trump, el mercado tuvo un ajuste importante en los precios. En el caso de estos bonos, la caída fue más contenida porque sus tenedores son manos grandes que no van a correr ante la primera adversidad».
Con respecto a la evolución futura del precio de los Bontes que entrarán en el índice GBI, Manuel Terré sostuvo: «Creemos que, en el corto plazo, esto títulos podrían mantenerse en los niveles de precios en los que están y no tener tanto upside. Principalmente, por el miedo a que haya malos datos de inflación en los primeros meses de este año, ya que estos bonos tienen valor en la medida en que el Banco Central pueda concretar sus metas de inflación porque tienen tasa fija en pesos». Para Juan Pablo Vera, en cambio, una vez que el banco de inversión oficialice el ingreso de los títulos a su indicador, «habrá una demanda cautiva que seguramente ocasionará más aumentos de precio porque hay fondos replican la composición de estos índices en su cartera».