Cómo piensan quienes logran hacer rendir más sus ahorros; el caso de Warren Buffett y otros gurúes
¿Qué cualidades comparten los mejores inversores de Wall Street que explican y justifican una trayectoria casi lineal de los rendimientos por encima del promedio? Esa es la pregunta que suele reformularse cada tanto en el mercado financiero. ¿Hay alguna fórmula, una filosofía común? De haberla, ¿se puede copiar fácilmente?
En un escenario donde «incertidumbre» es la palabra recurrente en los reportes financieros, reparar en conceptos y sabiduría básica de los grandes inversores puede resultar oportuno. Se estrenó recientemente Convirtiéndose en Warren Buffett, el documental donde el dueño de la firma Berkshire Hathaway y uno de los tres hombres más ricos de mundo, comparte su filosofía de vida y su exquisita metodología de trabajo forjada al calor de las inversiones.
Sobre la base de sus testimonios y el de otros gurúes, a continuación una primera parte de los secretos y estrategias de Wall Street para convertirse en un inversor excelente. Su extrapolación al mercado argentino, de desarrollo limitado y con mayores imperfecciones, no debería asimilarse de forma directa. De cualquier manera, la sabiduría de los mejores está allí disponible para que todo inversor la tome y construya una filosofía de mercado a su manera.
Sentirse cómodo con los números
No es necesario ser un genio de la matemática, pero sí desarrollar cierta afinidad por datos y porcentajes. Entender un negocio requiere, en última instancia, entender sus números, por lo que alguna facilidad es, ciertamente, algo deseable. Los grandes inversores digieren reportes financieros a diario y logran traducir con éxito el balance de una compañía en un diagnóstico general. La contabilidad es el principal lenguaje que usan las empresas para comunicar su salud y los mejores inversores lo hablan perfectamente.
Claro que todo conocimiento adicional mejora las perspectivas. En el mercado argentino, donde las historias locales suelen enhebrarse a partir de eventos internacionales, un expertise económico resulta una ventaja natural para comprender el equilibrio global y sus empalmes a nivel país. Al menos, así lo destaca en sus clases Germán Fermo, director de la maestría en Finanzas de la Universidad Torcuato Di Tella.
Identificar dónde está el valor
Se trata de comprender la diferencia entre los ingresos de caja libres y las ganancias de una firma.Según un ensayo de Michael Mauboussin, jefe de Estrategia Global del banco Credit Suisse, el primer objetivo de un inversor al analizar una empresa es «extraer de su estado financiero el flujo de caja libre de la compañía, el alma del valor corporativo». En ese sentido, una frase conocida lo resume así: «La caja es un hecho y las ganancias, una opinión».
«En última instancia, un instrumento financiero vale por la caja que genera. Cuánto se lleva a su casa desde una perspectiva de dueño, que es en lo que uno se convierte cuando compra una acción», dice José Dapena, director de Finanzas en la Universidad del CEMA.
Los grandes inversores fundamentales nunca olvidan que el valor intrínseco de una compañía es el valor presente de todos los flujos que generará en el futuro. Por ende, se preocupan no sólo por el tamaño de los montos, sino también por su sostenibilidad en el tiempo.
Ser paciente y estratégico: esperar la oportunidad
Warren Buffett es conciso sobre este tema: a un inversor le puede ir muy bien con sólo entender el 5% de los negocios que se llevan a cabo en un país. Múltiples reportes llegan a su escritorio cada día y es metódico en cuanto a su estrategia de «batear» sólo lo que sabe que tiene altas posibilidades de acertar.
Los inversores excelentes no tienen reparo en dejar pasar las oportunidades que sean necesarias hasta encontrar la adecuada, sobre todo si éstas se encuentran fuera del perímetro de lo que han trazado como su círculo de competencia. Por caso, la reconocida aversión de Buffett al sector tecnológico tiene una explicación racional: «No sería un juego en el que podría ganar», resume, sin importarle lo lucrativo que pudiera resultar.
En ese sentido, los mejores inversores son plenamente realistas con sus fortalezas y debilidades; reconocen sus errores lo más rápido que pueden y nunca asignan capital en un negocio que no entiendan a la perfección.
Definir cuánto invertir
Los inversores más sofisticados saben que, en el largo plazo, el rendimiento de sus inversiones dependerá no sólo de las oportunidades que encuentren en el camino sino también del provecho que busquen exprimirle cada vez.
El ex jefe de la firma de inversiones Pimco, Bill Gross, enfatiza en que las «buenas ideas no deberían verse diversificadas hasta el olvido». El ejercicio de esperar pacientemente la inversión adecuada requiere luego asumir plenamente los riesgos una vez que el análisis exhaustivo está hecho y la chance toca la puerta. Warren Buffett lo resume así: «Las oportunidades no son tan frecuentes. Cuando llueve oro, busca el balde, no el dedal».
Leer hasta el cansancio
El propio Buffett -entre varios otros- digiere reportes financieros como si fueran agua: dedica entre 5 y 6 horas diarias a la lectura como metodología de trabajo, según cuenta en su documental. Algunos estiman esa tarea en torno a las 500 hojas por jornada, una capacidad que se ha deteriorado con la edad pero que mantiene a rajatabla como prioridad. En ese sentido, los hombres de bolsa más sofisticados saben, sin lugar a duda, que una inversión en conocimiento es la que paga el mejor interés.
Cinco tips para decidir bien
Amigarse con los números
Los cálculos podrían no ser demasiado complejos, pero sí es necesario tener alguna habilidad para poder hacerlos
Ir a la caza del valor
Grandes inversores se empeñan en calcular el valor intrínseco de una firma y lo comparan con el valor actual de mercado
Evaluar las chances
Los inversores tienen una cabeza ajustada a las probabilidades y sólo entran en juego cuando éstas son muy favorables
Estudiar cuánto invertir
Además de definir el instrumento financiero, la estrategia también implica considerar cuánto de la cartera le asignaremos
Educarse
Los grandes inversores manejan el concepto del «conocimiento compuesto»: irse a dormir cada día sabiendo un poco más que el día anterior