La mayor exportación de maíz y trigo generó un aumento de 37%
Si bien hoy el modelo agroexportador de la Argentina ha dejado de ser completamente de materias primas, sigue representando un volumen importante frente a los alimentos procesados. En el 2016, el complejo oleaginoso volvió a liderar no sólo en volumen sino también en su aporte a la economía aunque éste mostró una baja del 1,4 por ciento. La buena noticia vino por el lado de los cereales que tuvieron una mejora en su aporte al Central al crecer un 37 por ciento.
Los datos relevados por el Instituto Nacional de Estadística y Censos (Indec), muestran que las exportaciones totales de la oleaginosa sumaron el año pasado u$s18.149 millones. Al observar el motivo de la merma, se debió a que China demandó menos volumen dado que las compras pasaron de u$s3.931 millones a los actuales u$s2.890 millones, la baja fue del 26,5 por ciento. El gigante asiático es el principal importador de soja argentina. Los números del Servicio Nacional de Sanidad y Calidad Agroalimentaria (Senasa) dan cuenta que las compras en el 2016 fueron de 8.652 millones de toneladas de soja contra las 11.106 millones en la relación anual.
Para el director de Agritrend, Gustavo López la caída se debe a que «Argentina, para China es un mercado complementario frente a EE.UU. y Brasil que crecen más que nosotros» y por el otro lado, «la cosecha 2015/2016 se vio afectada por las inundaciones que dejaron muchos granos con destino a la elaboración de aceite y menos para la exportación».
Sin embargo los cambios en la política agropecuaria en el caso de los cereales, al eliminar las retenciones y sacar las trabas para su exportación tuvieron su efecto deseado.
El aumento en el volumen fue notorio en países de Medio Oriente, Mercosur en especial de Brasil, el sudeste asiático, y el Magreb, donde se destacan Túnez y Argelia. Los ingresos por la importaciones totalizaron más de u$s6.000 millones, el alza fue del 30,4 por ciento.
El mayor crecimiento del maíz y principalmente del trigo era de esperarse. Lo cierto es que sólo se sigue exportando commodities. Generar valor deberá ser la consigna para obtener más puestos de trabajo. Será objetivo de todos buscar otros mercados que necesiten alimentos. La Argentina no dejará de ser un país productor de materias primas, pero sí podría equilibrar la balanza y aumentar así el saldo positivo en el saldo comercial de forma que éste repercuta sobre la sociedad. Pero para llegar a esto será necesario establecer políticas a largo plazo que permitan que el campo y la industria se unan.