Un reciente informe del Foro Económico Mundial indicó que la carga impositiva es superior a los beneficios que obtienen las empresas. En un ranking de competitividad ocupa el puesto 104 sobre 138 países
Con el cambio de gobierno en la Argentina, el fin a las restricciones en el mercado de capitales y la salida del default no se reflejaron aún en un cambio profundo para la competitividad de la economía local. Incluso la persistencia del déficit fiscal de la administración de Mauricio Macri prácticamente igual al de la gestión de Cristina Kirchner obligó a sostener una carga impositiva sobre la producción registrada superior a la del resto de los países.
El último Informe de Competitividad Global del Foro Económico Mundial (World Economic Forum) 2016-2017 indicó que la Argentina ocupa el puesto 104° sobre 138 naciones. Representó una mejora de dos puestos respecto de la comparación anterior (106° entre 140), pero la medición igualmente mantuvo a la economía doméstica entre las más relegadas del mundo.
La entidad utiliza un conjunto de indicadores, que van desde la facilidad para abrir un negocio a la probabilidad de que funcionarios públicos pidan un soborno. Una de las referencias que más se tienen en cuenta es la carga fiscal del país, que en el caso argentino es la más elevada de las 138 economías analizadas.
Entre la serie de ítems que supervisa el Banco Mundial llama la atención el referido a la proporción total de impuestos que la economía formal paga en comparación con las ganancias (Total tax rate % profits). En el caso argentino los impuestos representan el 137,4% de las ganancias obtenidas por las empresas. Es decir que el Estado a través de diversos tributos se queda con más plata que la que le queda a cada compañía como beneficio. Mientras más alta sea la presión tributaria, menos competitividad tiene la economía.
En la medición se contempla «la tasa impositiva total» que calcula el Banco Mundial en base a la cantidad y percepción total de impuestos, en la que suma cinco tipos diferentes de contribuciones que se pagan tras deducciones y exenciones. Estos impuestos son Ganancias o el impuesto sobre la renta; contribuciones sociales y laborales a cargo del empleador; impuestos sobre transmisiones patrimoniales; impuestos sobre el volumen de negocios, y otros pequeños impuestos. Es decir que se contemplan gravámenes que recaen sobre el empleador y no el empleado.
ARGENTINA: REFORMAS EN UN ENTORNO ADVERSO
En términos generales de competitividad, el estudio del Banco Mundial indicó que «Argentina ganó dos posiciones al lugar 104, conducido principalmente por la innovación y perfeccionamiento de factores que reflejan el mejor estado de preparación para enfrentarse a un entorno de futuro que cambia».
Ponderó que en el último año «la calidad de instituciones evolucionó principalmente por la mejor protección de propiedad intelectual y un marco legal más eficiente. La calidad de la educación y el empleo del talento exhiben signos de progreso, así como la eficiencia en los mercados de bienes».
«La mejora de Argentina, tanto en la clasificación general como en su puntuación, se produjo mientras una nueva administración pone en práctica amplias reformas en un contexto externo adverso: la recesión en Brasil, el principal socio comercial de Argentina; precios bajos en materias primas; ajustes en tarifas de servicios públicos, y la alta inflación, que han dificultado la transición hacia un modelo más orientado al mercado», describió el Banco Mundial.
Por otra parte, advirtió que «la confianza del consumidor permanece débil, pero se espera un rebote del crecimiento, apoyado en reformas que mejoran competitividad».
En muchos de los indicadores analizados Argentina es de los más retrasados del globo: Instituciones (130° sobre 138), Entorno macroeconómico (130°), Eficiencia en el mercado de bienes (135°) y Eficiencia en el mercado laboral (130°).
En otros ítems los resultados fueron mediocres: Infraestructura (85°), Salud y Educación primaria (63°), Preparación tecnológica (69°), Innovación (81°) y Perfeccionamiento de los negocios (88°).
En tanto, la Argentina obtuvo puntuaciones aceptables para Educación superior y entrenamiento profesional (40°) y Tamaño del mercado (28° en el mundo).
Entre los factores más problemáticos para hacer negocios en la Argentina, el análisis del Banco Mundial identificó –en este orden- a la alta inflación, los elevados impuestos, el escaso acceso al financiamiento y la corrupción como mayores obstáculos.
Dentro del entorno macroeconómico, el informe alerta sobre el peso del desequilibrio fiscal, que posterga a la Argentina al puesto 121° en este concepto (7,4% del PBI). En el plano institucional, el grado de derroche en los gastos del Gobierno relegó al país al puesto 134°; al 131° en cuanto al favoritismo por decisiones oficiales, y 132° por la conducta ética de las empresas.
En el ítem Eficiencia del Mercado de Bienes la Argentina tiene dos récords: está última (138°) por carga tributaria y en importaciones (138°), que representan apenas el 13,2% del PBI. Las dificultades para iniciar un negocio también son preocupantes. Argentina está 135° por el Número de procedimientos para comenzar un negocio, 134° por el Efecto de los impuestos sobre incentivos para invertir dinero y 135° por la Carga de procedimientos de Aduana.
LA COMPETITIVIDAD GLOBAL
Richard Samans, miembro de la Junta Directiva del Foro Económico Mundial, expresó que el actual es «un tiempo de creciente desigualdad de ingreso, tensas relaciones sociales y políticas, y un general sentimiento de incertidumbre sobre el futuro».
«El crecimiento permanece continuamente bajo: los precios de las materias primas se han caído, como el nivel del comercio; los desequilibrios externos aumentan, y las finanzas de los gobiernos están bajo presión, describió Samans. Sin embargo, esto se está produciendo en una de las épocas más prósperas y pacíficas de la historia registrada, con menos enfermedades, pobreza y conflictos violentos que algún otro momento antes. Contra este telón de fondo que parece contradictorio, la Cuarta Revolución Industrial trae tanto oportunidades sin precedentes como una velocidad acelerada de cambio».
El ranking global de competitividad fue encabezado el último año por Suiza, con una puntuación de 5,81. Le siguieron Singapur (5,72), EEUU (5,70), Holanda (5,57), Alemania (5,57), Suecia (5,53) Reino Unido (5,49), Japón (5,48), Hong Kong (5,48) y Finlandia (5,44).
La Argentina ocupa el puesto 104° (3,81). En el puesto 33°, Chile es el país latinoamericano mejor ubicado (4,64 puntos). Colombia (4,30) quedó 61°, Perú se situó en el lugar 67° (4,23), Uruguay quedó 73° (4,17), Brasil alcanzó el 81° lugar (4,06) y Ecuador asomó en el lugar 91°, con 3,96 puntos.
En la región quedaron detrás de la Argentina en el listado de competitividad Paraguay (117° y 3,65 puntos), Bolivia (121° y 3,54 puntos) y Venezuela (130° y 3,27).