Estudios privados coinciden en que el pronunciado rojo de las cuentas públicas es el principal obstáculo contra la meta de inflación propuesta por el BCRA de 17% anual
Para el Gobierno el margen de maniobra se acota entre una inflación inferior a la de 2016, pero superior a la meta prevista por el Banco Central, y un crecimiento económico que dependerá de la laxitud del ajuste fiscal.
Bajar más la inflación demandará tasas de interés aún más altas, pero enfriará la recuperación. El Banco Central tomó una decisión audaz la semana pasada: incrementar los rendimientos de referencia a 26,25% anual ante la persistente alza de precios.
En simultáneo, la necesidad de un rebote de la economía en el año electoral pone a prueba los pronósticos oficiales y privados. Una emisión de deuda pública por unos USD 15.000 millones en los primeros cuatro meses del año garantiza al Ministerio de Finanzas los fondos para que el Gobierno pueda eludir un ajuste profundo en el presupuesto.
Pero la Argentina se está endeudando a tasas altas, de 7,6% anual en dólares y 26,25% en pesos, y los especialistas empiezan a alertar sobre la inconveniencia de mantener esta estrategia luego de las elecciones de medio término.
El Índice de Equilibrio Fiscal (IEF) del Centro de Estudios de la Nueva Economía (CENE) de la Universidad de Belgrano retrocedió en febrero un 15,3% respecto de enero y cayó a 82 puntos. Dicho índice se calcula como el cociente entre los gastos primarios corrientes y de capital y los ingresos tanto corrientes como de capital, donde el valor 100 indica una situación equilibrada.
El CENE indicó que por debajo se replica el nivel de déficit de las cuentas públicas. «Desaparecido gran parte del aporte temporario del blanqueo fiscal, las cuentas públicas experimentaron una nueva desmejora», refirió.
«La caída en el IEF es producto de una merma de un 20% en los ingresos fiscales, mientras que los gastos también disminuyeron, pero en menor proporción: tan sólo en un 5,3 por ciento», añadió el informe.
«Esto es producto del fuerte aumento registrado en las prestaciones sociales por efecto del Programa Nacional de Reparación Histórica para Jubilados y Pensionados. También crecieron los gastos de capital, en particular los vinculados a vivienda y urbanismo», precisó Víctor Beker, director del CENE.
Así como los indicadores que reafirman la salida de la recesión tardan en consolidarse, en el mismo sentido la desaceleración de los precios es más lenta y errática que lo previsto en los lineamientos de la política monetaria del BCRA, en particular por el impacto del incremento de los precios regulados.
«La inflación volvió a mostrar una escalada en el primer trimestre como consecuencia del ajuste de tarifas, pero no desacelerará hasta que el Gobierno logre reducir el déficit fiscal», señaló el Instituto para el Desarrollo Social Argentino (IDESA).
El BCRA estableció un rango de aumento de precios entre el 12 y el 17 por ciento este año, mientras que después del 2,4% de aumento del IPC del INDEC en marzo, la escalada inflacionaria se mantiene entre un 27% y un 28% anualizado según los resultados del comienzo del año.
«El Índice de Precios al Consumidor del INDEC incrementó 2,4% mensual en marzo, en parte debido al aumento del 34% en las tarifas de electricidad. La inflación núcleo fue 1,8% en el mes, sugiriendo un efecto de segundo orden de los aumentos de luz y gas persistentes», resumió un reporte de Puente SA.
El Gobierno acelera el gasto y el BCRA aplica el freno con el endurecimiento monetario, en un juego de suma cero, inflación más alta que lo estipulado y un crecimiento bajo y aún inconsistente. Para IDESA, «se adoptó una meta de inflación que exige una reducción de gasto público mucho más rápida y profunda que la que se viene aplicando».
La consultora que dirige Jorge Colina comparó el nivel de déficit fiscal en períodos recientes y su relación con la tasa de inflación. Detalló que entre los años 2009 y 2013 la inflación fue del 23% anual y el déficit fiscal alcanzó en promedio al 3% anual. Entre 2014 y 2016, con un rojo promedio de 6% la inflación se expandió a 36% anual. «Para el año 2017 la meta de inflación es de entre el 12% y 17% anual pero en el primer bimestre el déficit fiscal se ubicó por encima del 6% del PBI», apuntó.
«Estos datos sugieren una cierta correlación entre la magnitud del déficit fiscal y la tasa de inflación –continuó el informe de IDESA-. Ciertamente que no se trata de una proporcionalidad directa ya que la inflación depende de muchos factores, además del fiscal. Pero los órdenes de magnitud señalan una visible contradicción entre el tamaño y la tendencia del déficit fiscal y el objetivo de que la inflación no supere el 17% anual».