Echegaray se apresta a firmar un plan de pagos de pocos días para contribuyentes que necesiten regularizar situaciones y dejar así un panorama ordenado a la próxima gestión
Dejar la casa en orden. Ya sea para barajar y dar de nuevo con un flamante Presidente del Frente para la Victoria si Daniel Scioli se impone en el ballotage del próximo 22, como para no dejar cabos sueltos si debe despejar su escritorio ante una eventual triunfo de Mauricio Macri, el titular de la Administración Federal de Ingresos Públicos, Ricardo Echegaray, ha decidido poner punto final a la mayor parte posible de las discusiones en curso con contribuyentes, mediante el expediente de ofrecerles que ingresen en un plan de facilidades de pago y regularicen las deudas que les reclama el organismo recaudador, en lugar de seguir el azaroso camino del conflicto que pueden perder.
El nuevo plan de facilidades de pago de la AFIP tendrá corta vida ya que se extenderá de entre hoy o el lunes, según cuando lo firme Echegaray, y el 30 de noviembre, a sólo 10 días del recambio presidencial.
El resto de las condiciones del programa, así como una mayor precisión respecto de a quiénes realmente se destinaría, estaban en estado de ebullición anoche, a la espera de que Echegaray confirmará el diseño que venían alentando sus colaboradores.
El administrador federal de Ingresos Públicos había adelantado el 2 de este mes por la tarde que no aceptaría una posible invitación de Macri para que termine el mandato que tiene aprobado por el Congreso al frente del organismo, y que se extiende hasta fines de 2016. «Por lealtad al PJ», partido del que forma parte del Congreso directivo, Echegaray preferiría pelear un cargo electivo como concejal de Tigre, a formar parte de un gobierno para el que prevé un declive hacia un sesgo neoliberal. «Siempre que se ha instalado una gestión de ese tipo, el justicialismo vuelve», confió en la conferencia de prensa en la que presentó los números de la recaudación de octubre.
Horas después, en un programa televisivo, Macri retrucó que «los ciclos de Echegaray y de (la procuradora general de la Nación, Alejandra) Gils Carbó están cumplidos», poniendo punto final en forma definitiva así a los coqueteos de julio pasado, cuando había afirmado que quería la permanencia del funcionario kirchnerista porque «necesito recaudar», remarcaba por entonces.
A partir de estos datos comenzó la danza de posibles nombres para reemplazar a Echegaray. Uno de los que más sonó fue César Litvin, que es apuntado insistentemente en el gremio de trabajadores de la AFIP, pero que al ser consultado rechazó en forma tajante la posibilidad de abandonar la práctica privada en su estudio, Lisicki, Litvin & Asoc., para hacer patria en la gestión pública. Otro candidato sería Juan Ernesto Curuchet, vicepresidente del Banco Ciudad. Pero también este funcionario, que trabajó intensamente en los temas tributarios dentro de los equipos técnicos del macrismo, responde a Horacio Rodríguez Larreta, el jefe de Gobierno electo de la ciudad de Buenos Aires, y cualquier decisión de que ocupe un cargo determinado seguramente será consensuado por ese funcionario y Macri. Octavio Frigerio, hijo del mítico Rogelio Frigerio, ministro de Osvaldo Frondizi, y padre de Rogelio Frigerio (nieto), presidente del Banco Ciudad, también tiene sus impulsores en el seno de la AFIP.
Los últimos planes de facilidades de pago de la AFIP pudieron tener amplias cuotas y beneficios, pero no fueron moratorias, ya que no perdonaron capital.