• Brasil y Colombia fueron los más afectados.
• La Argentina, al margen (ya se hallaba en niveles exorbitantes)
La deuda emergente acumula un fuerte deterioro en los últimos dos meses, que sólo se aceleró en la última semana tras el discurso del titular de la Fed, Ben Bernanke. Algunos países, como Colombia y Brasil, acumulan un incremento del riesgo-país de casi un 50% desde fines de abril. Los bonos argentinos, en cambio, prácticamente no tuvieron variación. Es decir que soportaron mucho mejor la ola de ventas por parte de los inversores, pero igual siguen siendo los que mayor riesgo-país presentan en toda la región.
Los bonos de la región venían achicando dramáticamente la brecha que los separaba de los bonos del Tesoro norteamericano, en términos de rendimiento.
En la mayor parte de los países latinoamericanos, el riesgo-país se ubicaba apenas por encima de los 100 puntos básicos, es decir, un 1% anual en promedio por encima de los mismos títulos norteamericanos. El rendimiento de los bonos del Tesoro norteamericano subió el viernes a su mayor nivel de los últimos años, al finalizar al 2,51% anual. Este incremento de la deuda norteamericana tuvo un impacto inmediato sobre los activos de riesgo a nivel global. Pero la deuda emergente resultó especialmente impactada. Sucede que si el rendimiento de los bonos emitidos por Estados Unidos aumenta, los inversores prefieren posicionarse en ellos y para ello venden otras posiciones consideradas más riesgosas.
La caída generalizada de las acciones en Wall Street reflejó con toda claridad este comportamiento.
Los bonos argentinos resultaron una excepción. Ya desde hace tiempo venían siendo los de peor cotización y, por lejos, los de más rendimiento de toda la región. Por eso, no fueron afectados por la ola de ventas. Está claro que el mercado se apuró a vender aquella deuda de menor rendimiento y que tenía mayor riesgo de caída, por lo que el "sell-off" afectó especialmente a países que se encuentran en la categoría de grado de inversión.
El riesgo brasileño, por caso, finalizó el viernes en 253 puntos y registró un aumento del 48% desde fin de abril. A Colombia le fue todavía peor: tuvo un incremento del riesgo parecido, de nada menos que del 49%. Pero igual el riesgo es bajísimo. Se ubica en 197 puntos básicos, la sexta parte del argentino, que se encuentra en 1.223 puntos.
A fin de abril llegaba a 1.210 puntos, es decir que el deterioro fue de apenas del 1%. En los últimos días, incluso, se conocieron algunas recomendaciones de títulos locales, con el argumento de que la rentabilidad ofrecida más que compensa los riesgos.
Un caso particular es el de Venezuela, cuyos bonos también sufrieron fuertes pérdidas (tanto los emitidos por el Gobierno como por la petrolera estatal, PDVSA). El riesgo-país venezolano se acerca aceleradamente al argentino. Terminó a 1.074 puntos básicos, tras una suba del 32% desde el 30 de abril.
Ahora mucho dependerá de lo que suceda con la tasa a diez años. El aumento de las últimas semanas podría mostrar una sobrerreacción del mercado y el consenso del mercado es que hacia fin de 2013 se ubicará por debajo del nivel actual del 2,51%. De ser así, es posible que la deuda emergente, y la de América Latina en particular, se estabilice y hasta recupere parte de las pérdidas.
También fue significativa la caída de las monedas de la región, al igual que la pérdida medida en dólares de los índices accionarios. El BIK, que agrupa a las principales acciones de los países que integran el bloque BRIC (Brasil, Rusia, India y China), finalizó el viernes a 19,88, una merma del 12,5%. Entre las monedas de la región, la más afectada por la ola de ventas fue el real, que acumula una devaluación de casi un 10% en el primer semestre del año.
Fuente: http://www.ambito.com/diario/noticia.asp?id=694310