Lo habían anticipado hace pocos meses, casi con precisión, los contratos de dólar a futuro que se negocian en el mercado local: pasadas las elecciones primarias, el Banco Central aceleraría el dólar oficial para compensar al menos parcialmente el atraso cambiario. En el comienzo de septiembre, el billete ya alcanzó la mayor velocidad de la «era Vanoli»: con un avance de tres centavos y medio en apenas ocho días, el ritmo de suba «anualizado» superó el 17%. Y muestra que, si continúa con ésta intensidad, será del 1,4% en el mes y superará todas las variaciones registradas desde agosto de 2014, cuando conducía la política monetaria Juan Carlos Fábrega.
Consciente del atraso cambiario y de la depreciación de las monedas de los socios comerciales de la Argentina, el BCRA decidió acompañar las fuertes ventas de reservas que hace en el mercado todos los días con un ajuste levemente mayor en el tipo de cambio, que está aún muy por debajo de la inflación. Sólo ayer, el organismo respondió a la demanda de los bancos con una oferta de u$s 140 millones en efectivo para evitar que se disparara más el dólar, pero permitió al mismo tiempo una suba de un centavo en el precio, tanto mayorista (a $ 9,338) como minorista (a $ 9,345).
Los esfuerzos del BCRA por mejorar la competitividad cambiaria llegan un poco tarde frente al fuerte repunte del «blue» y la ampliación de su brecha con el oficial: la suba del tipo de cambio que administra el Central fue de apenas 34 centavos desde junio hasta hoy (3,7%), y en el mismo período la del billete informal fue 8 veces mayor y se acercó a los tres pesos (22%).
El cambio de ritmo que determinó el Gobierno ya había sido pronosticado hace meses por el Rofex, el mercado local de futuros en el que interviene diariamente el Banco Central para fijar certidumbre sobre su política cambiaria y evitar que se disparen las expectativas de devaluación. De acuerdo con sus precios, los inversores ya esperaban a mitad de julio que el dólar tomara velocidad una vez pasadas las elecciones primarias y, especialmente, cuando asumiera el nuevo Gobierno. Las cotizaciones indicaban que, hasta octubre, el tipo de cambio avanzaría a un ritmo del 16% anual. Y que a partir de entonces, y hasta fin de año, lo haría al 27% (siempre anualizado). En la primera mitad de 2016, aceleraría su ritmo al 37%. Con esto, el dólar se ubicaría en los $ 11,90 en septiembre de ese año.
Esta previsibilidad cambiaria es, precisamente, la que alienta la fuga de capitales que empieza a notarse en la economía, aun en un contexto de cepo cambiario. Sólo en los primeros días del mes, más de 700.000 ahorristas ya pidieron a la AFIP comprar billetes en efectivo y se llevaron, en total, u$s 388 millones. El monto no es más alto sólo porque, según testimonios de los propios contribuyentes, las autorizaciones oficiales son menos generosas que en otros meses.
Fuente: http://www.ambito.com/diario/noticia.asp?id=806787