El stock de depósitos a plazo vuelve a caer en términos nominales tras la baja de tasas del 133% al 110% nominal anual. Si se mide en términos reales, es decir teniendo en cuenta la inflación, los plazos fijos se contrajeron casi 39 por ciento
La baja de tasas de los depósitos a plazo fijo justo cuando la dinámica de precios se disparó tras la suba del 118% del dólar oficial decidida a principios de diciembre está teniendo un efecto directo en las decisiones de ahorro de familias y empresas argentinas. El stock de depósitos en pesos colocados a plazo cayó más de $400.000 millones desde su último pico del 20 de diciembre pasado y más de $1 billón desde su máximo nominal de septiembre último.
Los ahorristas deshacen una de las colocaciones más comunes del mercado local en favor de tener pesos a la vista, en cajas de ahorro o cuentas corrientes. Y sus efectos se sienten en los precios de los tipos de cambio paralelos y el adelanto de consumo de quienes, ante la perspectiva de que sus ahorros se licúen, buscan formas de guarecer sus tenencias.
Los depósitos a plazo fijo tradicionales llegaron a los $12,75 billones el 4 de enero pasado, último dato oficial. La cifra supone una caída de $427.115 millones desde el 20 de diciembre, cuando habían alcanzado su pico más reciente. Los depósitos a plazo están experimentando ahora su tercera caída en muy poco tiempo en términos de stock nominal. Después de crecer durante todo el año, tocaron su máximo el 20 de septiembre al alcanzar los $13,92 billones antes de su primer desplome posterior a las PASO, la suba del dólar libre y la mini devaluación que decidió Sergio Massa.
Una recuperación posterior a las elecciones generales de octubre lo acercó una vez más a su pico nominal —aunque en términos reales los valores sean otros— a mediados de noviembre y un nuevo repunte, posterior a la llegada de Javier Milei a la Casa Rosada, que se abortó con la baja de tasas del 13 de diciembre pasado.
La caída en el stock nominal de depósitos a plazo es mucho más notoria si se mira en términos reales. Y eso es porque cada una de las recuperaciones del stock en términos nominales estuvo acompañada por una disparada en la inflación que hizo que el valor de esos pesos depositados se desplomara. No pagan lo mismo $13 billones de septiembre que $13 billones de enero.
A fuerza de vencimientos que no se renueva y tasas de interés que rinden cada vez menos en comparación con la inflación, el stock de pesos colocados a plazo fijo en los bancos argentinos se redujo casi 39% en términos reales, es decir teniendo en cuenta la inflación, desde el 18 de agosto pasado.
La contracción de los depósitos en pesos no parece preocupar para nada al Gobierno. De hecho, en las primeras medidas tomadas antes del establecimiento de un esperado plan de estabilización, licuar los stocks de pesos parece ser más bien un objetivo.
“Entendemos la escasez de instrumentos con tasas reales positivas que enfrentan los agentes económicos para eludir la licuación no es un defecto de ese enfoque, sino, por el contrario, un pilar. Ese proceso de licuación se profundizó vía la coordinación del BCRA con el Tesoro para que la liquidez bancaria fluya del balance del primero a la curva de tasas del segundo, previa baja de tasas de pases del BCRA, eliminación de Leliq y modificación de la normativa de integración de los requisitos mínimos de liquidez. El endurecimiento de las condiciones de los Plazo Fijo UVA, que los hicieron menos atractivos para el pequeño y mediano ahorrista, debe ser leído en la misma línea”, explicó un informe de la consultora Outlier.
Al bajar la tasa que pagan los pases pasivos, eliminar las licitaciones de Leliq y reducir de 133% nominal anual al 110% nominal anual el piso que deben pagar los bancos a sus depositantes los ahorros atrapados en pesos no tienen por dónde escapar.
La alternativa del plazo fijo UVA, que protege frente a la inflación, fue prácticamente eliminada por el Banco Central al fijarles un plazo mínimo de 6 meses días atrás. La decisión de la entidad conducida por Santiago Bausili, de la mano de las quejas de los bancos por tener que pagar depósitos indexados cuando no pueden colocar ese dinero en instrumentos similares, vino a eliminar esa vía de escape. Para los ahorristas, ni el fondo común de inversión quedó como opción atractiva ahora que pagan rendimientos en torno al 80% anual. Sólo los dólares paralelos ofrecen, parcialmente, alguna seguridad aunque difícilmente compitan con la inflación.