Será clave la evolución de las exportaciones por los ingresos por retenciones. Según analistas, se abultó el ingreso fiscal por comercio exterior y aportes patronales. No obstante, creen que es factible que el Gobierno logre el equilibrio
Como el Gobierno tendrá poco margen de maniobra para seguir recortando por el lado de los gastos, cumplir con la meta de déficit cero dependerá en mayor medida del desempeño de los principales ingresos tributarios que, teniendo en cuenta que se aproxima otro año recesivo, los analistas advierten que podrían estar subestimados.
El gasto público tendrá en 2019 un componente rígido importante. Según cálculos privados, $ 6 de cada $ 10 poseen un acotado margen de maniobra producto de la nueva Ley de Movilidad aprobada a fines de 2017, cuya actualización depende principalmente de la inflación pasada.
Por este motivo, el próximo año la presión vendrá por el lado de la recaudación. Y, el supuesto más fuerte que tiene el Presupuesto 2019 en este sentido, es el ingreso previsto por los nuevos derechos de exportación, que se espera que crezca en un 170% y, por lo tanto, «aportarán ingresos adicionales por 1,1% del PBI».
Este aumento sería consecuencia de un incremento anual de exportaciones de 20,9% en cantidades y 19% en valor, alcanzando así la cifra de u$s 74.600 millones, impulsado principalmente por las expectativas de repunte de la campaña agrícola. Es decir, un aumento con respecto a lo exportado en 2018 de más de u$s 13.000 millones.
Para Javier Curcio, economista de Finanzas Públicas de la Universidad de Buenos Aires, este pronóstico es una exageración, «por más que el tipo de cambio ayude y haya cosecha récord». Y agregó: «Hay varias fuentes de sobreestimacion de ingresos, pero la que más llama la atención es el monto que corresponde al comercio exterior».
La cifra presupuestada implicaría alcanzar el mismo nivel de ventas al exterior que en 2013. Pero, en ese año, se exportó un total de u$s 75.900 millones impulsado por una campaña de granos y oleaginosas de 105 millones de toneladas a un precio de u$s 500 por tonelada. En cambio, para 2019, se prevé una cosecha agrícola de 125 millones de toneladas, pero a un precio de u$s 300 cada mil kilogramos.
Del mismo modo, Guido Lorenzo, de la consultora LCG, dijo que la meta es cumplible, pero aclaró: «La principal variable de ajuste viene por las exportaciones, lo cual es un riesgo porque es exógena y cualquier mala noticia va a obligar a hacer un recorte del gasto».
Entre estas noticias negativas, Ecolatina advirtió que se espera una lenta recuperación de Brasil. Además, aseguró que el aporte de las nuevas retenciones «luce sobreestimado». «No parece consistente con un crecimiento de casi 20% interanual de las exportaciones de bienes (según nuestras proyecciones la expansión sería la mitad) y con un tipo de cambio casi planchado».
En el balance final, para la consultora el Gobierno no podrá alcanzar el equilibrio primario de sus cuentas «producto de un nivel de actividad por debajo de lo presupuestado y un posible aumento de la informalidad», aunque proyectaron que se llegará a un resultado cercano al 0,5% del PBI.
Para los analistas, un segundo factor que pone en riesgo la meta de déficit cero es la estimación de recursos provenientes de la seguridad social que en 2019 crecerá 32,4% anual, y mostrará una caída de «solo» de 0,2% del PBI, producto de, según el presupuesto, una «mejora del funcionamiento de los organismos de control».
En diálogo con El Cronista, el experto Oscar Cetrángolo aseguró que «difícilmente se puedan lograr mejoras en el control de la evasión en un período recesivo» y esa mención solo significa que «los recursos se encuentran sobreestimados». El economista espera que la baja de las contribuciones patronales será tres veces mayor a la proyectada por Cambiemos.
Del lado del gasto, Ecolatina prevé que el principal recorte será de 17,5% interanual nominal propuesta para las transferencias a provincias, «siendo educación y salud las principales partidas afectadas», junto con una contracción de 7% de subsidios.
También desde el Estudio Broda advierten que la caída de la recaudación tributaria podría tender a acentuarse en los próximos meses por la recesión. Además, el Tesoro no contará con el «boom» de las rentas de la propiedad de 2018, y porque es casi imposible que el gasto en subsidios económicos muestre una caída real en 2019 como la que proyecta el Gobierno.
Con este panorama, si se le suma el pago de intereses de la deuda, el déficit total de la Administración Nacional se ubicaría en torno a 3,5% del PBI y llegaría a trepar a los 15% de la recaudación total.