En los primeros nueve meses superaron los 183.500 millones de pesos
El severo desborde de los gastos del estado nacional respecto del cobro de impuestos, derechos aduaneros y aportes y contribuciones a la Seguridad Social, con más de $152.000 millones a nivel primario y de $222.000 millones después de agregar el pago de intereses de la deuda pública, es el principal responsable de la firmeza de la alta tasa de inflación, superior a 25% al año que ubica al país entre las cinco más alta del mundo, porque es financiado con emisión de pesos y deuda del Banco Central.
De un estudio de la Asociación Argentina de Presupuesto y Administración Financiera Pública (ASAP), se desprende que un rubro fuerte en la generación de semejante desequilibrio de las cuentas públicas, equivalente a 7% del PBI del período, es el pago de subsidios económicos a empresas públicas, fondos fiduciarios y también al sector privado. No incluye a los subsidios de carácter social, como la Asignación Universal por Hijo, Plan Familias, Progresar y otros diversos.
Es que el trabajo de ASAP muestra que en los primeros nueve meses de 2015 la Administración Pública Nacional cerró con un déficit financiero base devengado, esto es ejecutado, aunque no totalmente pagado, de $136.580 millones, el cual se elevó a más de $222.000 millones si se agrega el efecto de las transferencias de utilidades al Tesoro por parte del Banco Central y la ANSEs, que sumaron $85.662 millones.
Mientras que el pago de subsidios económicos se elevó a $183.530 millones. De ahí que sin esos giros a empresas y fondos fiduciarios, el resultado final de las finanzas públicas hubiese sido de un rojo minúsculo de menos de $40.000 millones y permitido convivir con una tasa de inflación de un dígito bajo.
Incluso, en el caso del resultado primario, es decir antes del pago de intereses de la deuda pública, la ausencia de subsidios económicos hubiera determinado un superávit de poco más de 30.000 millones de pesos.
Concentración en el sector energético
La mayor parte de los subsidios económicos recaen en el sector energético con casi $130.000 millones, pese a que no se advierten el logro de resultado que posibiliten despejar un cuadro de precariedad extrema, porque está condicionado a que no se verifiquen temperaturas extremas y la economía no salga de un estado de estancamiento general, y recesión particular en la industria, que ya acumula un cuatrienio.
En segundo orden se ubica el sistema de transporte con un monto aproximado a $40.000 millones en el período considerado de nueve meses.
En menor medida se ubican las empresas públicas, con poco más de 10.000 millones de pesos.
Los dos candidatos a asumir la presidencia el 10 de diciembre coinciden en la necesidad de encarar políticas que contribuyan a reducir el déficit fiscal y con ello la tasa de inflación. Sin duda uno de los frentes a ajustar será el de los subsidios económicos a las empresas y el replanteo de revisar un cambio de estrategia de destinar los fondos de modo directo a los sectores necesitados, esto es la demanda, en lugar de los que ofrecen los servicios, porque ha probado no ser eficiente.