Las hipótesis tradicionales apenas sirven para justificar lo que está aconteciendo en el mercado. Sin nuevas señales los inversores se plantean cuánto durará este horizonte cambiario.
El dólar no para de caer. Y en los últimos días, al retroceso del billete se agregó el rebote alcista de los títulos públicos y de los ADR, las acciones de empresas argentinas que cotizan en el exterior. Este comportamiento combinado hizo que muchos en el mercado se preguntaran el por qué de una reacción inesperada en un escenario de fuerte expansión monetaria, inflación piso de 4% hasta fin de año, escasez de reservas y ausencia de novedades en lo que hace a la reestructuración de la deuda soberana. Y cuánto más puede durar.
Al menos hasta ahora no hay información pública que justifique la baja. El dólar blue llegó a tocar $75 el viernes previo a las elecciones y fue bajando gradualmente para quedar ayer en $64,50. Es un 14% de baja en siete días de operaciones. El dólar MEP o dólar Bolsa, que surge fundamentalmente del arbitraje de bonos que cotizan en pesos y dólares, retrocedió de 76,30 pesos en el cierre de octubre a $73,20. Y el “contado con liquidación” pasó de $80,20 a $78,10 en lo que va de noviembre.
No sorprende que el circuito cambiario oficial esté quieto. En el mal llamado Mercado único y Libre de Cambios (MULC) es donde interviene el Banco Central. Ahí el precio de la divisa estadounidense está apenas por debajo del cierre anterior a las elecciones. Cotiza a $59,65, consecuencia de las disciplinadoras intervenciones del BCRA, de los controles de cambio que impiden el acceso a empresas e instituciones para atesoramiento, y de la burocratización del pago de importaciones, que le restan protagonistas a la demanda.
El endurecimiento del cepo a las compras del público, que desde este mes solo puede comprar u$s200 por mes calendario, también mantiene anestesiado al billete en pizarras de bancos, casas de cambio y las páginas de home banking. El Banco Nación mantiene en $63,50 la punta vendedora desde que empezó noviembre.
Aún con el cepo hard, el comportamiento del mercado no cierra. El mercado viene de una emisión de $150.000 millones en octubre por reducción de Leliq. Otros $250.000 millones por adelantos transitorios del BCRA y otros $350.000 por el remanente de “utilidades”, si cabe el eufemismo, de 2018. En total, $750.000 millones.
Al mismo tiempo el Central comenzó a reducir las tasas de interés, y bajó el piso de las Leliq de 68% a 63% anual este mes. El dato no es menor, ya que las letras del BCRA son la contracara de los depósitos a plazo fijo. Ante esta novedad, tanto los bancos públicos y privados recortaron los intereses que ofrecen a sus clientes a menos de 50% anual, en algunos casos debajo de 47%. Un nivel de rendimiento real negativo si se lo compara con la inflación acumulada de 53,5% en los últimos 12 meses. Y apenas neutro frente al índice esperado de 48% hacia adelante.
¿Es que hubo alguna novedad sobre la futura economía que se pasó por alto? ¿Algún avance en la renegociación de la deuda que alentara la compra de títulos públicos? ¿Y la suba de las acciones, inclusive de las energéticas, para las que se anticipó desdolarización de tarifas?
Respecto de cualquier plan económico orgánico e integral no hay nada concreto. Es más, las versiones son a veces contradictorias y recién en dos semanas se conocerían los nombres del gabinete que acompañará a Alberto Fernández desde el 10 de diciembre. En materia de deuda, los fondos de inversión niegan que se haya formado un comité de acreedores y aseguran que nadie del equipo que trabaja con el presidente electo tomó contacto con ellos para iniciar conversaciones formales. Si bien se descuenta que será una de las prioridades del nuevo gobierno, todavía no hay fecha fijada. Lo único concreto es la advertencia del secretario del Tesoro norteamericano, Steve Mnuchin para que Argentina cumpla el compromiso con el FMI. O la predisposición de colaborar en las negociaciones con el Fondo. Para el caso, también se lo prometió Andrés Manual López Obrador (AMLO) en el viaje a México.
En ausencia de novedades concretas, la única explicación sólida luego de desbrozar versiones, es la siguiente. Ni el pago del cupón del Bonar 2024 mañana por unos u$s200 millones. Ni el pago de las letras reperfiladas que el viernes aportará otros 331 millones de dólares. Ni los rumores de una quita de 30%, rebaja de intereses a 6% anual y la extensión de plazos a 9 años con periodo de gracia para la renta. La explicación plausible para el retroceso del dólar en sus versiones libres es que hubo una fuerte dolarización previa a las elecciones, que involucró una importante porción de pesos e inclusive la toma de crédito para colocarse en moneda extranjera, bajo la hipótesis de que el tipo de cambio experimentaría un salto importante si se definía la elección presidencial como auguraban las encuestas.
Justamente la profecía no se cumplió. Probablemente por el exceso de dolarización, que significó una progresiva caída de las reservas de más de u$s3.300 millones esa semana. Ante la necesidad de hacer frente a típicos compromisos de fin de mes, pago de sueldos y cancelación de cauciones, el mercado se puso vendedor en todas sus modalidades. Y la suba de los bonos y ADR completa el esquema. Un avezado trader lo explicó en estos términos. Esas empresas e instituciones que se dolarizaron especulativamente ahora compran bonos contra dólar para hacerse de pesos. Lo mismo con los ADR. Uno presiona a la baja el dólar MEP, el otro al CCL. Algo parecido viene ocurriendo con los Cedear, compran en Wall Street y venden en BYMA contra pesos. En el caso de los individuos, algo similar habría sucedido con el dólar informal.
La pregunta del millón es cuánto más durará. Habrá que estar atento a los primeros signos de una reversión de la tendencia. Quizás una vez liquidados los sueldos y pagadas las expensas.
Fuente: https://www.ambito.com/para-ahorristas-que-baja-el-dolar-y-cuando-lo-hara-n5063991