La endeble economía argentina sigue con sus problemas a cuesta. Hablar de crecimiento y de bajarla
inflación era el fin que el Gobierno pretendía de cara al inicio de su tercer mes en el poder.
La inflación, tal vez,se convierte en una buena noticia,si es que se produce la desaceleración esperada. El crecimiento
seguro deberá esperar. La deuda, la otra pata de los tres grandes problemas que heredó el presidente, Alberto
Fernández,sigue siendo una piedra en el zapato que, al menos por ahora, posterga las ilusiones de concentrarse en
encaminar el carro y poner primera.
La decisión de ayer de reperfilar el bono Dual no es más que desnudarlo que se sospecha: que no hay plata.
Es tan claro que los dólares son escasos que los ejemplos sobran. De hecho, el propio Presidente dijo el lunes
pasado en un reportaje radial que el cepo seguirá por ahora. Decir eso y decir que si se ofrecen dólares la gente se
desprende de los pesos y compra moneda estadounidense, es lo mismo.
Por eso también el Gobierno quería evitar pagar ahora. No es que está desconociendo la deuda. El problema es otro.
Si se vuelcan 95.000 millones de pesos al mercado, la brecha entre el oficial y el «paralelo» casi con seguridad se
ampliará. Pero si la gente no va al dólar, los pesos en la calle pueden colaborar con otro destino no deseado: la
infiación.
De todas formas y más allá de hablarle con el corazón al mercado y recibir la respuesta con el bolsillo, el Gobierno
quedó atrapado entre pagar, con las consecuencias que eso tenía en el actual contexto, entrar en default, con las
consecuencias que eso tenía ó reperfilar con las consecuencias que eso tiene. Se jugó por este último camino.
En un comunicado el Ministerio de Economía expresó que la decisión de reperfilar de forma compulsiva el pago del
bono Dual obedece a que «este Gobierno no va a aceptar que la sociedad argentina quede rehén de los mercados
financieros internacionales, ni va a favorecerla especulación por sobre el bienestar de la gente. Quién participó del
canje posee ahora una tendencia sostenible, mientras que a los tenedores que decidieron no cooperarles tocará
esperar».
Pero más allá de aleccionar a los fondos o de endurecer el discurso, la realidad es que la decisión es una medida
impulsada en una situación de crisis. Igual, los mercados no tardaron en contestar. Los bonos cayeron y como
contrapartida el riesgo país volvió a subir.
La Argentina del cepo y del reperfilamiento que puso en práctica el ex presidente, Mauricio Macri, tiene cuerda por
ahora. Salir de la crisis no es sencillo ni fácil. El dinero falta y esta vez, no está al alcance de la mano un nuevo
endeudamiento para «zafar» el momento. Por eso, la opción de postergarlos pagos, aunque triste y dolorosa, parece
serla correcta.