El derrumbe en los precios globales pega de lleno en la operatoria local. En 20 días, la posición mayo perdió más de 5% y las operaciones están casi paralizadas
Argentina no es ajena al derrumbe en los precios internacionales de las materias primas y está sintiendo el impacto: valores de comercialización en caída y escasísimos volúmenes de ventas. Ayer la posición Mayo ‘15 en el Matba, correspondiente a la soja nueva que se cosechará desde abril, cerró a u$s 238 la tonelada, apenas 2,6% o 6 dólares por encima del mínimo que ese contrato tocó el pasado 2 de octubre, cuando tocó los u$s 232 la tonelada en medio del derrumbe externo.
El escenario aparece como complicado, sobre todo porque los pronósticos de clima más que favorable para los cultivos locales y los de Brasil –donde ya arrancó la cosecha– hacen estimar que los pronósticos de cosechas récord en ambos países se cumplirán con creces y harán que el stock de la oleaginosa global se ubique en los mejores de las últimas décadas, lo que pone presión bajista extra a los precios.
En 20 días, de la mano de las pérdidas de 8% del valor que sufrieron los futuros más activos de soja en Chicago, la oleaginosa «nueva» a mayo perdió 5,2%, desde el pico de u$s 251 la tonelada alcanzado el pasado 6 de enero.
Esa situación hace que los productores no vendan, aun cuando tienen que comenzar a formar «colchón» financiero para encarar la cosecha gruesa, en menos de 45 días.
En este arranque de 2015, solo en oportunidades puntuales, y en general cuando Chicago se movió hacia arriba, hubo ventas abiertas de soja futura en torno a 30.000 toneladas, un volumen diario lejano a los tiempos que la oleaginosa cotizaba a u$s 400 la tonelada.
Según el reporte semanal de la Dirección de Mercados Agrícolas del Ministerio de Agricultura, al pasado 21 de enero, la exportación y la industria llevaba declarada compras de 3,2 millones de toneladas de soja 2014/15, similar a lo adquirido para la misma fecha del año pasado. Lo que cambia es la condición de compra: del total declarado como compra por la industria y exportación, este año 2,8 millones de toneladas de la soja nueva están en condición «a fijar», es decir que el precio no se cerró al momento de la operación, sino que se hace al momento de la entrega o, incluso, posterior.
Para esta misma fecha de 2014, en medio de los rumores de devaluación –que se concretaron finalmente hacia el 21 de enero–, por la modalidad «a fijar» se habían pactado menos de 2 millones de toneladas de soja nueva.
Era un contexto diferente en término de precios. En Chicago, los futuros a marzo estaban en u$s 470 la tonelada, en tanto la posición Mayo ‘15 en el Matba rondaba los u$s 290 la tonelada.
Ayer, por segundo día consecutivo, los contratos de soja en Chicago cerraron en baja por los coletazos de la última cancelación de una compra de oleaginosa estadounidense por parte de China y el inicio de los embarques del poroto desde Brasil. Las mejoras climáticas en América del sur también tuvieron su cuota en la retracción del mercado. Así el contrato a marzo en el principal mercado de commodities agrarios global quedó a u$s 356 la tonelada, apenas por encima del mínimo de los últimos casi 4 meses.
En medio de ese contexto bajista, el Gobierno buscará la próxima semana acordar con las exportadoras de cereales y oleaginosas un cronograma y una cifra de ingreso de agrodólares para el primer trimestre.
Según trascendió, los privados llevarán a funcionarios del Ministerio de Economía y del Banco Central sus previsiones de cosechas, precios, embarques y cifras de liquidación para las próximas semanas.
Desde las oficinas gubernamentales, se buscará a partir de esos números consensuar un flujo de agrodólares similar al de febrero del año pasado, que estuvo en u$s 1900 millones.