El auge de las Lebac encarece el crédito para las empresas. El Banco Central quedó otra vez en el centro de las críticas porque no logra frenar los precios ni con tasas de 30%. Se defiende señalando el lento recorte de gastos.
La persistencia de la inflación no sólo está agotando la capacidad de los bolsillos de los consumidores. También debilita la convivencia política entre los funcionarios con influencia en las decisiones económicas. Y lo que ahora echó más leña al fuego fue la casi confirmación de que la suba de precios minoristas rozará (y podría superar) el 2% en diciembre. Volvieron a activarse los reproches cruzados entre quienes sostienen que las tasas de interés del orden del 30% que impulsa el BCRA ya fracasaron como barrera de contención. A esto se suma la evidencia estadística de que la recuperación económica comenzó a perder impulso a medida que se acerca fin de año. Desde el área «productiva» del Gobierno atribuyen esto último al enfriamiento que provocan los tentadores rendimientos de las Lebac.
La tensión se viene dando entre las áreas «productivas» (Producción, Hacienda, Energía) y la financiera (Banco Central) no es nueva. De un lado, están los que exigen resultados concretos al presidente Federico Sturzenegger, quien se cargó al hombro la tarea de domar la inflación mediante una agresiva política de tasas de interés. Sin embargo, los resultados no conforman totalmente a sus colegas.
A su vez, desde el BCRA cuestionan cierta morosidad de sus pares de Hacienda -capitaneados por el ministro Nicolás Dujovne- en reducir el déficit fiscal. También apuntan hacia la incesante suba de tarifas fogoneada desde Energía, que pone más presión a los precios.
En la cartera de Producción que maneja Francisco Cabrera evitan criticar abiertamente al Central, pero se expresan a través de las cifras crudas. En la última edición del Monitor de la Economía real al dato de inflación de octubre (+1,5) le correspondió un alerta amarillo que se destacó entre 17 indicadores de «brotes verdes». La evaluación negativa del comportamiento de los precios es compartida por todas las áreas, excepto claro en las oficinas de Sturzenegger. En la víspera del fin de semana no cayeron nada bien las declaraciones de Dujovne diciendo -casi con resignación- que «probablemente» este año la inflación llegará a 21%.
Ni siquiera su aclaración posterior contribuyó a la paz interna: «El Banco Central está haciendo un enorme esfuerzo, una enorme tarea para combatir la inflación y pensamos que eso se está viendo, que la inflación está bajando y que va a seguir bajando», dijo el ministro, luego de blanquear una cifra de inflación muy por encima de la pauta de 17% que se fijó la autoridad monetaria.
Sintomáticamente, Sturzenegger publicó después en su cuenta de Twitter un autoelogio: «La inflación núcleo desde junio del año pasado muestra una dirección bien clara. A seguir por este camino». Lo acompañó de un gráfico con una curva descendente que se estaciona en 20%. La publicación tuvo repercusión inmediata entre la comunidad de economistas. Un detalle que observaron los críticos más moderados fue que la inflación «core» se mantenía en una meseta desde junio de 2017. Cinco meses sin subas, pero también sin retrocesos. Los defensores más acérrimos, en cambio, apuntaban sus dardos al nivel de gasto público como responsable de la presión sobre los precios.
El pase de facturas también resuena en Finanzas, el área encargada de gestionar la colocación de deuda para financiar el rojo fiscal. Hasta el propio Luis Caputo admite públicamente que la intención es moderar el nivel de endeudamiento apenas las condiciones fiscales lo permitan. La peligrosa vulnerabilidad en que queda el país frente a un shock externo es una advertencia que ya hicieron desde las calificadoras hasta el propio FMI en su reciente visita a Buenos Aires. Pero lejos de reducirse, las necesidades de financiamiento persisten. Y también la inflación. Cada punto de baja del gasto primario se traduce en un aumento exponencial de la cuenta de intereses. El Estado sigue siendo un deudor generoso que paga intereses que ningún competidor privado puede ofrecer. Los industriales se quejan porque el crédito productivo muere bajo el imperio de las Lebac. La polémica interna se reavivó sin horizonte a la vista.
Fuente: http://www.ambito.com/904589-alta-inflacion-reaviva-internas-entre-funcionarios-economicos