Tras un año del inicio de la corrida cambiaria, se observa un balance negativo. El Banco Central tuvo tres presidentes, el dólar mayorista subió cerca de 110% hasta los $ 42,50 actuales. El riesgo país más que se duplicó hasta las 857 puntos, los seguros contra default se elevaron 260% y el Merval medido en dólares se hundió 50%
El primer aniversario del inicio de la corrida cambiaria muestra un balance por demás negativo. El dólar subió cerca de 110%, al pasar de 20 pesos hasta los $ 42,40 actuales. El riesgo país, por su parte, más que se duplicó, al subir desde los 400 puntos hace un año hasta las 860 unidades mientras que los seguros contra default (CDS) se elevaron 260%, aproximadamente. El impacto negativo se percibió también en la renta variable. Si bien el Merval en pesos aún opera en el mismo nivel que registraba hace un año, medido en dólares registró una brutal caída del 50% en promedio, con acciones que han visto pérdidas superiores al 70% en la moneda estadounidense durante el último año. Este panorama también golpeó la imagen del Gobierno, potenciando la incertidumbre electoral.
La corrida cambiaria comenzó hace justo un año, cuando se inició el cobro de impuestos a la renta financiera de inversores internacionales, quienes comenzaron a desarmar posiciones en Lebacs para evitar pagar el tributo, desarmando posiciones en pesos para dolarizarse y retirar esos billetes. Así, el BCRA vio salir de la plaza una avalancha de dólares, que no tuvo su contrapeso con una oferta robusta de divisas en el mercado cambiario, dado que la sequía que afectó al campo redujo el ingreso de agrodólares. Las primeras luces de alerta se prendieron cuando el tipo de cambio paso rápidamente la barrera de los $ 20 y se disparó por encima de los $ 23, en cuestión de días. El nerviosismo en la Casa Rosada y en los distintos ámbitos del oficialismo crecía a medida que el dólar alcanzaba máximos históricos.
El plan gradualista del Gobierno estaba siendo puesto a prueba por el mercado. Durante años, los inversores sostenían que el gradualismo no era el camino más viable y lo que la administración de Mauricio Macri no quiso hacer por las buenas, se lo terminaron pidiendo por las malas. Con un dólar ya en $ 25, el Gobierno acudió al FMI a mediados de mayo y, finalmente, a comienzos de junio se aprobó un paquete de asistencia financiera histórico.
Para contener la suba del dólar, el BCRA intentó intervenir en el mercado cambiario mediante la venta de divisas, de manera de compensar la alta demanda con mayor oferta. Además, buscó generar atractivo en los activos en pesos, elevando la tasa de interés en moneda local, que trepó desde niveles inferiores al 30% hasta el 73% en octubre pasado. Pese a ello, las inversiones en pesos registran pérdidas del 28% en dólares durante el último año. Dicho de otra manera, los rendimientos no llegaron a compensar la fuerte suba del dólar, perdiendo cerca de un 30% en moneda dura.
Los tres presidentes
Desde el inicio del mandato de Macri hasta mediados de junio de 2018, el presidente del BCRA fue Federico Sturzenegger. Mucho se criticó a la entidad por haber cometido errores no forzados en el primer trimestre del 2018 y, sobre todo, desde el fatídico 28 de diciembre, en el cual se cambiaron las metas de inflación. A partir de allí, el Banco Central inició un ciclo de bajas de tasas casi infundadas, ya que la inflación seguía mostrando niveles elevados, pero mantenía la expectativa de que la actividad se reactivara. Bajar la tasa cuando la inflación seguía siendo elevada, fue como echar leña al fuego para una economía que mostraba un desequilibrio externo importante y un tipo de cambio atrasado, al tiempo que se encontraba en pleno ajuste de precios relativos.
Bajar la tasa de Lebac junto con la implementación del impuesto a la renta financiera de inversores internacionales gatillaron el inicio de la corrida cambiaria. El dólar saltó a $ 25 y Sturzenegger entendió que su imagen como banquero central estaba «devaluada».
En medio de ese circunstancia, se encontraba en pleno debate el paquete de asistencia financiera que el Gobierno le había solicitado al Fondo Monetario Internacional y que, finalmente, fue concedido el 7 de junio pasado con un paquete de u$s 50.000 millones. Una semana después, Sturzenegger renunció.
En su lugar, asumió Luis Caputo, quien estuvo al mando del Central sólo hasta septiembre. Sin duda, ese fue el período más agudo de la crisis cambiaria, con un dólar en niveles de $ 42 y los CDS por encima de 800 puntos.
La renuncia de Caputo se conoció cuando el Gobierno estaba a punto de formalizar un nuevo acuerdo con el FMI para reforzar su posición financiera, enfrentar los pagos de la deuda y consolidar la intervención en el mercado cambiario después de la fuerte disparada del dólar.
Caputo fue reemplazado por el actual presidente del BCRA, Guido Sandleris, quien anunció un nuevo plan monetario que planteó crecimiento cero de la base monetaria y estableció una zona de no intervención, con bandas superiores e inferiores.
En primera instancia, la debilidad local era acompañada por los mercados emergentes, pero se mantuvo cuando los demás se moderaron. Desde abril a septiembre, tanto el dólar como los seguros contra default de Argentina fueron al compás de lo que registraban otros países en jaque como Turquía y Brasil. De punta a punta los CDS subieron 260% en el año, pasando de los 280 puntos hasta los 955 actuales.