Se anunció una flexibilización de las exportaciones de carne vacuna y mejoras en el acceso al financiamiento. El método de trabajo que impulsa Julián Domínguez y su estrategia de aferrarse a los gobernadores. La Mesa de Enlace entre la expectativa y la cautela, tras las nuevas medidas
El Gobierno de Alberto Fernández anunció ayer una flexibilización de las exportaciones de carne vacuna, mediante la liberación de la comercialización a China de la carne de aquella vaca que cumplió su ciclo productivo y también es conocida como “vaca vieja”. Muchos anoche recordaron la frase de la vicepresidenta, Cristina Fernández, cuando en un acto de campaña antes de las últimas elecciones, señaló: “Dicen que en realidad las vacas que se iban para afuera eran todas vacas viejas, entonces en el campo tenemos un geriátrico en lugar de producción vacuna”. Es que en aquel momento el kirchnerismo duro se oponía a la propuesta del ministro Matías Kulfas de impulsar la comercialización de dicha carne al Gigante Asiático. Eso ya es parte del pasado.
Si bien la decisión adoptada se trataba de un reclamo del campo, su implementación se vio forzada por la dura derrota electoral que sufrió el oficialismo en las últimas PASO, y por el reclamo de un grupo de gobernadores del peronismo y con llegada directa a la Rosada, y donde la cadena de ganados y carnes tiene una fuerte incidencia en el desarrollo de sus distritos y que siente el impacto negativo del cepo exportador.
En el sector agropecuario, que reclamaba la liberación total de las exportaciones, el anuncio de ayer fue tomado como un paso adelante. Los ruralistas aclararon que todavía necesitan ver que los funcionarios transformen en hechos concretos las promesas y se resuelvan los problemas de los productores. Mientras tanto mantendrán en suspenso su plan de lucha, y conservan pocas expectativas y cautela en la relación que comenzó con el nuevo titular de la cartera agropecuaria, Julián Domínguez, quien planteó a los dirigentes del campo una agenda de trabajo que consistirá en reuniones semanales con los técnicos de las entidades y cada 60 días con los referentes de la Mesa de Enlace, en busca de quitarle tanto voltaje político a la relación.
Domínguez, tras los anuncios y en un contacto con la prensa especializada en temas agropecuarios, dijo que le pidió al presidente Alberto Fernández, antes de asumir, que su cartera recupere las competencias naturales que tenía como ministerio y por otro lado “escuchar” al sector agropecuario, a quien destacó por su aporte a la economía, por llevar adelante una revolución tecnológica y siempre adoptándose a los grandes cambios. Por su parte, el titular del ejecutivo nacional le encomendó al ministro la misión de recomponer el vinculo con el sector, darle mayor previsibilidad y generar crecimiento a nivel local e internacional.
La habilitación de la carne de vaca a China, un producto que no se consume en el mercado interno y por ende no tiene impacto en los precios, y la eliminación de la resolución del Banco Central que impedía a los productores que tenían almacenadas más del 5% de la producción de soja y trigo, acceder a líneas de financiamiento, fueron las primeras señales del Gobierno a la dirigencia agropecuaria. “El productor tiene que tener la certeza de que no hay ni cupo ni cepo”, resaltó Domínguez en diálogo con la prensa.
Y a todo esto, hay que sumar que este jueves se anunciará el envío del proyecto de desarrollo agroindustrial, que promueve desde hace más de un año el Consejo Agroindustrial Argentino para alcanzar un aumento de exportaciones y empleo en 2030, a través de incentivos fiscales e impositivos, pero básicamente con reglas claras de juego. Una iniciativa que ya cuenta con el apoyo del oficialismo y sectores de la oposición, por estas horas está a la firma de Alberto Fernández y Julián Domínguez se comprometió a ir con los gobernadores al Congreso a defender la misma y solicitar su aprobación.
Son medidas que en lo inmediato no responden al pedido de la Mesa de Enlace de liberación total de las exportaciones de carne vacuna ni resuelven los enormes problemas de competitividad del sector, pero son señales que contribuyen a bajar la tensión que había entre el Gobierno y el campo. Los desencuentros fueron muchos en lo que va de la gestión de Alberto Fernández: el aumento de las retenciones a la soja, el intento de intervenir y expropiar Vicentín, el avance sobre la propiedad privada, y a fin del año pasado el cierre de las exportaciones de maíz.
Ministerio y gobernadores
En esta nueva etapa de la cartera agropecuaria, se observa al ministro Julián Domínguez en la escena de la toma de decisiones, el ministro de Agricultura vuelve a tener cierto protagonismo en el tema de la carne vacuna y donde la Mesa de Enlace se posiciona como uno de los principales interlocutores, algo que hasta el momento no sucedía, ya que el dicha problemática estaba en la órbita de Desarrollo Productivo, donde Matías kulfas mantenía un contacto directo con los frigoríficos exportadores.
Otro de los cambios que provocó la derrota del oficialismo en las últimas elecciones primarias y que plantea un complejo escenario para las legislativas del 14 de noviembre, fue el cambio de actitud de ciertos gobernadores que hasta el momento no habían planteado el impacto del cepo a la carne vacuna en sus respectivos distritos y en el ámbito del Gobierno nacional, e inclusive no hicieron lugar al reclamo de la Mesa de Enlace para reunirse con ellos. Es el caso de Gustavo Bordet (Entre Ríos), Axel kicillof (Buenos Aires) y Sergio Ziliotto (La Pampa).
Lejos de cada uno de ellos se ubicó la máxima autoridad de Córdoba, Juan Schiaretti, quien reclamó desde un primer momento por la liberación total e inmediata de las exportaciones de carne vacuna, se reunió con los presidentes de las entidades y hasta dijo que en su provincia “se cuida al campo”. Y si bien cuestionó la medida desde un primer momento, ayer estuvo en el ministerio de Agricultura: se trata de Omar Perotti, de Santa Fe.
Tras los anuncios, Domínguez destacó el rol de los gobernadores. Al respecto, dijo que asumió el compromiso de que las decisiones de políticas públicas de su ministerio serán de manera federal, donde promueve un trabajo en conjunto de las provincias y municipios con las entidades del campo, y se sumarían el Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria (INTA) y las universidades. “El Consejo Federal Agropecuario será el ámbito donde se definirán las medidas a implementar”, concluyó el ministro de Agricultura.
El efecto de las elecciones primarias fue tan grande que después de mucho tiempo, un ministro de Agricultura mantuvo un cara a cara con los dirigentes del campo, atendió a la prensa y respondió preguntas, y prometió una gestión diferente y con poder de decisión. Habrá que ver si con el correr del tiempo todo esto se mantiene, o solamente se trató de dar una señal en la búsqueda de revertir el resultado adverso de los comicios, algo que al Gobierno lo tiene obsesionado.