Según la Tax Justice Network, hay u$s 440.000 millones de argentinos fuera del sistema financiero. Además, hay un flujo de u$s 36.000 millones que se fuga anualmente
Para el Indec, hay u$s 226.000 millones de argentinos fuera del sistema financiero. Sin embargo, James Henry, economista senior de la Tax Justice Network, incorpora los rendimientos que generan año a año los capitales y, para 2010, el stock llegaba a u$s 400.000 millones y, si la serie hubiese continuado hasta 2012, arrojaría un total cercano a u$s 440.000 millones. A esto hay que sumarle los u$s 36.000 millones anuales existentes de flujo anual de fuga, según fuentes especializadas en el sector: «Es más fácil limitar la fuga que hacer volver parte del stock. La mitad del flujo se va por la vía financiera, mientras la otra mitad lo hace por comercio exterior blue, sobrefacturación, precio de transferencia y equity disfrazados de préstamos», dicen.
Para engrosar las alicaídas reservas del BCRA, Daniel Scioli, Mauricio Macri y Sergio Massa analizan lanzar un nuevo blanqueo de capitales apenas asuman para traer dólares a través de la Bolsa.
José María Salinas, director de la Fundación Argentina para el Estudio y Análisis sobre la Prevención del Lavado, advierte que existe mucha economía negra en nuestro país que necesita exteriorizar su dinero para poder volcarlo en el sistema, como desarrolladores inmobiliarios con proyectos de inversión de barrios privados que, con plata blanca, le darían un gran impulso a la economía.
Mariano Sardáns, CEO de FDI, es de los más optimistas: «Argentina podría fácilmente hacerse de entre u$s 30.000 y u$s 40.000 millones siempre cuando el contribuyente no esté obligado a ingresar los fondos al país, sino que pueda exteriorizar sus bienes en el extranjero pagando una alícuota o multa por única vez. Esto ya lo han realizado Estados Unidos, Francia, Alemania e Italia».
Incluso, acaba de lanzar un blanqueo fiscal Colombia, gravando a quienes declaran sus bienes en el extranjero con una alícuota del 10% para los que entran en el primer año, 11,5% para el segundo, y 13% para el tercero. «Todo depende de la credibilidad que genere el próximo gobierno y de que se haga un reforma fiscal integral que reduzca la presión impositiva. Estos son los motivos que generan la fuga de capitales», afirma Jorge Colina, de Idesa.
Guillermo Nielsen coincide en este punto: «Lo esencial para una repatriación de capitales es la confianza, con lo cual se podría lanzar a mediados del año próximo, si es que hay avances en ese sentido». Todo depende, fundamentalmente, de las condiciones específicas de blanqueo. «Lo que muestra la historia es que siempre los recursos obtenidos son menores de los originalmente previstos», indica Maximiliano Castillo, de ACM.
Siendo optimista, Eric Ritondale, de Econviews, ve entrando u$s 10.000 millones de argentinos el primer año.
A Pedro Rabasa, director de Empiria, lograr u$s 10.000 millones con el blanqueo le parece una cifra no imposible pero bien ambiciosa, que exigiría señales muy claras de racionalidad económica, de la mano de un tipo de cambio mínimamente realista y con un plan dirigido a revertir el deterioro fiscal.
«Pare tener éxito, hay que acompañarlo con una reforma tributaria tal que mejore las condiciones que llevaron todos esos fondos afuera», destaca Esteban Marzorati, especialista en temas de lavado. Martín Polo, de Analytica, tiene sus dudas: «Lograr revertir el flujo hacia la repatriación parece una misión imposible en el corto plazo dada la historia económica de nuestro país».
Sardáns lo retruca: «Nos dirigimos hacia un mundo fiscalmente transparente, con 85 países intercambiando información fiscal de forma automática a partir del 2017. Por eso, hay muchos argentinos con dinero en el colchón que cada día se les hace más difícil poder usarlo. Pero debería anularse el impuesto a los bienes personales, que está siendo reemplazado en el mundo por el impuesto a la herencia, ya existente en provincias de Buenos Aires y Entre Ríos».