Sin Presupuesto aún que defina principales variables desde el Gobierno, los economistas prevén que la Ley de Solidaridad hará más cercano volver a exhibir resultados positivos en la cuenta fiscal y externa
La década perdida podría haber quedado atrás, al menos en términos de cuentas públicas y externas: en el año que acaba de comenzar, para el cual aún no hay un proyecto de Presupuesto que siente los lineamientos que se buscará transitar, se volverá a los superávits gemelos -o al menos equilibrio-, luego de 10 años de resultados en rojo.
Así surge de las previsiones de economistas luego de conocido el paquete de medidas incluidos en la Ley de Solidaridad Social y Reactivación Productiva aprobada una semana atrás. Pero el otro factor que llevó a estos pronósticos surge de la evolución de los indicadores de resultados, tanto fiscal y externo, de los años y, en particular, meses.
La última vez que se registró superávit gemelo en la Argentina fue en el período comprendido entre 2004 y 2009. Tras ese lapso, en 2010 se comenzó una etapa en la que se profundizaron los rojos, tanto fiscal primario como el de cuenta corriente.
En los últimos tres años, el ajuste del Gobierno de Mauricio Macri avanzó para comprimir el déficit: de acuerdo a los diferentes pronósticos, 2019 cerró con un rojo primario de entre 0,5% y 1% del PBI.
«El impacto del plan desde el lado fiscal implica un ahorro de 1 punto del PBI. Consistente con un déficit fiscal primario que va a partir de niveles cercanos a 1 punto, 2020 se termina en equilibrio», describió Juan Ignacio Paolicchi, de EcoGo, aunque advirtió que se llegaría a ese resultado de no mediar ningún aumento del gasto que no esté previsto hoy.
No obstante, recordó que el propio Martín Guzmán sostuvo que no hay mucho margen para aumentarla emisión monetaria, por lo que «el déficit fiscal no puede aumentar» de manera exagerada, razonó.
Si bien las medidas aportan 1 punto del PBI, Paolicchi razonó que si no se lo ponía en práctica la dinámica que había en la economía iba a llevar a finalizar 2020 con un déficit de 3% del PBI. «Venías de una fórmula de movilidad que si no hacías nada te aumentaba 0,3 del PBI en 2020 el déficit. También el adelanto de las retenciones que hubo en 2019 y el consenso fiscal también te restaban recaudación para este año», señaló.
Más allá de esa observación, y al igual que Matías Rajnerman de Ecolatina y Melisa Sala, de LCG, lo que pronostican para 2020 es que se volverá al terreno del equilibrio primario (este es, el que se contabiliza antes del pago de intereses de la deuda).
«Con el paquete estimamos que podrán equilibrar el resultado primario en 2020», armó Sala. Si bien estiman que en 2019 el déficit va a ser de 0,5% del PBI, a eso agregan deuda flotante, la fórmula de movilidad jubilatoria, el adelantamiento de las retenciones (que implicaría pérdida de ingresos extraordinarios) y la devolución del 15% de coparticipación a las provincias, por lo que «en total, la administración del Frente de Todos heredará un desequilibrio primario de 1,8 puntos porcentuales».
Rajnerman agregó que, si bien aún no están dando números de pronóstico de resultado fiscal para este año, sí ven que sería un escenario de equilibrio «o incluso un superávit primario si la economía mejora, depende de qué ocurra con jubilaciones y pensiones que es más de la mitad del gasto público», delimitó.
«La recaudación va a mejorar mucho, entre 1,5 y 2 puntos del PBI, por lo que habrá que ver en el gasto qué pasa con las jubilaciones en marzo», agregó. Además, diferenció las lógicas del Gobierno actual con el anterior: «antes no consideraban tan relevante el círculo vicioso de menos gasto, menos actividad; la nueva gestión apuesta a círculo virtuoso de más recaudación, más actividad», describió.
Mejor en lo externo
Además de las cuentas públicas, en el plano externo la cuenta corriente también mostraría este año una evolución favorable. «En nuestro escenario base no solo se llega al equilibrio sino que se llega a 1 punto de superávit. Depende del pago de intereses de la deuda», avanzó Rajnerman.
De hecho, señaló que la cuenta de bienes y servicios ya está en positivo, por lo que queda la de rentas. «Creemos que los pagos de intereses de la deuda van a ser acotados y que posiblemente se negocie una relajación de los mismos. En este escenario, que no hay dólares financieros para el país y hay que pagar deuda, si la cuenta corriente siguiera en rojo sería un gran problema», advirtió.
Un poco más pesimista, pero muy cerca del equilibrio es el pronóstico de la consultora LCG: la cuenta corriente se achicaría tras un déficit de 1,9% en 2019 a uno de 0,6% este año.
Para Paolicchi, de EcoGo, la cuenta corriente cierra 2020 casi equilibrio, con un déficit de solo 0,2% del PBI. «En base al brutal ajuste por la cuenta corriente cambiaria, una vez que se excluye el pago de intereses, hay un ajuste muy fuerte en la cuenta de bienes, más que nada por un desplome de las importaciones más que mejora de las exportaciones», razonó.