La política económica, y en particular el manejo del tipo de cambio, suman dos problemas: la inflación y el atraso cambiario. Se demostró que el “ancla cambiaria” fue un fracaso, pues el alza de precios en pesos siguió su camino como si no existiera.
La inflación en dólares, estimando una suba de los precios en abril de casi 6%, es de 8,5% en el cuatrimestre, similar a la proyectada en EEUU a un año. En pesos, se estima en algo más de 24,5%. La recuperación del dólar en las últimas ruedas impidió que ese número sea de 10% para el cuatrimestre.
La diferencia es que la suba de precios a la Reserva Federal norteamericana le significa un drama y en la Argentina está desatendida según lo indican las últimas medidas adoptadas de expandir subsidios, mientras el Congreso trata una moratoria para futuros jubilados que costaría alrededor de $500 mil millones anuales.
La Argentina, de esta manera, suma dos problemas: la inflación y el atraso cambiario. Si el dólar hubiera acompañado a la inflación este año, la suba del costo de vida medido en divisas sería negativo.
Calma chicha
Pero la tranquilidad de la moneda norteamericana sirvió para demostrar que el ancla cambiaria fue un fracaso porque el alza de precios en pesos siguió su camino como si no existiera.
Y esto se debe a la escasez de dólares que hace que los importadores ante la expectativa de no poder hacerse a futuro con divisas al tipo de cambio oficial, cotizan sus productos al valor de dólar contado con liquidación que es el que le permite pagar a sus proveedores del exterior en tiempo y forma: al contado en lugar de los seis meses de plazo que exige el Banco Central.
La política cambiaria incide sobre la inflación y las reservas. De hecho, el viernes, el Banco Central compró USD 80 millones y las reservas aumentaron tan solo USD 12 millones, debido a que debió abastecer de divisas a la importación.
Pero la estrategia se está agotando porque el dólar se encareció frente a las seis principales monedas del mundo a los niveles más elevados del siglo.
Al mismo tiempo, los bonos del Tesoro de Estados Unidos tuvieron un fuerte derrumbe de precios que elevó su renta a 3,123%. Este fue el peor primer cuatrimestre de la historia para los títulos norteamericanos que perdieron casi 11% en el año. El rendimiento en los primeros días de enero era de 1,5%. Es decir que se duplicó. El mismo camino siguieron los bonos españoles y alemanes que triplicaron su renta en ese lapso porque la suba del dólar, impulsada por el alza de las tasas de interés, los hizo bajar de precios para acomodarse a las rentas más altas que pide el mercado. La Argentina ignora este escenario. Casi todos los países subieron sus tasas. Brasil el jueves la ubicó un punto por encima de la inflación a 12,75% anual.
Criptocrash
En ese panorama, el bitcoin, la criptomoneda más popular, cayó el fin de semana 3% y ayer cotizó a USD 34.400. A principios de año valían más de USD 46 mil.
Los AL30D, el bono más maltratado de la Argentina y que se utiliza para hacer operaciones de dólares financieros, fue más exitoso que el bitcoin. Pero a pesar de tener una baja menor a la criptomoneda, el viernes cayó 2,68% e hizo subir al dólar MEP $2,90 a $208,49. El GD30 que incide en el precio del contado con liquidación, bajó 3,41% y la divisa cotizó en este mercado aumentó $1,55 a $208,16 y volvió a estar por debajo del dólar MEP. Un absurdo que solo un mercado volátil y que opera a ciegas puede permitirse. El dólar cable, el que permite colocar divisas en cuenta del exterior no puede tener precio negativo, salvo que haya una oleada de ingresos de divisas del exterior, algo que en este momento no ocurre.
Los bonos indexados, los Boncer y las Lecer, siguieron subiendo porque los inversores creen que la inflación será más elevada que la que calcularon las consultoras en el REM, la encuesta que hace el Banco Central, que es de 65,4 por ciento.
Hoy comienza una semana signada por el dólar, acechado por la mayor grieta que hay en el Gobierno. El discurso del viernes de la vicepresidenta inquietó al mercado tanto como la noticia de que el Estado puede perder el juicio por YPF y debería pagar una suma cercana a USD 20 mil millones. Si se diera este hecho, la empresa habría costado USD 25 mil millones, casi 10 veces más que su actual valor de libros.