La encrucijada del Gobierno: necesita inyectar dinero en el mercado, devaluar el peso y bajar impuestos. La pandemia comenzó y no sabemos cuándo va a terminar.
Por Salvador Di Stéfano
El Gobierno está en una gran encrucijada: necesita inyectar dinero en el mercado, devaluar el peso y bajar impuestos. Más trabajo para los informales y cuentapropistas. Un dólar mayorista a $70 para comenzar. Bajar en lo inmediato los derechos de exportación.
El país ingresa en una cuarentena que sabemos cuándo comienza y no cuando termina. El pico de contagio del coronavirus podría sobrevenir con las bajas temperaturas, nos faltan 60 días para que lleguen y se queden con nosotros alrededor de 90 días. Quedarse en casa será una opción por mucho tiempo. Esto se traducirá en un cambio brutal de costumbres, negocios y forma de trabajo.
El gobierno necesita inyectar dinero en la economía porque la rueda dejó de girar. Los negocios trabajan con cheques a fecha, o pagando factura contra factura, la poca venta de hoy pone en riesgo los cheques emitidos y el pago de la mercadería vendida. La llegada de crédito a tasa subsidiada es una bendición para las empresas. Las medidas conocidas ayudan, pero hay que fortalecer a la clase media, que es la que quedó empantanada en esta crisis.
Un tema del que pocos hablan es la cantidad de trabajadores cuentapropistas e informales que hay en Argentina. Al tercer trimestre del año 2019 la cantidad de puestos de trabajo ascendía a 20.685.000, de este total los puestos de trabajos asalariados registrados ascendía a 10.623.000, puestos de trabajo asalariados no registrado (informal) 4.802.000, y puestos de trabajo no asalariados (cuentapropistas) 5.259.000.
Si bien la crisis actual afecta al conjunto de los trabajadores, los más indefensos son los trabajadores informales y los cuentapropistas que entre ambos suman 10.061.000. Hay que realizar un plan para estas personas que no son jubilados, no tienen Asignación Universal por Hijo, son trabajadores que en muchos casos viven al día y de conseguir trabajos eventuales que hoy han desaparecido.
Las medidas anunciadas por el gobierno no cuentan con partidas genuinas, con lo cual se va a recurrir a emitir dinero, lo que en alguna medida impactará en los precios y en el tipo de cambio.
Argentina necesita imperiosamente devaluar. Pasamos a mostrar la devaluación de los países vecinos en los últimos 12 meses, y lo que sucedió en Argentina.
En este cuadro podemos apreciar que todos los países mencionados tienen una inflación de un solo dígito. México, que no depende de su comercio con China, ha devaluado mucho menos que los países ubicados en América del Sur, lo que nos da una ventaja competitiva para poder profundizar relaciones comerciales.
Cuando comparamos las devaluaciones realizadas versus la inflación del último año, si bien Argentina es la que más devaluó el peso en términos nominales, es la que menos devaluó en términos reales. Para equipararnos al resto de la región, el peso debería valer $70 por dólar, y hoy estamos a un 10% de alcanzar dicho valor.
El Banco Central deberá corregir el tipo de cambio, de lo contrario el gobierno nacional debería disponer más medidas para cerrar la economía, ya que dependemos del superávit de balanza comercial para hacernos de los dólares para enfrentar pagos de la deuda pública. Salvo que el gobierno esté pensando en ir a una cesación de pagos y ya no importe la cantidad de dólares que ingresen al país.
Con el problema del coronavirus a escala mundial, parece que no tiene sentido un impuesto del 30% al turismo, sin embargo, la voracidad recaudatoria es elevada, y esto les pone un piso elevado a los dólares bolsa y blue, que en este contexto van creciendo en precio y ya tenemos una brecha del 36%.
El petróleo cotizando a nivel internacional en U$S26 augura nuevas bajas ya que perfora pisos cotidianamente, esta baja arrastra al etanol y biocombustibles, impactando en el precio de la soja y maíz, los dos productos que más exporta Argentina. La soja mayo en Chicago vale U$S305 y el maíz mayo U$S133,46. En Argentina los valores son soja mayo U$S212 y maíz julio U$S129,20.
Con estos precios todos los productores de petróleo, maíz y soja en el país pierden dinero. El gobierno puede capturar una buena recaudación este año, porque a los que producen no les queda otro camino que vender al precio que sea, sin embargo, a futuro se cerrarán pozos petroleros, disminuirá la siembra y esto afectará al gobierno, ya que ingresarán menos dólares e ingresos fiscales.
Los desafíos del gobierno en la coyuntura pasan por mantener vivo el mercado interno, tener un tipo de cambio competitivo y lograr que los negocios extractivos puedan sostenerse en el tiempo. La deuda quedó en un segundo plano, si no aseguramos mejores negocios, más actividad y cuidamos el empleo no le podemos pagar a nadie. Tal vez, es el momento de pedir una línea de crédito al FMI (hasta Maduro está en ese camino), solicitar un crédito contingente a la Reserva Federal de Estados Unidos y una ley de incentivos fiscales para nuevas inversiones, que sea muy atractivo y quienes hundan dinero en esta coyuntura no paguen impuesto por 10 años, pero que generen trabajo y exportación. No es fácil, tampoco imposible.