Según Chainalysis y Financial Times, las cripto prosperan en mercados emergentes, en especial en aquellos con monedas débiles, altos costos bancarios y controles de capital. Datos, países y uso de las distintas especies cripto
La Argentina es el noveno país del mundo en “intensidad de adopción” de criptomonedas, según un índice elaborado por Chainalysis, un sitio especializado en criptomonedas y blockchain, subraya un extenso artículo publicado por Financial Times, uno de los medios financieros de mayor alcance y prestigio mundial.
Los reguladores de los países avanzados han emitido alertas sobre los riesgos de operar en criptomonedas, que en tanto echan raíces en los países en desarrollo. El avance es más intenso en aquellos con historial de inestabilidad financiera, barreras de acceso al sistema financiero, altos costos bancarios y controles de capital, señala el artículo.
“Mientras todos prestaban atención a los tweets de Elon Musk, o lo que este o aquel CEO piensa sobre Bitcoin, se fue desplegando una historia poderosa de criptomonedas en los países emergentes”, dice Kim Grauer, director de investigaciones de Chainalysis, en el extenso artículo publicado en la sección “The Big Read” del medio británico.
De los 20 países del mundo con mayor “intensidad” de adopción de criptomonedas, solo uno, EEUU, es de “altos ingresos”. Los 19 restantes son países que los entes multilaterales clasifican, con cierto rezago, como de ingresos “medio altos”, “medio bajos” o “bajos”.
De hecho, en las 10 primeras posiciones del ranking de “intensidad de uso” de criptomonedas aparecen 3 países que también integran el Top 10 de monedas que más se devaluaron en el período enero-agosto 2021: Venezuela, la Argentina y Nigeria.
Chainalysis elabora su índice de “intensidad de adopción” de criptomonedas en base a tres factores: valor recibido de criptomonedas, comercio minorista y volumen de intercambio entre “pares” en cada país, ponderados por la cantidad de usuarios de internet y poder adquisitivo del PBI per cápita. Así, por caso, Venezuela, actualmente sumida en la miseria y con cortes de electricidad tan frecuentes que los venezolanos llaman “alumbrones” a los momentos que tienen luz, aparece como el séptimo país del mundo en intensidad de uso de criptomonedas, delante de EEUU.
El Top 10 mundial
Vietnam es el país del mundo de mayor “adopción” de criptomonedas, en su caso motorizada por un alto grado de comercio internacional. Además, recientemente, según datos de las dos mayores plataformas de transacción de critptomonedas “entre pares”, el África subsahariana, una de las regiones más pobres del mundo, superó recientemente a América del Norte (Canadá, EEUU y México) en volumen de este tipo de criptoactividad.
Los mercados emergentes son tierra fértil para las criptomonedas porque sus propias monedas no cumplen bien su función como medio de cambio, unidad de cuenta y reserva de valor. “Inflación impredecible, tipos de cambio inestables, sistemas bancarios ineficientes y caros, restricciones financieras, incertidumbre regulatoria y amenaza de controles de capital, son todos factores que socavan las monedas locales”, dice el FT, en lo que casi es una descripción de la situación financiera y cambiaria actual de la Argentina. También la de Nigeria, cuya joven población, dice el artículo tiene que lidiar con alto desempleo, mercados negros, controles de capital y subas y bajas del precio del petróleo, principal producto de exportación. Cuando el precio del petróleo cayó la principal planta eléctrica de Nigeria, financiada por el Banco Mundial, estuvo a punto de caer en default. Si se sustituye petróleo por soja u otros cultivos agroindustriales, la descripción semeja el caso argentino.
Otro motor del uso de las criptomonedas es el uso de las remesas de emigrantes que envían ayuda a sus países de origen, pues el costo de enviarla mediante criptomonedas es muy inferior a los costos de bancos o servicios de envío tradicionales como Western Union.
Otra característica es que los usuarios de criptomonedas en los países emergentes recurren a distintas especies para distintos tipos de operaciones. Por caso, Dash para operaciones chicas, Bitcoin para operaciones grandes y Litecoin para, por ejemplo, pagar suscripciones satelitales.
Brasil es el país latinoamericano con mayor número de usuarios de criptomonedas (10,4 millones) y en crecimiento: el volumen de transacciones a través de la plataforma Mercado Bitcoin se multiplicó por siete en relación a 2020 y recientemente se confirmó una inversión de USD 200 millones del grupo tecnológico japonés Softbank, cuyo número de clientes se duplicó a 2,8 millones. “En Brasil, casi toda la actividad en criptomonedas tiene que ver con inversiones y comercio”, cita el FT a Daniel Cunha, ejecutivo de Mercado Bitcoin. En México, las cripto se asocian básicamente al envío de remesas. Pero en la Argentina, concluye Cunha, “las stablecoins (criptomonedas de valor atado a otro activo, a menudo el dólar) son muy importantes como estrategia defensiva contra el cambiante valor de su moneda”.
En contraste lo que sucede en países como El Salvador, que confirió al Bitcoin carácter de moneda de curso forzoso, los países desarrollados y los entes multilaterales siguen advirtiendo sobre los peligros de las criptomonedas. El FMI dijo que el Bitcoin podría socavar la “estabilidad macroeconómica” de El Salvador y exponerlo a un amplio rango de actividades ilícitas, el regulador financiero del Reino Unido alertó que quienes inviertan en cripto “deben estar dispuestos a perder todo su dinero” y el comité de Basilea de regulación bancaria alertó que el crecimiento de criptoactivos y servicios relacionados aumenta los riesgos bancarios, incluida la posibilidad de fraude, hackeo y financiamiento al terrorismo”.
Es el exacto opuesto de lo sucedido en Zimbabwe, que en 2018 prohibió a los bancos realizar transacciones en criptomonedas, pero ahora prepara una reforma para permitirlas. Zimbabwe es otro de los países que integran, junto a la Argentina, Nigeria y Venezuela, el Top 10 de monedas que más se devaluaron a lo largo de este año.