Según el ránking anual de competitividad del World Economic Forum, la Argentina ocupa este año el puesto 92´ entre 137 economías, que representan a su vez el 98% del PBI mundial. En el podio están Suiza, Estados Unidos y Singapur. Después de cuatro años, nuestro país vuelve a estar entre los 100 más competitivos, y es el que más posiciones escaló en la región.
Luego de cuatro años, la Argentina volvió al top 100 de países más competitivos elaborado por el World Economic Forum (WEF), ubicándose en el puesto 92´ global, y en el 12´ entre 20 países de Latinoamérica y el Caribe. Como todos los años, el reporte analizó la competitividad de 137 economías que suman el 98% del PBI mundial en base a indicadores como fortaleza de las instituciones, eficiencia del gasto público, nivel educativo, desarrollo del mercado financiero e innovación, entre otros.
Liderado por Suiza, y seguido por los Estados Unidos y Singapur como las tres economías más competitivas del mundo, el «Global Competitiveness Report» califica a los países en base a una escala que va del 1 al 7, de menor a mayor competitividad. Para elaborar el reporte, el WEF recurre tanto a datos de organismos internacionales (Banco Mundial, FMI, Unesco, OMS), como a encuestas a empresarios.
La Argentina obtuvo este año 3,95 puntos. De este modo «escaló 12 lugares respecto del reporte anterior y volvió a ubicarse en el top 100 luego de cuatro años», destacaron Carlos Belloni y Eduardo Fracchia, economistas del IAE Business School, a cargo del análisis de los datos locales del reporte. «Fue el país de la región que más posiciones escaló, fundamentalmente debido a mejoras en los ejes de confianza en las instituciones e innovación», detallaron los economistas.
Los factores «tamaño de mercado», seguido por la educación superior; salud; educación primaria y disponibilidad tecnológica fueron los mejor ponderados, mientras que el rendimiento del país sigue bajo en eficiencia de los mercados de bienes y laboral; entorno macroeconómico y desarrollo del mercado financiero.
El informe también hace referencia a los problemas que dificultan hacer negocios en la Argentina. Al igual que el año pasado, los dos principales son la inflación (mencionada por el 20,7% de los encuestados) y la presión impositiva (20,2%). En tanto, el reporte también permite diferenciar a los países en tres grupos: en el primero es el de «desarrollo impulsado por los factores», en el que se ubican las economías apuntaladas por sus recursos naturales y el trabajo de baja cualificación; en el segundo grupo están los países de «desarrollo impulsado por la eficiencia», cuya competitividad depende de un mejor nivel educativo y un funcionamiento correcto de los mercados laborales y financieros. Finalmente, están las economías «impulsadas por la innovación», en las que se observan niveles salariales que requieren que estos países compitan con productos y servicios nuevos y únicos.
En base a esta calificación, el WEF ubica a la Argentina como un país «en transición de la segunda fase de eficiencia a la tercera de desarrollo basado en la innovación».
En cuanto a las perspectivas futuras para un próximo informe, Fracchia y Belloni destacaron que «el cambio de ciclo político y la nueva orientación de Economía generaron un impacto positivo en los empresarios y ejecutivos que se desempeñan en nuestro país». Por otra parte, «a medida que el gobierno implemente las reformas laborales e impositivas prometidas, el país irá mejorando en competitividad», concluyeron los analistas.