Centro al área. Lo acontecido desde el sábado pasado no hace otra cosa que pintar la esquizofrenia que se vivirá en esta tribu a la que llamamos Argentina hasta que culminen nuestras eternas y benditas elecciones. Lo cierto es que muchos analistas vaticinaban una muy cruel apertura para bonos y acciones argentinas a inicios de esta semana y Wall Street respondió exactamente al revés. Lo que originalmente se pintaba como un “misil K”, terminó siendo un pequeño petardo lleno de humedad que sólo contaminó la apertura del lunes hasta el mediodía para dar lugar a un exuberante rally de martes.
Algunos dicen que esta “renovada versión K” es mucho más razonable y elimina al cisne negro como escenario potencial, yo no compro este argumento en ninguna circunstancia, si sos K no podés convertirte en otra cosa, la moderación no forma parte del menú K. Otros por el contrario opinan que esta movida salió mal, que el kirchnerismo dio una voluptuosa muestra de debilidad lo cual también aleja al cisne negro K como escenario potencial.
Es irrelevante por el momento cuál de los dos argumentos es el correcto, lo interesante es que estas dos explicaciones alternativas conducen al mismo lugar: por el bien de todos, desde afuera comienzan a olfatear que quizá Argentina se mueva mucho más hacia el centro dejando de lado los extremos y esto no hace otra cosa que bajarle las chances a una crisis pre o poselectoral en la que perderíamos todos. Obviamente que nada es definitivo, obviamente que el cisne negro puede aparecer en cualquier momento en especial a la luz de lo que haga el peronismo “no K” si es que realmente existe una diferencia entre ambos. También es cierto que el riesgo pais de Argentina se ha ido tan a las nubes que cualquier indicio de normalización puede generar en muy pocos días un agresivo rally de bonos y acciones argentinas.
A partir del sábado, ¿se vendrá finalmente la deskirchnerizacion de los activos argentinos? A partir del sábado, ¿hubo realmente un abrupto cambio de parámetros en riesgo argentino basado en la noción de todos los bloques convergiendo más hacia un centro menos extremista? ¿O todo esto será otro verso mas y barajaremos todo de nuevo en un par de días?
Cuantificando. El viernes pasado el Credit Default a un año de Argentina cerró en 1777 puntos. Al cierre de ayer, ya cotizaba en 1478 puntos o sea, una contracción de spread de 300 puntos básicos, lo cual es un movimiento enorme. Al mismo tiempo, el CDS a 2 años cotizaba el viernes en 1645 puntos cuando ayer lo hizo en 1435 o sea, una contracción enorme de 210 puntos. Y finalmente, el CDS de 5 años, el que mas se usa para especular cerró el viernes en 1246 puntos cuando ayer lo hizo en 1123 o sea, 123 puntos de colapso. Las acciones hicieron lo dólar propio y el tipo de cambio mostró una clara tendencia del peso apreciando contra el dólar. De esta forma, en las tres dimensiones de riesgo, bonos, acciones y moneda, Argentina comenzó a operar esta semana de una forma totalmente distinta a como lo venía haciendo desde febrero de este año.
Nada es definitivo en el principado. No olvidar sin embargo, que esto es Peronia, por lo que cualquier cosa podrá ser posible hasta octubre. El tiempo dirá si el espacio de Alberto Fernández puede traccionar a algún peronista emblemático que traiga consigo votos no K y sobrevivan al traspaso. Habrá que ver también cómo mueve las fichas Cambiemos que hasta ahora está en una posición de observador pasivo. El tiempo dirá si el radicalismo culmina en Cambiemos y si algún personaje del peronismo federal se acerca. La conclusión de hoy miércoles es que lo del sábado solo es una ficha en lo que será una larga secuencia de idas y vueltas que nos irán relatando cómo se definen las alianzas para el 12 de junio, los candidatos para el 22 de junio y después la acción en Las Paso y todo lo que sigue.
Sin consensos básicos, la gobernabilidad poselectoral de la Argentina será imposible. Queda claro que el país de hoy está tan rota que para sanar necesitará un gobierno muy amplio de consenso. No sólo importa ganar la elección sino a la vez, asegurar gobernabilidad. De esta forma, mi sensación es que la antagonía M vs K, persistirá invariablemente pero a la vez hacia ambos lados de la ecuación se le irán agregando complementos no partidarios siendo probablemente el peronismo federal el que tenga la palabra más fuerte como definidor del pleito.
Lo que sugiere lo acontecido del sábado a la fecha es que con esta decisión, el kirchnerismo revela que su posición no era ni cerca de lo dominante que intentaban pintarlo algunas encuestas. De una u otra forma, la movida del mundo K lleva a la Argentina aparentemente hacia un centro, no por convicción sino por obligación y supervivencia. El club K no tiene el consenso necesario para ganar en versión pura como en 2011 con el 54%. Cambiemos lo sabe y lo está haciendo mover primero.
¿Y si la sorpresa la da Macri? Lo interesante de todo esto es que si el mercado internacional comienza a descontar una país más normal y predecible, la macroeconomía comenzará a desinfectarse del virus K. Menor presión cambiaria significaría un BCRA con mayor flexibilidad para bajar tasas nominales. Menor presión cambiaria significaría expectativas de inflación decrecientes a futuro y por lo tanto, inflación real bajando también.
Este combo de una economía sacándose de la mochila al virus K jugaría muy a favor de un Cambiemos que desde abril del 2018 no ha parado de dar malas noticias. Quizá el mercado haya hecho piso la semana anterior, quizá le comience a cambiar el viento a Cambiemos, quizá el verdadero shock no venga desde Cristina Kirchner sino desde un Cambiemos que en estos días puede romper para bien todo el mapa electoral y cuando digo eso pienso en Córdoba.