Como los chicos que se ponen ansiosos por llegar a destino y, entonces, sentados en el asiento de atrás en medio de la ruta empiezan a repiquetear la bendita pregunta: ¿cuándo llegamos?, así se preguntan hoy varios funcionarios del Gobierno y les preguntan a ellos, a su vez, varios empresarios cuando los visitan respecto de la reactivación fuerte, robusta y estable que no asoma con fuerza.
Por supuesto que todo depende de quién mire la foto pero también es cierto lo que dice el refrán: «El que espera, desespera». Hay señales claras en algunos sectores pero no son masivas.
Tres ejemplos alentadores:
-Juan Vaquer, presidente de Dupont, consideró que en el área vinculada a la industria comenzaron a darse este mes muestras rotundas de reactivación que hace sólo tres meses no existían. Además todo lo vinculado con la agroindustria sigue volando.
-El empresario portuario Roberto Murchison (h) afirmó que «en el puerto se ve una economía que ya arrancó» en cuanto al movimiento generalizado.
-En la Cámara de la Construcción, festejan que los indicadores de actividad siguen ascendiendo (aunque también la lista de asociadas salpicadas por el caso Odebrecht).
Ahora otros tres ejemplos:
-Según explicó el ex ministro Roberto Lavagna a Radio Mitre, el rojo entre Nación, Provincias y municipios ya equivale al 8% del PBI y estimó que si bien el empleo mejoró aún está unos 43.000 puestos de trabajo por debajo del año pasado. En cambio, para el Gobierno, se cumplirá la meta del 4,5% en el déficit porque éste bajará en el segundo semestre. Fuentes financieras internacionales manejan otros cálculos. En una oficina que sugiere inversiones en Berlín ven que el gasto primario no cede a pesar del traslado al privado por el recorte de subsidios con lo cual el gasto real continúa creciendo debido al costo y volumen de las Lebacs/Pases. Sin contar el blanqueo histórico, en el primer cuatrimestre el rojo primario creció 77%., según esa visión.
Sin duda, desde la perspectiva del sector privado también se pregunta por sus costos y se preguntan si falta mucho para desinflar la mochila. Un capítulo clave es el costo de la energía y en ese sentido Vaca Muerta, la vedette. Para el ex secretario de Energía Daniel Montamat Vaca Muerta es la oportunidad que tiene la Argentina para ir, por una vez en su historia, en igual sentido que las tendencias mundiales y no a contrapelo, como ocurrió hasta ahora. Es decir, la posibilidad de impulsar una transición entre la exploración convencional y la diversificación energética. Vaca Muerta es un 77% gas y en un 23% petróleo por eso la abundancia de gas generaría una base sólida para el desarrollo del país porque se podrá exportar gas y autoabastecer a la Argentina; en especial al sector fabril que accedería entonces a tarifas más competitivas y bajaría sus costos de producción.
Detrás de ese negocio ya están YPF, que busca socios y financiamiento; Shell; Exxon; Tecpetrol y Panamerican Energy. También en Vaca Muerta, la infraestructura es fundamental. En el Gobierno tomaron nota y se entusiasman con la obra pública y desde el Ministerio de Transporte que conduce Guillermo Dietrich, aseguran que sólo por Vialidad se construirán 2800 kilómetros de rutas que generarían en 4 años unos 100.000 puestos de trabajo directos.
¿Cuándo llegamos a la meta? Es la inquietud que llega bien alto en el círculo de poder. No fue casual que el jefe de Gabinete, Marcos Peña, reconociera por primera vez en la conferencia de prensa donde anunció la renuncia de la canciller Susana Malcorra, que «las metas de inflación del Banco Central no son pronósticos». Ayer justamente Peña y el ministro de Hacienda, Nicolás Dujovne, (quien dice ver un bosque) se reunieron con parte de sus equipos técnicos para evaluar (y sincerar sólo puertas adentro) que los números de la economía no vendrían como espera el Gobierno. Por ejemplo, la industria seguiría golpeada porque el sector automotriz no logra poner segunda y su peso en el total es del 40%.
Con este contexto ayer se coronó finalmente al nuevo presidente de la Unión Industrial, Miguel Acevedo (AGD), con una mesa chica de imprescindibles para su futura gestión como los vicepresidentes Luis Betnaza (Techint); Daniel Funes de Rioja (Copal) y Adrián Kaufmann Brea (Arcor), su antecesor.
En la mesa chica de la central fabril hubo cambios visibles: Juan Carlos Sacco (gráficos) quien sumó enemigos a lo largo de estos años con sus valores y sus modos quedó afuera; e Ignacio de Mendigueren (indumentaria), titular de la Comisión de Industria de Diputados y referente del Frente Renovador, quedó en un puesto muy secundario para su perfil industrialista. Finalmente triunfó la línea que sostenía que hoy “el Vasco” es más político que industrial aunque en sus orígenes las UIA haya sido fundada, entre otros, por un senador.