En las últimas semanas, la brecha cambiaria le dio un respiro al Central, que aceleró la devaluación del tipo de cambio oficial. Anticipan lo que se viene
Luego de un año difícil, el Gobierno llegó finalmente a diciembre con cierta estabilidad cambiaria. Tras varios picos de volatilidad en los dólares paralelos -con un máximo en octubre- y medidas que fueron en varios sentidos, incluso al punto de anularse entre sí, la brecha cambiaria se estabilizó.
Pese a la relativa calma, la dimensión de la brecha continúa preocupando a los expertos, dado que se encuentra en torno al 80%. El Banco Central (BCRA), por su parte, parece haber tomado nota y empezó a cerrar la brecha «por abajo», deslizando el tipo de cambio a una velocidad mayor durante noviembre.
A diferencia de los meses anteriores, donde el dólar oficial se movió entre 2,6% y 2,8%, en noviembre ganó 3,8%, en línea con el dato de inflación de octubre. Precisamente, parecería la dinámica inflacionaria apuró al Central a devaluar el tipo de cambio oficial.
«En los últimos meses, la inflación estaba anestesiada por factores transitorios debido a la pandemia. Eso generó que el BCRA, con un movimiento de crawling peg (micro devaluaciones) todos los meses pudiera mayormente alinear sin demasiado costo la devaluación del tipo de cambio oficial, la tasa de interés que remunera el ahorro en pesos y la de inflación», recordó Martín Vauthier, director de Eco Go.
Y agregó: «Ahora, esos factores transitorios que anestesiaron a la inflación se están yendo y la política económica enfrenta el dilema de convalidar este aumento de la inflación con una suba de la tasa de interés en pesos y un mayor ritmo de deslizamiento del tipo de cambio oficial».
En ese sentido, Vauthier consideró que, en el corto plazo, la estrategia de alinear esas tres variables se puede manejar, incluso con el bajo nivel de reservas actual. Sin embargo, de cara a los próximos meses, «no es una estrategia estable si no se logra avanzar en una reversión en las expectativas» a la que se llegaría con un programa económico, con ejes en lo fiscal y monetario.
Dólar: ¿Qué esperan para el cierre del año?
De cara a este último mes del año, los especialistas esperan que se repita la misma dinámica de los últimos meses. «Diciembre, en general, era un mes de demanda de divisas porque las empresas giraban dividendos pero ahora no las están dejando. Supongo que las que realmente necesiten hacerlo tendrán que ir por el contado con liquidación», afirmó Claudio García, de PR Corredores de Cambio.
Con respecto al precio, el operador hizo referencia a la mayor devaluación que convalidó el BCRA y afirmó que espera que la cotización continúe en ascenso.
Por su parte, Francisco Díaz Mayer, de ABC Mercado de Cambios, coincidió en las expectativas. «En noviembre terminamos en un 3,8% de devaluación. Creo que vamos a seguir con la misma tónica, no creo que lo suelten o lo dejen correr más. En noviembre le dio un poquito más de impulso, quizá este mes esté más o menos en el mismo porcentaje pero no lo veo haciendo movimientos mucho más fuertes para arriba», sostuvo.
En cuanto al dólar blue, García apuntó que la cotización de los últimos días, en torno a los $155, parece ser el piso de cara a diciembre. «Este año mucha gente no se va a ir de vacaciones, puede llegar a haber un excedente de pesos por el pago del aguinaldo, así que probablemente haya demanda por el lado del paralelo», especuló.
«Puede ser que para después de mediados de mes empiece a haber un poco más de interés en el blue», acordó otro operador.
Un mes con muchos pesos
Los analistas coinciden en que diciembre es un mes con alta demanda de pesos, generalmente impulsada por el pago de aguinaldos y los gastos de cara a las fiestas y la temporada de verano.
En ese sentido, creen que el apetito por la dolarización podría tomarse un breve respiro, lo que ayudaría a descomprimir la brecha cambiaria.
«Es sabido que diciembre posee una alta estacionalidad en la demanda de dinero. Un reflejo de la preferencia por los pesos hacia fin de año es la variación del tipo de cambio. Lo que se puede ver es que, en los últimos 17 años, diciembre es el mes en el cual el dólar contado con liqui menos sube», refirió un informe de GMA Capital.
Y puntualizó que la media arroja que el dólar financiero «cayó 0,7% en el doceavo mes entre 2003 y 2019». «Este hecho estadístico podría dar un poco de aire y margen de maniobra a la economía, luego del ‘asedio cambiario’ que registró durante buena parte del año», consideró el reporte.
No obstante, GMA destacó que ese efecto estacional podría tener un impacto acotado debido a que la actividad económica no se recuperó del todo y se está dando a un ritmo muy lento. Por ello, alertó que la demanda de pesos podría «no tener la fuerza suficiente en el corto plazo».
Desde julio, el BCRA vendió en el mercado oficial más de u$s4.700 millones de sus reservas, en un intento de abastecer la demanda y sostener el nivel del tipo de cambio mientras la brecha se escapaba.
Si bien en noviembre logró moderar la salida, igualmente se desprendió de unos u$s280 millones. En ese marco, Díaz Mayer consideró que una mayor necesidad de pesos solamente ayudará a morigerar la sangría de divisas del BCRA.
«La realidad es que diciembre es un mes con demanda de pesos pero hay tantos dando vueltas que no sé cuántos más dólares tendrán que vender los exportadores. Probablemente vendan un poco más pero eso lo aprovechará el Central para comprar o para vender menos», opinó.
Un problema que se pospone
La contracara de la alta demanda de pesos de diciembre es la baja necesidad de los mismos en enero y febrero. Ese fenómeno podría ayudar al BCRA a aspirar parte del excedente monetario durante el verano siempre y cuando la tasa en moneda local sea atractiva. De lo contrario, el apetito por dolarizarse puede recrudecer.
«Es un punto a seguir lo que pase con los pesos que se vuelcan a la economía una vez que la suba en la demanda de pesos se revierta, a partir de mediados de enero», recalcó Vauthier.
«La menor demanda transaccional de pesos a partir de la segunda quincena de enero hace que sea ‘más fácil’ retirar pesos con una tasa más baja. Pero el riesgo es que esos pesos en lugar de ir a activos en moneda local terminen en dólar si se fuerza la baja de tasas o si va demasiado rápido», explicó el economista.
Y recordó que en los últimos años ocurrió varias veces que el BCRA, bajo distintas gestiones, cayó en lo que se conoce como «La trampa de febrero». Esto es, acelerar la baja de tasas en la segunda parte de enero o principios de febrero por la caída en la demanda de pesos. Al forzar esa reducción, la presión vuelve a estar sobre el dólar.
Por ello, Vauthier resaltó que es fundamental lograr una sólida demanda de activos en moneda doméstica, para lo que es necesario «revertir expectativas, bajar el riesgo país y encarar el desequilibrio monetario y cambiario con un programa creíble».