Así lo sostuvo la consultora KPMG, que dijo además que "Argentina es uno de los países de la región que más vincula su nivel de inversión con la retención de utilidades, dejando relegada la financiación en los bancos o en el mercado de capitales".
La consultora KPMG indicó que "el sistema financiero es poco funcional para el desarrollo de la Argentina", y recomendó "no depender de los estímulos cambiarios para impulsar la inversión.
En un informe, KPMG sostuvo que "un sistema pequeño como el nuestro, aún saludable y en crecimiento, resulta poco funcional a la economía de un país, y mucho más teniendo en cuenta todos los desafíos en materia de desarrollo que Argentina tiene por delante".
"La Argentina es uno de los países de la región que más vincula su nivel de inversión con la retención de utilidades, dejando relegada la financiación en los bancos o en el mercado de capitales", afirmó Ricardo De Lellis, director de KPMG. "Esto se produjo en el marco de un fuerte incremento de la participación de las ganancias empresariales (y un decrecimiento de la participación de la masa salarial) en el producto interno, que fue consecuencia directa de la depreciación de la moneda", explicó.
El documento explica que "en adelante debe discutirse si realmente los estímulos cambiarios tienen que modificarse para impulsar nuevamente la inversión, pero no hay dudas que no puede dependerse sólo de esta variable por mucho tiempo. Demanda y oferta de crédito deben ir acompañadas, sabiendo que distintos focos de incertidumbre afectan a ambas por igual".
El informe titulado "Bancos, mercado de capitales y recursos propios: el financiamiento del sector productivo privado" detalla que esta estrategia "resultó muy exitosa para recuperar rápidamente los niveles de empleo y reducir los niveles de pobreza" pero remarcó que "también fue testigo de la paradoja de alto crecimiento real y bajos niveles de crédito".
El documento indicó que, desde la crisis de 2001, casi 11.000 PyMEs accedieron al mercado de capitales para financiar parte de su actividad, y desde 2011, gran parte del financiamiento a ese sector se canalizó a los inversores (incluyendo inversores institucionales como el Fondo de Garantía de Sustentabilidad) a través de fondos comunes de inversión (FCI) PyME).
A su vez, señaló que "en los años inmediatos post crisis, la inversión se financió con recursos propios" "En 2003, la inversión en términos reales creció un 40%, en tanto que el financiamiento se retrajo un 20% en relación con la inversión. En los dos años siguientes, la inversión también creció de la mano del excedente de rentabilidad, en el marco de un tipo de cambio todavía alto, y a espaldas del financiamiento bancario y del mercado de capitales", sostuvo.
Así, el documento puntualiza que "la tendencia decreciente de la inversión en estos diez años, más allá de la volatilidad dictada por el ciclo económico, estuvo en línea con la apreciación del tipo de cambio real multilateral, en línea con la hipótesis de que no se evidenció un cambio en la matriz de financiamiento: la demanda y la oferta de crédito no llegaron cuando se alejó la rentabilidad extraordinaria". "En todos estos años, el financiamiento nunca superó el 20% de la inversión bruta fija", resaltó.
Por otra parte, indicó que la capitalización bursátil de las empresas locales, después de alcanzar un pico post-crisis de 27% del PBI en 2003 y 2004, se encuentra actualmente en el orden del 8% del PBI, con un free float (porcentaje que se comercia en la Bolsa de Buenos Aires) promedio apenas arriba del 30%.
"La desvalorización de las empresas es realmente llamativa y pudo haber tenido que ver con la reducción de las tasas de crecimiento de la inversión y con la apreciación del tipo de cambio real, la cual reduce el valor de las empresas con un gran componente de comercio exterior o que compiten con bienes importados", concluye el informe.