Según un informe de la Sociedad Rural Argentina (SRA), la eliminación de los cepos al agro mejoraron la rentabilidad del sector y beneficiaron a la economía argentina
La primera cosecha sin impuestos a las exportaciones de trigo, girasol y maíz y la baja en 5 puntos al complejo sojero fueron protagonistas de un informe elaborado por la Sociedad Rural Argentina (SRA). El objetivo del documento fue analizar las consecuencias que en el sector tuvieron la quita de las retenciones al agro que había impuesto el kirchnerismo durante los últimos años, causando una fuerte retracción en casi todas las ramas de este sector.
Además, se buscó obtener datos sobre si esa menor carga tributaria, sumada a la unificación del tipo de cambio, había afectado la recaudación impositiva del Estado. Según el documento, los resultados de este nuevo escenario fueron aumento de la producción e incremento en la recaudación del impuesto a las Ganancias, aun cuando el mercado internacional se mostró menos demandante y provocó la baja de los precios internacionales de las materias primas.
Por lo menos así se asegura en algunos de los párrafos del informe realizado por el Instituto de Estudios Económicos y Negociaciones Internacionales (IEEyNI) de la Sociedad Rural Argentina (SRA). No es casual la difusión del documento en momentos en los cuales está próxima a concluir el ciclo agrícola 2016/17 que se desarrolló con nuevas reglas para el sector.
En este sentido, el documento que lleva la firma del presidente de SRA, Luis Etchevehere, afirma que los ingresos fiscales de la Nación no se vieron afectados por la quita de las retenciones granarias y consignó que las medidas adoptadas desde diciembre de 2015 «representan un beneficio mayor» en materia económica para la Argentina.
Se aseguró también que «el Estado no perdió ingresos con la quita de derechos de exportación a los granos» y que, por el contrario, al comenzarse a igualar las condiciones del campo con las del resto de los sectores de la economía argentina, «aumentó la producción, se generó mayor demanda de insumos, de viajes de camión, de compra de maquinaria agrícola, y un incremento en el comercio». En el documento se explica que «lejos de afectar al fisco, la medida incentivó la producción de trigo, girasol, maíz y soja, que apunta a que crecerá un 18% respecto de la campaña 2014-2015».
También se indicó que «eliminadas las retenciones del trigo, girasol y maíz, y reducida en cinco puntos para la soja, el ingreso a las arcas del Estado por este tributo se compensó en un 97,5%», tras consignarse ingresos fiscales por u$s 7093 millones.
La SRA comentó que el aumento de la producción granaria en el período evaluado «va a significar un diferencial de ingresos por Ganancias de u$s 1378 millones», al tiempo que las retenciones que hoy sigue pagando la soja son de u$s 5.715 millones. Por ello, Etchevehere manifestó que «ocurrió lo que decíamos, que las retenciones eran un desincentivo para la producción y que eliminarlas representaba un beneficio mayor para el país», y manifestó que «el Estado no perdió ingresos por la medida».
La quita de las retenciones, según explicó el directivo, permitió «igualar las condiciones del campo con las del resto de los sectores de la economía argentina». Se enumeraron las ventajas logradas por varios sectores vinculados al funcionamiento del agro.
Un ejemplo es el de la venta de maquinaria agrícola, que aumentó su facturación en 104% en 2016. Otro caso es el del consumo de fertilizantes que fue un 46% más alto. Además se recordó que en el último trimestre de 2016, el campo generó 25.000 puestos de trabajo.