La estabilidad hasta noviembre dependerá en gran medida de la efectividad de las estrategias implementadas y de la confianza del mercado en la capacidad del Gobierno para equilibrar la política monetaria y cambiaria, advierten los especialistas
En las últimas semanas, el equipo económico intensificó sus esfuerzos para endurecer la política monetaria con el fin de abordar el creciente desajuste en la brecha cambiaria y un flujo de divisas menor al esperado. Un ejemplo de ello es lo que se anunció en la noche de este martes sobre la flexibilización del cepo.
A esto se suma una proyección negativa del Banco Central para el tercer trimestre, que añade incertidumbre sobre la capacidad del Gobierno para cumplir con los vencimientos de deuda, tal como informó Ámbito. «La gran incógnita es si las recientes modificaciones podrán asegurar la estabilidad económica hasta el inicio de la liquidación de la cosecha fina en noviembre», plantea un informe de Analytica Consultora.
En el último mes, «la brecha cambiaria contra el CCL alcanzó un promedio del 45%, lo que representa un aumento significativo respecto al 30% registrado en mayo», sostiene el documento. Además, el saldo comprador del Banco Central en el MULC se volvió negativo, con una diferencia de $47 millones. En respuesta, el 28 de junio se lanzó la Fase II de la política económica, eliminando los pases pasivos del Banco Central y reemplazándolos por Letras Fiscales de Liquidez del Tesoro (Lefis). «Esta medida provocó una caída en el mercado de deuda en pesos, aumentando la brecha cambiaria al 56% el 2 de julio y manteniéndola en un promedio del 53% en los días siguientes», a lo que se suma el desarme parcial del cepo.
Ante la débil reacción del mercado a estas medidas, el ministro de Economía, Luis Caputo, anunció que el Banco Central dejaría de emitir dinero para adquirir dólares en el MULC. Hasta el 16 de julio, esta emisión había incrementado la base monetaria en $12.4 billones, frente a un crecimiento total de $11.1 billones, sostiene Analytica. El superávit del Tesoro permitió reducir la base monetaria en $28.6 billones durante 2024. Con el dólar oficial mayorista y el CCL actuales, el 70% de las divisas generadas por el MULC se destinarán al mercado del CCL, con un aumento progresivo a medida que disminuya la brecha cambiaria.
Históricamente, el Banco Central ha intervenido vendiendo dólares para controlar el mercado cambiario. Ahora, se planea vender aproximadamente dos tercios de esas divisas en el mercado del CCL para reducir la emisión monetaria y aumentar la oferta de divisas, lo que debería presionar a la baja la brecha cambiaria. Sin embargo, esta estrategia también conlleva una menor acumulación de reservas internacionales. Actualmente, la brecha cambiaria se sitúa en alrededor del 42% contra el CCL.
La divergencia entre los stocks y flujos de pesos y dólares continúa siendo un reto para la política económica. Para evaluar la viabilidad a corto plazo de la estrategia cambiaria del gobierno, se analizan diversos indicadores clave con el fin de determinar si se podrá gestionar adecuadamente el segundo semestre de 2024 y el primer trimestre de 2025, hasta alcanzar un acuerdo con el FMI y una posible reestructuración de la deuda con bonistas privados.
La curva de futuros del dólar no ha mostrado cambios relevantes, lo que es considerado una señal positiva. Además, el porcentaje de ventas en el MULC también muestra signos alentadores.
Los indicadores analizados presentan una mezcla de señales
- Positivas: la curva de futuros del dólar no ha mostrado cambios relevantes, lo que es considerado una señal positiva. Además, el porcentaje de ventas en el MULC también muestra signos alentadores.
- Mixtas: la acumulación de inventarios y la competitividad agregada presentan señales mixtas, con preocupaciones sobre la acumulación de inventarios.
- Negativa: las exportaciones han crecido en valor debido al aumento en cantidades, pero los precios han disminuido. La baja en el volumen liquidado por el sector oleaginoso y cerealero, junto con los bajos precios internacionales, afecta negativamente al mercado cambiario. La brecha entre el dólar oficial y el dólar sojero sigue siendo un desafío para la sostenibilidad del régimen cambiario.
La reciente implementación de las LeFi muestra una preferencia por mecanismos “heterodoxos” de intervención en lugar de aumentar la tasa de interés. La intervención del Banco Central en el mercado de deuda, reflejada en un aumento significativo en el volumen operado, sugiere un esfuerzo por controlar la brecha cambiaria mediante el uso de reservas. La sostenibilidad de esta estrategia dependerá de la confianza del mercado, en la estabilidad de las cotizaciones del dólar y en la capacidad del gobierno para gestionar la economía en los próximos meses.