Pese a la recesión, las expectativas contra el peso juegan en contra del BCRA a la hora de quitarle presión a los precios. La gente busca desprenderse cada vez más de sus pesos
Que el Banco Central (BCRA) ponga su energía en financiar al fisco lo distrae de controlar la inflación. Pero la entidad monetaria hace una gran esterilización de los pesos que emite para el Tesoro y atrasa el tipo de cambio. Sin embargo, una parte de la dinámica de precios no está en sus manos, según los economistas consultados, y depende de la demanda de pesos de la gente o las expectativas de una inflación mayor.
“Buena parte de la dinámica inflacionaria local se independizó de la oferta monetaria (BCRA) y pasó a estar motorizada por un incremento de la velocidad de circulación de los medios de pagos denominados en pesos”, indicó un informe de la consultora Ledesma.
Para el economista Gabriel Caamaño Gómez, la tasa de inflación comienza a “estar más determinada por las expectativas de volatilidad macroeconómica de los agentes, que por el ritmo de emisión monetaria neta efectivamente propiciado por el BCRA”. Por lo que la entidad monetaria “comienza a correr detrás de la inflación y no por delante, que es lo normal y habitual”. Y agregó: “Sólo cuando hayamos recuperado el equilibrio fiscal o, al menos, estemos encaminados en ese sentido, podrá pensarse en avanzar en una corrección ordenada del Tipo de Cambio Real vía devaluación nominal”.
La pérdida de eficacia de la política monetaria se observa en la fuerte esterilización monetaria, ya que el año pasado la base monetaria creció 24% y lo que se emitió en diciembre pasado para el fisco fue retirado en las primeras licitaciones de Lebac de este año. En tanto, a pesar de la devaluación de los socios comerciales del país, el BCRA no mueve el tipo de cambio más de un 1% mensual. Como resultado, la economía está pagando el costo de una recesión, que tranquiliza el alza de precios. Pero la inflación esperada para este año no baja del 2% mensual.
Para Caamaño Gómez, las expectativas negativas de los argentinos se han traducido en una caída de la demanda de dinero: el M2 privado (circulante, cajas de ahorro y cuenta corriente) cayó 4,3% interanual. Y una baja del 3,8% en el M3, al los plazos fijos.
Para el economista Federico Muñoz, titular de la consultora con su nombre, la economía atraviesa una inflación inercial que requiere un plan de estabilización que juegue sobre las expectativas de la gente.
“Cuando uno ve esta situación de recesión, de dólar quieto y de ajuste monetario durante gran parte del año pasado, porque la base monetaria crecía por debajo de la inflación, y aún la inflación a duras penas baja del 2% mensual, ¿cómo se explica? El principal factor es la inflación inercial. Cuando la inflación se instala como fenómeno, tras nueve años con inflación de dos dígitos, se van instalando mecanismos transmisores del proceso inflacionario que hacen que cobre vida propia”, explicó. Uno de ellos son las demandas salariales de los sindicatos, que ponen como piso la inflación del año anterior.
“No lo veo demasiado preocupado al BCRA para atacar la inflación. La inflación inercial se detiene básicamente operando sobre las expectativas. Tenés que decir que vas a combatir la inflación y no solamente con (el programa) Precios Cuidados, que, al revés, las alimenta porque la estrategia es parcial y restringida”, agregó Muñoz.
Para la consultora de Miguel Angel Broda, el BCRA está esterilizando los pesos que emite para el fisco para controlar el dólar blue, más que para contener la inflación. “En el fondo, el BCRA no está convencido de que la inflación sea un fenómeno monetario”, dijo el economista Juan Manuel Pazos.
En su opinión, lo que permite esta inflación estructural del 25%, o que el alza de precios mensual sea equivalente al anual en EE.UU., es el déficit fiscal de 5 puntos del PBI que financia el Central. “El dinero de la financiación del déficit fiscal se absorbe a esa tasa de inflación”, dijo Pazos.