Los economistas destacan que, pese a que el dólar está más cerca del piso que del techo de la zona de no intervención, el índice de tipo de cambio real multilateral está en niveles adecuados.
Aunque el dólar coqueteó varias semanas con la parte baja de la zona de no intervención, los analistas afirman que el tipo de cambio real multilateral se encuentra en niveles competitivos.
El índice de tipo de cambio real multilateral (ITCRM) mide el precio relativo de los bienes y servicios de la economía argentina con respecto al de los de los principales 12 socios comerciales del país, en función del flujo de comercio de manufacturas. A medida que aumenta, genera mayor competitividad frente a la canasta de monedas.
La devaluación de 2018 hizo un trabajo notorio en ese sentido. En enero, el ITCRM promedió 115,8 con un dólar a $ 37,41. En el primer mes del año pasado, en cambio, con un tipo de cambio de $ 19,03, dicho indicador promediaba 93,1. Teniendo en cuenta los niveles actuales, los economistas descartan que se pueda dar, en el corto plazo, un nuevo episodio de atraso cambiario, aun cuando la cotización del dólar está más cerca del piso que del techo de la zona de no intervención.
Así lo resumió un informe de Federico Muñoz: «Con el tipo de cambio instalado en las inmediaciones de la banda inferior de la zona de no intervención y en un contexto de inflación inercial intensa, se escuchan voces preocupadas por la posible reedición de un retraso cambiario. Por el momento, esa preocupación nos parece -como mínimo- prematura».
«En lo que va de febrero, el Tipo de Cambio Real Multilateral que elabora el BCRA promedia un nivel de 116; 15% por debajo del nivel de septiembre pasado (cuando estaba en terreno de overshooting), pero todavía 53% por encima del registro mínimo de noviembre de 2015, previo al retiro del cepo», detalló.
Gabriel Zelpo, economista jefe de Elypsis, coincidió en el potencial efecto sobre precios: «En este escenario, intentar de mejorar la competitividad mediante devaluación de la moneda solamente podría despertar mayor presión inflacionaria y generar una pérdida de esa competitividad en un plazo relativamente corto», opinó.
«El tipo de cambio real y los precios internacionales de los principales productos de economías regionales se encuentran actualmente en un nivel semejante al de 2010, cuando las exportaciones avanzaban a buen ritmo. De hecho, en 2011 se logró el máximo de ingreso de dólares por ventas al exterior», destacó Jorge Day, del Instituto de Estudios sobre la Realidad Argentina y Latinoamericana (Ieral), perteneciente a Fundación Mediterránea. El informe aclaró que, pese a la competitividad del tipo de cambio, las economías regionales tienen problemas por su dependencia en el mercado interno y otros costos, como la presión fiscal.
En la misma línea, Muñoz dijo que el tipo de cambio real «dista de estar entre las preocupaciones centrales para los responsables de la política económica». «Con el piso de la banda inferior de la zona de no intervención actualizándose al 2% mensual y con la inflación moderándose, no creemos que al tipo de cambio real le quede mucho recorrido bajista. Además, es muy probable que presenciemos un repunte en la dolarización de carteras al ingresar de lleno en la campaña electoral», estimó.
No obstante, Zelpo mencionó un caso en el que podría necesitarse un dólar más alto: «Este tipo de cambio es consistente con déficit de cuenta corriente de 1,5% promedio, que es sostenible en relación a las posibilidades de crecimiento económico de largo plazo. Ahora bien, el problema de la balanza de pagos es que está muy cargada de vencimientos en la parte corta, por los desembolsos que habrá que hacer al FMI. Eso puede llevar a que eventualmente necesitemos un mejor resultado de cuenta corriente con más ahorro para pagarlo y para eso se necesitaría un tipo de cambio más alto. De todos modos, ese no es nuestro escenario base».