A pesar de la extensión a todo el complejo exportador la suba del dólar licuó el componente en moneda local y la caída de los precios internacionales de la soja afecta los ingresos
La recaudación es un pilar fundamental para la supervivencia del Estado y el cobro de los derechos de exportación es el corazón de la política llevada adelante para alcanzar el déficit cero. Pero «el peor de los impuestos» como lo definió el presidente Mauricio Macri, a pesar de su impopularidad, tampoco resolvió los temas fiscales como se esperaba para este año.
La devaluación impactó en la mecánica del precio fijo en pesos por cada dólar ($ 4 por u$s 1) pautado para estos derechos, lo que determinó su licuación. Pero además, como se observó en abril, la caída de precios internacionales está determinando menor recaudación.
Cuando el Gobierno presentó el Presupuesto 2019 determinó que las nuevas retenciones serían una de las fuentes para el déficit cero, extendiendo a todo el complejo exportador el impuesto para compensar la caída de ingresos por la baja de otros impuestos ya que comenzaba a aplicarse el Consenso Fiscal.
Sin embargo, en el primer cuatrimestre, los ingresos por retenciones mostraron un dinamismo inferior al esperado, muy por debajo del promedio 2003-2017.
Un informe del Instituto Argentino de Análisis Fiscal (Iaraf) pone en duda la fortaleza de este recurso para 2019. En el Presupuesto 2019 se estableció una recaudación por Derechos de Exportación de $ 440.010 millones. «Se observa que lo recaudado en el primer cuatrimestre sería 17,1% de dicho valor, lo que resultaría en el valor más bajo de los últimos 17 años para la participación del primer cuatrimestre en el año», señala el trabajo. El informe también considera una nueva estimación anual «en torno a los $ 360.000 millones», por lo que lo recaudado entre enero y abril significaría el 20,9% del total y sólo le ganaría al 2018, pero sería menor que los 16 años anteriores.
A la hora de explicar las razones por las que se observa la caída en los ingresos por el impuesto el Iaraf señala que la alícuota efectiva es «menor» a la presupuestada.
Para ejemplificarlo, explica que la alícuota efectiva al 23 de mayo de este año para el poroto de soja fue de 26,9%, cuando en septiembre de 2018 fue de 28,4%. Para el caso de los bienes industriales, el escenario es similar, la alícuota a esa fecha fue 6,6%, cuando el presupuesto presuponía una promedio de 7,8 por ciento.
Parte de esto se explica en la devaluación que licuó el monto fijo en pesos que se paga por cada dólar exportado (en soja es de $ 4) lo que significó que la alícuota efectiva sea menor. Además, se sumó que los precios internacionales cayeron. Según el Iaraf, están promedio «26% por debajo» que los últimos cuatro años de CFK.
La esperanza está puesta ahora en los volúmenes de una cosecha récord pero que, de todas formas, no lograría suplir el combo generado por la baja de los precios internacionales y la licuación consecuencia de la devaluación del peso. Frente a esto, el pilar basado en las retenciones para alcanzar el déficit cero comienza a, por lo menos, generar dudas sobre su estabilidad.