Es una de las principales apuestas de Martín Guzmán a partir del acuerdo con el FMI. A fines de 2020 se había reducir la distancia entre el tipo de cambio oficial y el contado con liquidación
Más allá de las tensiones políticas tras el anuncio de la firma del acuerdo con el FMI, el principal resultado del “principio de entendimiento” entre el equipo económico y el staff del organismo es una sensible disminución de la presión sobre el tipo de cambio. Ahora la expectativa del mercado está puesta en la brecha y la posibilidad que se produzca una reducción significativa respecto a los niveles actuales, hasta acercarse al 60% ó 70%.
El acercamiento al Fondo implicó volver a los “escenarios base” que se habían planteado en consultoras económicas y sociedades de Bolsa a principio de año. El acuerdo es visto como un “puente” que le permitiría al Gobierno transitar un 2022 mediocre en materia económica pero evitando al mismo tiempo un descontrol cambiario.
El propio Alberto Fernández reconoció luego de hacerse público el acercamiento con el FMI que si no se avanzaba con el anuncio hubiera tenido que decretar un feriado cambiario luego del fin de semana.
El comportamiento de las variables financieras en los últimos diez días permite sacar algunas conclusiones. Los bonos, por ejemplo, volvieron a la mediocridad previa al entendimiento Esto se debe a que los inversores están desencantados con las condiciones acordadas. El gradualismo para encarar la baja del déficit fiscal significa que sería casi imposible cumplir con el pago de la deuda a partir de los vencimientos de capital que caen a partir de 2025. Es decir que el acuerdo con el Fondo prácticamente descuenta una nueva reestructuración de la deuda, que sería mucho más agresiva que la definida por Martín Guzmán en septiembre de 2020, con alargamiento de plazos, baja de tasas de interés, pero sin quita de capital.
Las acciones siguen en su letargo, afectadas por la incertidumbre, las bajas expectativas de crecimiento y un contexto internacional que se complica para los mercados emergentes, a partir de la suba de tasas de interés que se avecina en los Estados Unidos.
El tipo de cambio, sin embargo, fue el que tuvo una evolución incluso mejor a la esperada a partir del avance con el Fondo. El contado con liquidación, que había rozado los $ 230 el día previo a que se conocieran las novedades, ayer cerró debajo de $ 219. Y el dólar libre que se había acercado a $ 224 a fin de enero finalizó en $ 114.
El dólar oficial se fue acelerando en enero y se acentuó la tendencia en el arranque de mes. El Central decidió aumentar el ritmo de depreciación diaria del peso a casi 3% mensual en en las primeras jornadas de febrero, lo que da un incremento anualizado del 41%.
Los economistas y consultores que participan del Relevamiento de Expectativa de Mercado del Central consideraron en la última encuesta que el dólar oficial llegará a $ 160 para fin de año. Es decir prácticamente evolucionaría al mismo ritmo que la inflación, que se proyecta en 55% para el año. En caso de cumplirse, al menos no se profundizaría el atraso cambiario en el que se incurrió peligrosamente el año pasado, cuando la inflación fue de 51% pero el tipo de cambio oficial apenas subió 25%.
En estas últimas jornadas comienza a vislumbrarse lo que puede ser la dinámica cambiaria de los próximos meses, o sea un dólar oficial que acelera y se acerca a la inflación, pero un “contado con liquidación” mucho más tranquilo. La brecha cambiaria se había acercado al 110% en medio de la incertidumbre sobre el acuerdo con el FMI, ahora cayó a niveles del 100% (oficial a $ 106 y dólar libre a $ 214).
Si se cumplen con las proyecciones de muchos analistas, esa brecha podría caer de manera bastante significativa, hasta niveles de 60% ó 70% a lo largo del año. La teoría es que el dólar libre o el contado con liquidación aumentarán bastante menor que la inflación, como ya sucedió el año pasado. Si el tipo de cambio oficial sube a $ 160, una brecha de 70% se llevaría al “contado con liqui” a no más de $ 270. Y si la distancia se reduce al 60% llegaría a $ 256.
Un acuerdo con el Fondo no solo calmaría las expectativas de un descontrol financiero. También aportaría Derechos Especiales de Giro para las reservas. Y a eso se suma la fuerte suba del precio de la soja, que se acerca a los USD 600 y aumentará el ingreso de dólares de la cosecha gruesa. Todos estos elementos deberían jugar a favor de una mayor estabilidad cambiaria, teniendo en cuenta que el dólar libre ya está muy por encima de los valores históricos para la Argentina.