Tuvo una reducción de casi 16 puntos porcentuales respecto a 2016, con expectativas también en baja para 2018. Para los analistas, el resultado en general «es bueno».
La inflación camina a cerrar el año en torno a 24,5%, de acuerdo a distintas estimaciones de consultoras y especialistas, una reducción de casi 16 puntos porcentuales respecto del 40% que se marcó en 2016 y con expectativas para 2018 también en baja, alrededor del 16,5%. La tendencia a la desaceleración del ritmo de avance del nivel general de precios es rescatado por analistas como el principal éxito de la política monetaria, aunque las dudas empiezan cuando se comparan los resultados con los objetivos. La cifra anual supera por 7 puntos porcentuales al techo de la meta de inflación para 2017, la inflación de fin de año está lejos incluso del objetivo informal del 1% mensual y esos desvíos aumentan los costos en materia de tasa, balance del Banco Central (BCRA) y atraso cambiario.
«En general, creo que el resultado es bueno, porque en un año en el que subiste tarifas y el dólar se movió poco pero se movió, terminaste con una inflación considerablemente a la del año pasado y equivalente a 2015, un año en el que planchaste al dólar y a las tarifas» dijo Gabriel Zelpo de Elypsis.
«A pesar de los desvíos de la meta y los objetivos intermedios, creo que la novedad es un BCRA creíble, que explica por sí sólo varios puntos de desinflación», coincidió Hernán Hirsch, de FyE Consult.
Una serie de inflación mensual armada con empalmes del IPC Indec GBA y el IPC de la Ciudad de Buenos Aires por Eco Go para paliar la falta de estadísticas fiables- muestra que en 2017 se transitó un camino desinflacionario. Al cierre de 2016 la inflación había acumulado un avance de 39,4% que en estos doce meses se moderó hasta un 24,4%, estimado. El resultado, visto así, es positivo incluso si se lo compara con el 27% de inflación que se estima marcó 2015.
Para lograr este recorrido, la tasa de interés de referencia que debutó este año -el centro del corredor de pases a 7 días- se movió 4 puntos al alza a lo largo del año. Pasó de 24,75% en enero al 28,75%, con sólo tres subas a lo largo del año: una en abril, otra en octubre y la última en noviembre.
Mismo movimiento mostró la tasa de la Lebac a un mes, de 24,75 a 28,75% en el año, aunque con un piso de 22,30% en marzo que el propio titular del BCRA, Federico Sturzenegger, ha lamentado como un relajamiento prematuro. La tasa de Lebac es la prueba de que las cosas no salieron exactamente como estaban planeadas: a fines de año pasado se esperaba que cerraran 2017 en 20%.
A los factores monetarios se le sumaron, además, saltos por encima de lo esperado en materia de tarifas. Sobre todo este mes de diciembre, pero también por ejemplo con el alza del 8% de combustibles de octubre.
El acuerdo entre los analistas es que las metas de inflación fueron demasiado ambiciosas y que, aunque ello no impidió que el BCRA lograra fijar un camino descendente para la inflación, si causó que se pagaran costos extra en materia de tasas, tipo de cambio y déficit cuasifiscal (el del BCRA).
«En materia de costos, una tasa más alta de la que esperabas es atraso del tipo de cambio real, esfuerzos para el BCRA y tasas altas para el sector privado», señala Furiase.
En cuanto al esfuerzo que hizo el balance del BCRA, se puede mencionar que la política de esterilización de liquidez por parte del Central llevó el stock de Lebac de $ 663.000 millones de diciembre de 2016 a $ 1,16 billón de pesos al pasado 18 de diciembre. Hasta noviembre eso costó $ 116.000 millones en intereses.
Ese esfuerzo se hizo para esterilizar $ 250.000 millones de pesos que fueron emitidos por el ente monetario para adquirir u$s 15.000 millones que pasaron a engrosar sus reservas, hoy en niveles récord históricos superiores a los u$s 55.000 millones frente a los u$s 37.000 millones de un año atrás. Otros $ 130.000 millones se emitieron para financiar al fisco con adelantos transitorios y transferencias de utilidades, de acuerdo con la coordinación entre el Tesoro y el BCRA.
El dólar, mientras tanto, lastrado tanto por las tasas altas como por el ingreso de divisas de deuda, se movió apenas algo más de $ 2,20 hasta el viernes pasado (un 13%) para quedar en $ 18,34.
«Con metas más realistas se podría haber usado una tasa menor y tener un dólar más alto, que minimizara el déficit externo», dijo Zelpo. «Sin embargo, aunque ya las metas no sean representativas, todavía el mercado presta atención a previsiones de inflación que son a la baja», concluyó.
La meta de inflación para 2018 es del 10%, con un margen de error de dos puntos. Las expectativas de inflación relevadas por el BCRA están en 16,6%.